Capítulo 130
Después de todo, Diego tenía la intención de donar, y Antonio sentía una gran simpatía por él.

Sin embargo, por más que sintiera una profunda simpatía, la pintura era una verdadera falsificación y no podía considerarse una auténtica pieza de colección. El significado de la donación también era completamente diferente.

Solo pudo rascarse la nariz con nerviosismo y decir: —Aunque esta pintura sea una verdadera falsificación, ha llegado al punto de ser casi indistinguible de la original, por lo que tiene un cierto valor de investigación. ¿Qué tal si el museo la compra, Diego, ¿qué te parece?

Quería decir que la donación quedaba descartada, y que el precio solo podía ser el de una obra común.

La expresión en el rostro de Diego se suavizó muchísimo: —Si tiene valor de investigación, mejor donarla al museo.

—Al fin y al cabo, en manos de un profano como yo, sería casi como papel inútil.

—Está bien, lo haré.

Antonio se sintió algo incómodo: —Entonces el certificado de donación solo podrá ser
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