Nina Esa noche celebramos la ceremonia de Reclamación en las cabañas. Había luna nueva y el cielo estaba oscuro. Al principio, no esperaba que viniera mucha gente, si es que hubiera. Pero poco a poco, a medida que avanzaba la noche, fueron llegando más y más personas. La mayoría eran estudiantes
"¡Ay! ¡Oye!". Grité, dándole un golpe en la cabeza y provocando su risa mientras sentía cómo se me ponía duro el pezón por debajo de la camiseta. Sin embargo, no pude evitar reírme también. "¿Quieres entrar?", me preguntó, haciendo un gesto con la cabeza hacia la cabaña que teníamos detrás. Sabía
NinaMe desperté a la mañana siguiente en la cabaña con el sonido del canto de los pájaros en el exterior y Enzo moviéndose en silencio. Cuando abrí los ojos, vi que Enzo ya estaba despierto y parecía estar vistiéndose.Habíamos pasado toda la noche follando y ahora que era de día notaba los efectos
NinaEse día, Enzo estaba claramente agitado después de la sesión de entrenamiento. No sabría decir si era porque lo había regañado, porque se sentía culpable por haber sido demasiado duro con los nuevos reclutas, o tal vez una mezcla de ambas cosas. Sin embargo, durante los dos días siguientes las
Enzo"Ninguno de nosotros querría nunca hacerle nada malo a nuestro campus", dijo el nuevo recluta. "Solo intentamos proteger la ciudad que amamos. ¿Verdad, chicos?".Pero yo no la estaba escuchando. Miraba atentamente a Nina, a la que había hecho llorar por culpa de mis duras palabras.Ya no quería
NinaVi cómo Enzo se alejaba furiosamente en dirección al estadio de hockey. Estaba claramente enfadado y, para ser sincera, yo también lo estaba por las cosas desagradables que había dicho. No creía que lo hubiera dicho en serio, pero aun así me dolió y tuve que parpadear para contener unas cuantas
Nina"Hablaba de correr en nuestras formas de lobo, tonta", dijo Enzo, alborotándome el pelo.Mi cara se puso un poco más roja."Oh", respondí, sonriendo un poco. "Claro, sería divertido".Enzo acababa de enfadarse conmigo y habíamos discutido un poco. Pero ahora, después de que él desapareciera por
Escuché el sonido de las risitas de Enzo resonando en mi mente, y él inclinó la cabeza hacia atrás, dejando al descubierto su cuello. Me incliné y le mordí el cuello, como si fuera mi presa.Pero al mismo tiempo, ambos retrocedimos. Su pelaje fue sustituido por piel y mis dientes por labios. Besé su