Narra Amalia
Han pasado cinco días desde que me instale aquí con Lesedi, no voy a negar que me hace sentir viva y feliz.
El sexo con él y más que satisfactorio, para que negar la evidencia. Pero me siento incompleta, me falta una parte de mi y esa parte es Anaís.
Mamá hace varios días que trajo mis cosas, pero ni rastro de Anais.
No te preocupes ella está bien, no pongas nubarrones negros sobre tu cabeza..
Y una M... Con A. Aquí hay algo que no me gusta, ni siquiera me han dejado hablar con ella por teléfono. Qué casualidad siempre está durmiendo, o en el baño, o a salir al parque...
Voy a llamar a la abuela, quiero que venga a por mi. Y lo quiero ya!
Un viaje en coche, supondría varios días, no dispongo de tanto tiempo.Voy a buscar a Lesedi, creo que tiene derecho a saber las cosas que hago, no estoy acostumbrada a dar explicaciones pero ahora somos una pareja.
A mi no me gustaría que me ocultara nada. He tardado en encontrarlo y eso que está Manada no es tan grande como la de mis padres.
Ha decido acompañarme, dice que debemos compartir los buenos momentos y los no tan buenos.
La abuela debe de estar al llegar, siento tanto tener que molestarla, pero que otra cosa podría hacer? Estoy angustiada y muy preocupada. Es de mi hija de la que estamos hablando.
- Abuela, te he echado tanto de menos..digo abrazando a mi abuela Amalia y al borde de las lágrimas.
- Que pasa pequeña, debe de ser grave porque tú nunca me llamás si no es así. Mi pequeña cabezota.
- Abuela, llevanos a casa, presiento que algo malo le ha pasado a Anaís, ojalá me equivoque. Pero lo siento aquí. Digo apoyando mi mano sobre mi corazón.
Mi abuela palidece de un momento a otro, dice unas palabras y abre un portal. Uno a uno atravesamos el portal.
Lesedi tiene mala cara, se ve que es su primera vez. Hasta la trescientos o así el estómago no se hace a estos viajes.
Estamos en la puerta de casa, no hay ningún. Juguete de Anaís en el porche, el corazón se me va a salir del pecho.
Abro la puerta, llamo a mamá pero no contesta nadie, subo al despacho y tampoco encuentro a papá.
En estos momentos estoy apunto de sufrir un colapso. Bajo las escaleras a toda prisa, me detengo al borde de la puerta.
Escucho como mamá habla con la abuela, le pregunta extrañada por su visita.
- Mamá yo la he traído. Ahora me vas a decir que pasa con Anaís.
- Eres demasiado dramática, has sacado a la abuela de su casa por uno de tus numeritos? Dice mamá regañandome.
- Ariel, trae a la niña, no ves que Amalia está preocupada. Dice la abuela firme.
Mi abuela nunca va a cambiar, ella es genio y figura. Me gustaría tanto poder ser como ella.
- Lo siento pero está con tu padre, tardarán en volver.
- No importa puedo esperar, no tengo nada más que hacer.
Mamá no parece contenta con mi respuesta, pero estoy impaciente. Tengo tantas ganas de abrazar a mi niña. De oler su cabello y besar su rostro...
Han pasado apenas diez minutos, escucho la puerta abrirse. Deben de ser ellos. Me levanto del sillón y salgo corriendo hacia la puerta.
Me parece ver cómo mamá intenta alcanzarme, cosa que no va a conseguir.
- Papá, dónde está Anaís? Pregunto preocupada, mirando hacia todos los lados, buscándola desesperada.
- Qué haces aquí Amalia? Tu deberías estar con Lesedi. Dice con la voz entrecortada.
- Papá, responde a mi pregunta. Ya estoy cansada de jugar al ratón y al gato.
- Está con mamá. Bueno con tu hermano dice después de ver a mamá acercarse, con la cara desencajada.
- Ya está bien de juegos. Grito enfadada. - Me vais a decir dónde diablos está mi hija de una vez.
- Ven cariño, vamos a sentarnos. Dice mamá invitándome a pasar de nuevo a la sala.
Me coloco al lado de mi compañero, al otro lado está la abuela. Cómo no hablen pronto. No respondo, mi loba está como loca, es de su cachorra de la que estamos hablando.
- Hace tres días.. Cuando fui a despertar a Anaís, ella... Ella no estaba en su cama...
- Tres días y no me habéis dicho nada. Digo llena de rabia.
- La buscamos por toda la casa, por toda la Manada pero no encontramos rastro de ella. No queríamos preocuparte, queríamos que por un tiempo fueras feliz y sin preocupaciones. Nosotros nos encargaríamos de encontrarla.
- Pero pensáis que soy idiota, digo dolida. - Habría venido antes, si lo hubiera sabido no la hubiera dejado, no habría permitido que nadie se la llevará.
Estoy enfadada, me siento estúpida, porque pensé que él desgraciado ese iba a respetar las normas.
Qué voy a hacer? Y si dejo a Lesedi? Quizás él me la devuelva?
No! estoy segura de que Lesedi no me iba a dejar. Estoy hundida, abatida, he perdido a lo más bonito de mi vida, a mi razón de vivir. Las lágrimas cubren mi rostro.
Lesedi me abraza, pero no encuentro el consuelo. Papá se acerca a mí.
- Hemos hablado con el Consejo. Si el la tiene la va a devolver. Mañana se hará efectivo. Iremos a buscar a mi nieta.
- Y si se la lleva fuera del país? Digo con la voz entrecortada. - Ya nunca más la volveré a ver, tiene que estar asustada, ella nunca lo ha visto, ni siquiera sabía que era su padre..
- No se irá a ningún lado. Niña todavía tienes aquel contrato que te hizo firmar? Pregunta la abuela, pasa do su mano por mi pelo.
