Capítulo67
Armando miró fijamente mis ojos con una expresión sombría durante un largo rato, hasta que ya no tuve el coraje de enfrentarlo. Solo entonces su rostro se suavizó un poco.

Sus labios delgados formaron una curva sensual, resaltando sus perfectos rasgos faciales. Tan seductor como era, era difícil apartar la mirada de él.

—Si te gusta tanto mirarme, entonces cuando lleguemos a la cama, ¡te dejaré ver lo que quieras!—dijo Armando con una sonrisa traviesa.

Todavía aturdida por la situación, me encontré siendo llevada por Armando hacia la escalera, con la mirada de los sirvientes sobre nosotros. Me depositó en la gran cama y procedió a quitar la sábana que me cubría. Me alarmé y me envolví rápidamente en ella.

—¿Estás rechazándome, Jazmín?, preguntó Armando, deteniendo sus movimientos y mirándome con desaprobación cuando vio mi acción. Sus palabras estaban cargadas de insatisfacción.

—Ya hemos hecho esto demasiadas veces anoche. Hoy deberías descansar un poco. El exceso de indulgencia no es
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