Capítulo55
La mirada de Irene hacia él no se pudo desvanecer, llena de decepción y rabia, como si fueran enemigos.

¿Por qué sentía su corazón tan vacío?

Como si se le hubiera perdido algo importante.

Justo cuando Alejandro entró al estudio, Alba lo siguió, disgustada.

—Señorito, el automóvil de la señorita Sánchez ya está abajo. Usted debería bajar a recibirla.

—No.

—¡¿Cómo?!—Alba, se sorprendió.

¡Vaya, el señorito finalmente muestra su determinación!

¡Qué difícil que pueda dejar de ser tan humilde con la señorita Sánchez!

—Sé la razón por la cual viene a buscarme

—Baja y dile que si viene por Santiago, que no me moleste. La familia Sánchez debe estar pasando por momentos difíciles ahora. Deja que vuelva a casa y pase más tiempo con sus padres. Después de un par de días, iré a verla—Alejandro se dejó caer en el sofá, con la mirada perdida.

—Si ella insiste en quedarse...

—Déjala hacer lo que quiera—Alejandro suspiró profundamente y se frotó la frente, cansada.

En su mente resonaba la voz, "un
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