Capítulo1024
—Camila, perdona, llegué tarde—Octavio, ya cercano a los cuarenta años, miró a su esposa con ojos transparente y claros, como los de un joven.

Se disculpó con ojos enrojecidos, abrió sus brazos y abrazó a Camila. Sus manos acariciaban suavemente la espalda temblorosa de ella mientras murmuraba tiernamente en su oído una y otra vez, —Mi niña, ¿sabes cuánto me asusté al enterarme de que viniste sola al Togo? ¿Cómo puedes ser tan valiente? Si algo te hubiera pasado, ¿qué hubiera hecho yo?

—Si algo me hubiera pasado, simplemente conseguirías otra esposa.

Camila, ante su amado esposo, se transformaba por completo en una mujer muy tierna y juguetona. Con una voz suave y melodiosa, escondía su rostro sonrojado en su pecho, escuchando los latidos fuertes y claros de su corazón ardiente, que la reconfortaban.

—Estás diciendo tonterías.

Octavio besaba la suave coronilla de su amada, embriagándose con el aroma cálido y acogedor de su cuerpo. —Sin ti, no sería el hombre que soy hoy. Todo lo que he
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