Ya que ella no es ninguna damisela en apuros y a Ascher le encantaba ver cuándo no se dejaba pisotear, luego de una rato hablando cómodamente, Ascher voltea a su chica y la abraza por detrás dejándose llevar por los movimientos del yate como un vals de lado a lado.

Apoya su barbilla en su hombro y Holly gira un poco para besar su mejilla, él también voltea su rostro para verse y sentir aquel calor de su aliento fresco de menta, frotan su nariz con la suya y disfrutan del viento que sopla hacia ellos, si hubiera la forma de estar más juntos, no lo pensarían dos veces para quedarse como están.

—¡Congelados! —Los sorprende Ally.

—Oye, nosotros no estábamos jugando —se queja Ascher, también porque había interrumpido un momento romántico.

—Todos en el barco deben jugar, no veo a más niños aquí —se justifica Ally.

—Creí que jugabas a las traes —dijo Holly.

—Me aburrí. —Se encoge de hombros.

—Sera mejor que descongeles a los demás Ally, no querrás algún accidente por estar en el medio —advie