Capítulo1357
Después de un sencillo aseo, Clara se cambió de ropa y bajó a comer con Alejandro.

Hacía mucho tiempo que no probaba la habilidad culinaria de Alba, y disfrutó cada bocado. Alba la miraba con indulgencia.

—¡Guau, de veras está muy delicioso!

Clara se lamió los labios y dio un lindo eructo. Con ojos ansiosos, levantó la cuenca y se la entregó a Alba. —¡Alba, sírveme otro tazón de arroz!

—¡Entendido, señora! — Alba se fue alegremente a servir más arroz.

Los mayores siempre se sentían bien cuando veían a los niños comer con apetito.

—Clara, ve despacio. Cuida de no llenarte demasiado el estómago—dijo Alejandro con una voz empapada de ternura. Sacó cuidadosamente una servilleta y limpió con esmero los restos de grasa en la comisura de sus labios.

—¿Cómo es que comes tan poco? ¿Estás a dieta? —Clara se inclinó hacia él, disfrutando del servicio de limpieza.

—No tengo mucha hambre.

—Si no tienes hambre, deberías haberlo dicho antes. El pescado frito y los camarones que Alba preparó están del
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