Aquel grupo comenzó a reunirse más seguido en la biblioteca para hacer exposiciones, por lo que me agradaba la idea de ver esos ojos verdaderamente similares al de un asiático todos esos días.
"Que buena suerte" pensé, pues ya no rondaría aburrida por la biblioteca sola con Omar a mi lado, el simple echo de verle cada mañana hacía mis días más alegres.
Era un chico particularmente algo apartado de los demás, ptenía pinta de chico malo que guardaba distancia sobre los demás, de carácter fuerte y con corazón de un líder. Pero la realidad era otra, sí era de pocos amigos pero cuando se acercaba a hablar con alguien y sonreía, contagiaba a todos.
Mi co
—¿Cómo es? ¿Lo conocemos?—curioseaban Anahí y Zare. Estaban intrigadas por saber quien era aquel primer Chico de la escuela que me había llamado la atención en este último año de preparatoria.—No creo que lo conozcan, es del turno matutino— respondí mientras me recargaba de espaldas sobre el barandal blanco y apoyaba mi pie mientras desviaba la mirada de ellas.—¿Y ya le dijiste que te gusta?—Por supuesto que no!— reproche enderezando mi espalda.— Ana! Sofía no es como tú— suelta Zarela esquivando su mirada. Su comentario había sido directo pero fingió.
Bajé por las escaleras con prisa, no podía sacar de mi cabeza el gesto de Zarela cunado me vio bajar, temía arrepentirme de lo que estaba apunto de hacer. Seguí bajando rápidamente para después chocar accidentalmente con Ricardo en mi camino.—¡Cuidado!— exclama frenando con delicadeza mientras toma de mis hombros.— Lo siento... soy muy torpe...—digo agitada.— No te preocupes— dice sonriendo e intenta seguir el paso pero le detengo.— Oye—digo mientras espero a que se de vuelta— ¿puedo preguntarte algo?—asintió —Eh... en realidad no es como tal una pregunta mas bien es una confesión—'
Los días pasaban y le iba a buscar cuando él salía de física. Iba en compañía de mis compañeros al taller de electricidad donde Ricardo hacia su servicio. Era raro y extraño a la vez, ya que cualquier chico o chica que se confiesa de esa manera, sale corriendo para no verle jamast, se oculta entre todos o finge que se encuentra ahí o peor aún espera a que esa persona la ignore portándose grosero con ella, lo cual para mi era falta de madurez.Había dos cosas que pasaban por mi mente; o no era verdadera atracción hacia él o simplemente era demasiado madura para afrontar aquello.Al igual que mis amigos, me sorprendí mucho al hablarle tan carismática como siempre y él siempre respondía amigablemente. Aunque c
Aquella tarde fue la mas lluviosa, algunos de mis compañeros jugaban fútbol entre la lluvia mientras que las mas delicadas se marchaban cubriéndose el maquillaje con sus mochilas.Las escuchaba quejarse y se reprimían lo mucho que odiaban la lluvia.Elia y yo aprovechamos el clima, y lo ocupamos a nuestro favor para poder quedarnos y esperar al profesor. Nos sentamos en las mesas anaranjadas que se encontraban frente a su aula, donde por primera vez le confesé a Nico mi atracción hacia el profesor.Pretendimos nos ser tan obvias y nos sentamos en la penúltima hilera ya que en la última la lluvia alcanzaba a mojar. El lugar estaba casi frente a el cuarto de los conserjes, a unos metros de un pequeño jardín que nos separaba de los baños.
Mi corazón buscaba una salida de emergencia, una y otra vez pasaba por mi mente"No es correcto"estos sentimientos me estaban matando,¿porque no podía gustarme uno un chico de mi edad? ¿Porque no podía encontrar a alguien que me hiciera sentir lo mismo que Chirs?Comenzaba a hacer cualquier cosa para poder verle, como olvidar el USB y volverme al salón para estrechar mi mano con la de él. Era un leve cosquilleo el que me hacia despegarme de él rápida y torpemente. Mi mano no podía permanecer sobre la de él mas de dos segundos por miedo a ser descubierta. Podía durar más tiempo bajo el agua atada de pies y manos que sostener su mano.Mi cabeza daba vueltas. Los días lluviosos continuaban y yo
Una alergia al polvo hizo que todos los días llevara un cubre bocas al servicio, y mientras limpiaba observaba desde la ventana a Ricardo. Él era... no lo sé, algo en él llamaba mi atención. Su rostro pálido, siempre reflejaba inocencia, pero su comportamiento delataba lo que en realidad era.Lo que duraba la mañana del día, imaginaba muchas de las cosas que podría hacer con un chico de mi edad¿que tengo que a él no le gusta?pensaba. No es que no me arreglara, porque si que lo hacía, procuraba ir siempre arreglada a la escuela o a cualquier otro lado. Igual no salían de mi boca vulgaridades, trataba de portarme bien donde quiera que fuera.¿A caso era eso? ¿No le gustaban las niñas portadas?Me daba a respetar con los chicos,&iq
El ceño fruncido que en su rostro reflejaba Ricardo, me hizo enderezarme instantáneamente. Se encontraban a lado suyo Elia y Nico, los tres nos miraban atentos a Oscar y a mí. Mis amigos me miraban con un gesto sorpresivo, en especial Nico quien desprendía de su rostro una sonrisa, mientras que el rostro de Ricardo reflejaba seriedad.Me sobresalté al sentir la mano de Oscar sobre la mía, le miré sorprendida¿Quéestabahaciendo?Él me mira atento, pero nadie dice nada.Le vuelvo la mirada a Ricardo que sin siquiera mirarme siguió su camino.— ¿Que diablos creen ustedes dos que están haciendo?&mda
¿Por que me haces esto corazón?... ¿Por que intentas hacerme caer de esta forma siempre?... ¿Por que no puedes seguir lo planeado?... ¿Acaso eres débil?...Lo intentaba, una y otra vez... Pero el simple hecho de verle, mi corazón traicionaba mi conciencia. Cada vez que iniciaba una conversación con él, creía que fingía bien, que él no sospechaba nada. Pues, no podía sospechar nada ¿cierto?. No podía saberlo él nunca.Cada vez era mi amiga quien hablaba más que yo, aunque fuera Chris quien intentara involucrarme en la conversación, yo contestaba de una manera seca y distante. Era lo único que podía hacer.Aunque intentara evitarle, mu