—Mi padre ya está en la fase crítica, ¿cómo no iba a preocuparme?

Clara estaba empapada en sudor, con un dolor de cabeza palpitante. —¿Por qué no me llamaron en ese momento? Si mi papá está tan enfermo, como su hija, ¿cómo puedo no estar a su lado?

Al ver correr lágrimas en sus ojos, Alejandro sintió una fuerte compasión y rápidamente tomó su mano temblorosa, apretándola con fuerza.

Aunque normalmente se burlaba de Julio o actuaba como si no le importara, en este momento crucial, Alejandro entendía completamente los sentimientos de Clara.

Diego observó los ojos enrojecidos de su hermana menor y suspiró impotente. —Papá no nos permitió informarte.

El corazón de Clara se apretujó aún más. —Papá.

—Cuando papá se enfermó, le pidió a Rubén que no nos avisara, especialmente a ti, mi hermana menor.

Diego trató de hablar con tono tranquilo. —Papá sabía que estabas ocupada y cansada, no quería que te preocuparas, quería que disfrutaras de días tranquilos.

El amor de un padre, solitario, imponen