Capítulo194
Sin embargo, Alejandro no se detuvo y agarró con fuerza su delgado brazo, dejando marcas rojas en su piel blanca. Sus ojos se volvieron rojos, mostrando un fuerte deseo de posesión: —¿Ya lo hicieron? Irene... ¡respóndeme!

—Diego fue drogado en la cena —dijo Clara, mirándolo con odio.

—¿Qué estás diciendo? —Alejandro se sorprendió repentinamente.

—Finalmente controlé la droga en su cuerpo, pero no sé qué es esta cosa caótica, ¡tenemos que llevarle al hospital para hacerle un chequeo de inmediato!

Los ojos de Clara estaban llenos de lágrimas. —No tengo tiempo para lidiar con tus asuntos sucios, pero escucha bien. Si algo le sucede a Diego hoy, ¡no descansaré hasta que los Hernández paguen por sus acciones! ¡Deben pagar el precio por este comportamiento sucio!

Cada palabra que dijo era como una cuchilla llena de intención asesina, penetrando en su corazón y alma. Alejandro se ruborizó como si hubiera sido golpeado en la cara. Nunca pensó que esta mujer se opondría a él por la causa de
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