Enzo se acercó lentamente y su mano se deslizó sobre la mía. Hizo un gesto con la cabeza en dirección contraria, indicando que corriéramos. Asentí en respuesta, y comencé a prepararme mentalmente para lo que podría ser la persecución más angustiosa de mi vida.Pero entonces...Los salvajes siguieron
NinaEnzo y yo caminamos un momento más después. La lluvia se hacía cada vez más intensa, haciéndome desear que hubiera pensado en llevar algún tipo de protección para no empaparme, pero cuando los techos altos y puntiagudos de la mansión se dejaron ver por encima de los árboles, me di cuenta de que
NinaDe algún modo, logré poner en trance a todos los guardias a la vez.Pero Enzo y yo no teníamos tiempo de quedarnos parados intentando averiguar cómo lo hice. No sabíamos exactamente cuánto duraría mi hechizo y, por lo que sabíamos, Selena ya había sido alertada de nuestra ubicación. Parecíamos
Negué con la cabeza, pero la mirada de Enzo no se apartó y supe que ya no podía ocultarlo."Tengo miedo", susurré. "Tengo miedo de tener que matar a Selena esta noche. Y cuando estaba en el portal cuando vinimos a rescatarte, yo...". Me falló la voz. No pude continuar más y otro sollozo escapó de mi
Nina"Selena".Selena sonrió. "No esperabas que te encontrara, ¿eh?", preguntó en un tono melodioso. "Supongo que debiste pensar en eso antes de decidir poner en trance a todos y cada uno de mis guardias a la vez. Buena jugada, por cierto. Debo admitir que estoy impresionada".Entrecerré los ojos. F
EnzoDebí saber que Selena aparecería de repente. Supongo que me puse muy cómodo gracias a los extraños poderes de Nina; debí apartarla de los murales y continuar nuestro camino.Pero aunque hubiera hecho todo eso, quizá Selena nos encontraría de todos modos.Mientras estaba tirado en el suelo, sent
NinaEnzo clavó la aguja en el muslo de Selena y presionó el émbolo hacia abajo, inyectándole el suero azul brillante. Hubo un breve momento de realización antes de que comenzara la agonía.Selena empezó a gritar de dolor, y yo también. Sentía como si me quemaran todo el cuerpo desde dentro. Seguram
Nina"Hola, Nina", dijo la Luna.Estaba vestida de blanco. Incluso su pelo, sus pestañas y sus cejas eran de un blanco puro, y su piel era tan pálida como la de un fantasma. Lo único de color que tenía eran sus ojos rojos, que me miraban con desdén. Pero mientras sus ojos me miraban fríamente, tenía