108. La duda

Sarah empieza a llorar de frustración, y Emanuele decide que dejará de hacer preguntas. Es evidente que su hermana está demasiado conmocionada para hablar, y ahora que todo el mundo sabía que era culpable, sólo era cuestión de tiempo que se anunciara formalmente su condena.

La joven piensa en despedirse antes de marcharse, pero mientras llora, Sarah empieza a encogerse y a apoyarse contra la pared, como si no pudiera soportar responder a más preguntas.

Emanuele seguía lleno de dudas, pero ella no iba a insistir. En cuanto se levantó para marcharse, Carmesí abrió la puerta.

El viejo frunció el ceño y abrió la boca para preguntar a qué venía tanto alboroto, pero la chica se llevó el dedo índice a los labios, pidiendo silencio. Luego, discretamente, les hizo una señal para que se marcharan.

Cuando están fuera, el ayudante pregunta mientras vuelve a cerrar la puerta:

"Pensé que serías tú quien lloraría al final de la conversación, no ella. ¿Qué ha pasado?"

Emanuele sigue conmocionado, o
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