“Ooh, podrías cortar la tensión con un cuchillo, es tan gruesa”, dijo Matt. “¡Cállate!”, gruñó Jessica, golpeándole en la nuca. Enzo se levantó y caminó alrededor del fuego, deteniéndose frente a mí. Lo miré, con el corazón a mil por hora, la mitad de mí deseando que se marchara y la otra mitad se
Nina “James... Corre”. “¿Qué?”, dijo. “No voy a dejarte aquí fuera”. Amartillé la escopeta mientras los ojos amarillos seguían mirándome desde la oscuridad, acompañados por el sonido de un gruñido profundo y horripilante. “Tienes que correr, James”, dije, levantando el cañón del arma para apunta
Enzo Me despertó el disparo unos segundos antes de que James volviera corriendo al campamento. “¡Enzo!”, gritó. “¡Enzo! ¡Nina está en problemas! ¡Hay algo ahí fuera!”. No necesitaba oír más. Rápidamente abrí la cremallera de mi tienda y salí corriendo, sin haberme quitado la ropa ni los zapatos p
Recogimos leña en silencio durante un minuto, pero yo tenía preguntas candentes que necesitaban respuesta. “Conocías a ese tipo, ¿verdad?”, le pregunté. Se detuvo y suspiró, asintiendo. “Sí, lo conocía. No sabía que era un hombre lobo. Me mintió... me lo merezco por conocer a extraños en Internet”
Nina “Tío”, dijo Matt, resoplando mientras subíamos lentamente la montaña, “¿quién iba a decir que el senderismo era un entrenamiento tan duro?”. “Ya lo creo”, dijo Lori. A estas alturas, ya se había echado el pelo negro a la cabeza y agitaba su raída camiseta negra de tirantes para refrescarse mi
Besó a Jessica. Matt rompió a reír de nuevo. A mi lado, James también se echó a reír mientras Enzo me lanzaba una mirada divertida. Yo tampoco pude contener la risa y estallé en carcajadas con mis amigos, con los ojos clavados en los de Enzo todo el tiempo. La cara de Jessica estaba roja cuando Lo
Nina Cuando pasaron los primeros días de la semana, todo parecía haber vuelto a la normalidad. Los exámenes parciales se acercaban en pocas semanas; no solo tenía que prepararme para los exámenes, sino que también tenía que escribir varios proyectos y trabajos, así que estaba completamente abrumad
Finalmente, se acabaron los veinte minutos... y seguía habiendo empate, incluso en la tercera ronda. Prácticamente se me salió el corazón del pecho durante los cinco minutos de prórroga, mientras Enzo y el otro capitán seguían luchando por el punto ganador, pero nadie marcaba. El árbitro hizo sonar