Capítulo1901
En el momento en que apareció la transmisión en vivo, la policía encontró en el escondite de los secuestradores.

Una flota de autos de policía rodeaba completamente la vieja y deteriorada mansión, con el estridente sonido de las sirenas resonando en el cielo nocturno y las luces rojas y azules disipando por completo el miedo que envolvía la oscuridad.

Leona todavía estaba inconsciente en el suelo, pero Jimena, con una voluntad tan fuerte como la de una cucaracha, se despertó antes de tiempo.

Al escuchar las estruendosas sirenas, se asustó tanto que se levantó de un solo salto para huir, pero al instante varias figuras familiares irrumpieron en su campo de visión, imponentes y llenas de total autoridad.

—¡Noa!

Rodrigo fue el primero en entrar, con los ojos llenos de lágrimas y un brillo de gran esperanza en su dolor.

Siempre había sido muy valiente, sin miedo a nada ni a nadie. Incluso cuando sabía muy bien que había mercenarios sin escrúpulos en la isla del sur, él, sin vacilar dos vec
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