- No hiciste nada malo, todo lo contrario. Yo simplemente no...- Ni siquiera puedo conseguir un pensamiento coherente. Estoy tan nerviosa, especialmente porque nuestra posición no ha cambiado. Todavía lo siento duro debajo de mí, lo que me está haciendo cosas extrañas.

- Escúchame. Sé que no tienes experiencia, no me importa. De hecho, lo prefiero así. Quiero ser tu primer todo, quiero ser el primero y él último. Lo eres todo para mí nena.

No sé cómo se las arregló para decir eso tan perfecto, pero lo hizo. Se las arregló para dominar mis temores más salvajes por nuestra relación en segundos. No le importa que me ponga nerviosa fácilmente o que no sepa qué hacer sexualmente todavía. Quiere estar conmigo para siempre. Mi corazón se calienta ante la idea y un rubor se forma en mis mejillas.

Inmediatamente coloco mis manos detrás de su cuello y acerco sus labios a los míos. Estoy tan feliz en este momento, y mis únicos pensamientos son para él. El beso comienza