Yo asiento con la cabeza, veo como papá sube rápido las escaleras, un minuto después trae en sus manos el contrato. Veo como la abuela sonrie.
Dice unas palabras y chispitas de colores llenan la habitación.
- ¡Ya está hecho, está unido a este contrato! No podrá alejarse de él más de 100km. Si lo intenta, sufrirá terribles dolores...
La cabeza me va a estallar, es que no me merezco ser feliz! Rezo a la diosa porque mi hija este bien.
Narra Amalia.El camino hacia el viejo Palacio, se está tornando eterno, solo de pensar que Anaís pudo haber sufrido de alguna manera, me enferma.No vamos solos, también nos acompaña una delegación del Consejo y por si acaso hay preparado un pequeño ejército. Solo espero que nos entregué a mi hija por las buenas.Cómo sospechaba todo el recinto está lleno de guardias, no entiendo muy bien por qué van armados si se ve a la l
Narra AmaliaEstoy triste y algo decepcionada, todos mis intentos por trabajar han sido en vano. Siempre he recibido la misma respuesta No , lo sentimos señorita ahora mismo no necesitamos a nadie. Más adelante si hay una vacante nos podremos en contacto con usted.Lesedi me ha dicho hace un rato que pronto dejaré de estar tri
Narra Amalia.Llevo días absortos en el trabajo, un trabajo que según Lesedi me hace olvidarme de todo y de todos.Quizás tiene razón, en mi empeño por sentirme viva, hasta y válida. Estoy dando de lado a las personas que más quiero.La abuela se fue hace tres días y yo ni siquiera me despedí de ella, me siento un ser horrible en estos momentos. Pero es que estoy tan cerca de descubrir a
Narra Lesedi.Quién me iba a decir hace unos meses que volver a la Manada me cambiaría tanto. Tantos cambios que aveces hasta me cuesta procesar. Encontrar a mi mate, la cual no venía sola traía consigo a una pequeña.Ella inevitablemente se ha vuelto mi debilidad, nunca pensé que podría amar tanto a alguien que no fuera de mi sangre, la quiero como si fuera mía. Aunque no nos podríamos parecer menos. Ella de piel pálida, cabellos dorados y ojos del color del mar. Y yo de piel tostada y ojos negros como la noche.Nuestra familia ha crecido recientemente con la nueva incorporación de West, no podía permitir dejar a ese niño solo y menos llevarlo a un orfanato o con la policía, no hay que olvidar que el no es un niño normal. Si no se cubren sus necesidades puede desatarse su lado sa
Narra AmaliaHace un rato que mamá llegó, lo primero que hizo fue hacerme muchas preguntas. Esta vez no ha venido la abuela a sido Lucas el que la ha traído atraves de un vórtice.Me siento culpable, se que hay médicos aquí pero ninguno de ellos son mi madre o mi tío. Gracias a la diosa existe la magia y pueden venir en pocos minutos hasta aquí.Mamá ha traído una prueba de embarazo de esas que puedes comprar en cualquier farmacia, si es positiva ya tendré que realizarme unos análisis de sangre, me ha oscultado, me ha tomado la tensión y también me ha mirado el nivel de azúcar.Todo está en parámetros normales. Al fin han pasado los dichosos cinco minutos, me aterra mirar la prueba. Siempre quise tener más hijos, pero después de lo de A
Narra Lesedi.No entiendo que hacia Owen hoy en el cementerio, ya se cómo es, su obsesión con la seguridad..He crecido viendo como un día estaba subido a la copa de un árbol observando con sus prismáticos, al siguiente entre los setos con ropa de camuflaje y así un sin fin de cosas más.Lo extraño es que abandone su zona de confort, su perímetro, eso sí que es raro. Solo lo abandona si cree que sus cachorros pueden correr peligro. Pero aquí no estaban ninguno de ellos.No se si preocuparme por Owen o por Amalia, pero a quién se le ocurre. Transformarse y en su estado. No ve peligro, no parece darse cuenta de que si ella se expone, expone también al bebé.Eso es algo que tengo que hacerle entender. Gracias a la diosa que todavía los ni&ntild
Narra Amalia.Una semana ha pasado desde la visita al cementerio, una semana en la que no le he dirigido la palabra a Lesedi. Creo que está vez me he pasado, es verdad que sus palabras me dolieron, no fueron las más acertadas. Pero lo estoy castigando demasiado el problema es que mi orgullo no me permite reconocer mi error.Me duele el corazón, el pobre me ha traído flores, me ha tocado canciones, se ha encargado de los niños ha hecho las tareas de casa, aún las que no le correspondían, tengo que pensar algo...Mi nariz parece estar mejor, al menos ya no me molesta el olor de West y puedo tolerar casi todos los demás. Todavía los niños no saben de la próxima llegada del bebé. Los quiero sorprender la semana que viene mamá traerá un ecógrafo y podremos ver al bebé. Ese ser&a
Narra LesediNunca por mucho tiempo que pase podré entender a las mujeres.Ha pasado una semana sin hablar conmigo, lo que implicaba no dormir con ella y compartir su espacio lo estrictamente necesario. De repente anoche se mete en mi cama desnuda y me seduce...Por un mili segundo estuve tentado de rechazarla, pero no fui capaz. La amo tanto que hasta su rechazo duele. Nunca pude ni siquiera imaginar que podría sentir algo así por nadie. No sólo es el deseo carnal que de ese hay de sobra, es más mucho más.Me he levantado y ella ya no estaba, me he vestido y he bajado a la cocina, ella ha preparado el desayuno y ha puesto la mesa.- Buenos días mi amor, podrías levantar a los niños. En un rato vendrá mi abuela Amalia. Dice Amalia dejando un beso sobre mi mejilla.