Nina Enzo patinó hasta el borde de la pista y me hizo un gesto para que me acercara. Me sentí extrañamente atraída por él y me acerqué a la barandilla, en la que se apoyó. Cuando se inclinó y me miró con sus brillantes ojos marrones, sentí que el corazón me daba un vuelco. “Patina conmigo”, me dij
Nina Cerré el portátil de golpe. “¡Mierda!”. Grité, y luego me tapé la boca al darme cuenta de que podría haber despertado a Jessica y Lori. Tal como esperaba, llamaron a mi puerta. Lori abrió un poco la puerta y asomó la cabeza, con los ojos entrecerrados y el pelo negro revuelto. “¿Estás bien?
“¿Bebidas?”, repetí. Lisa se burló. “Aguas”, replicó. “No consumimos calorías líquidas. Quizá deberías probarlo alguna vez. Parece que te vendría bien perder unos kilos”. “Claro que sí”, contesté y me alejé a por sus aguas, haciendo lo posible por no dejar que sus palabras me afectaran. Nunca me h
Nina No me quedé el tiempo suficiente para averiguar qué pasaría si no corría, y no miré por encima del hombro. Me concentré en la acera de delante, corriendo tan rápido como pude mientras mi miedo se hacía realidad: oí el sonido de unos pies corriendo detrás de mí. Se acercaban y supe que el desco
“No... te muevas”. La voz del desconocido venía justo de detrás de mí. Fui a gritar, pero una mano enguantada me tapó la boca y un brazo delgado me rodeó la cintura. Lo único que pude hacer fue cerrar los ojos con fuerza y esperar que mi destino fuera, al menos, rápido e indoloro. Los gruñidos aum
Nina “¿Qué te ha pasado?”, dijo Enzo en cuanto cerré la puerta, corriendo hacia mí, cogiéndome los hombros con las manos y mirándome de arriba abajo. Me encogí de hombros y atravesé cojeando la habitación, donde me quité los zapatos llenos de barro y me senté en el escritorio para descansar la pier
Nina El sábado por la mañana me desperté sintiéndome mucho más descansada de lo que había estado en mucho tiempo, a pesar de las heridas de la noche anterior. Me preguntaba si lo que Enzo me había hecho para curarme la pierna también me había dado más energía. Cuando miré el reloj, ya eran más de
Llegamos a la fiesta, que estaba en el bosque. Había muchos estudiantes, la mayoría ya borrachos y enloquecidos. La música sonaba a todo volumen, la hoguera era enorme y los estudiantes bailaban y se besaban por todas partes. A medida que me acercaba, incluso podía oír a algunos estudiantes... divir