XII. Passata
Después de aquella locura de reunión, volví a la mesa un rato después, hablamos un poco todos, menos mi padre quien se había levantado de forma grosera de la mesa.

Eso causaba una gran vergüenza en mí, aunque todo el camino de vuelta a casa Nathaniel me juro que todo estaba bien… pero igual me sentía mal. Esa misma noche Nath y yo nos despedimos de un caluroso beso para que él después se fuera a su casa, muy a mi pesar, ya que tenía una reunión muy temprano al día siguiente.

Y yo continuaba corriendo por el parque mientras escuchaba música, fue en ese momento cuando recordé a una persona: Romy.

¿Qué habría sido de él?

Me debe de estar odiando por haberlo dejado tirado sin despedirme… Aunque tampoco me podía poner sentimental, solo fue un oral y nada más.

Cuando llego por fin a mi casa muerta del cansancio veo el auto parqueado de mi madre frente a mi casa.

—Hola, mami —la saludé cerrando la puerta detrás de mí.

—Ven, vamos a hablar.

Asentí confundida para después seguirla hasta
Lau Machado

Ahora tenemos la explicación de los demonios de Maeve y Nathaniel, eso explica muchas cosas ¿no?... Gracias por leer y compartir, los amo muchísimo. Nos leemos pronto.

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