Capítulo 122
Sebastián levantó una ceja, afirmó levemente y siguió caminando.

Sofía le agarró la mano con fuerza: —Sebastián, ¿realmente eres tan despiadado?

Sebastián no tuvo suficiente el corazón para apartar su mano.

Suspiró suavemente: —Sofía, suéltame en este momento. Esto no nos hace bien a ninguno de los dos.

Sofía esbozó una sonrisa muy triste: —Esto no me importa. Solo quiero que estés conmigo.

La expresión de Sebastián, aunque algo nostálgica, mostraba una firmeza aún mayor: —Creo que he sido muy claro contigo.

—Acepto las condiciones que te propuse, piénsalo muy bien y luego vuelve a buscarme.

Dicho esto, intentó apartar con delicadeza la mano de Sofía para irse. Pero ella no lo soltaba.

Ambos empezaron a forcejear un poco.

Ignacio apareció en ese instante con varios socios comerciales y al ver la ridícula escena, frunció el ceño: —Sebastián, ¿qué está pasando aquí?

Sebastián soltó de inmediato la mano de Sofía y respondió con calma: —Solo un encuentro casual.

Ignacio no estaba dispuesto
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