Quiero que se salve

—¡Dios! Vamos a la oficina de Adal, no te preocupes, esto es importante, pero espera, voy a llamar que alguien te cargue es sus brazos para bajarte, no podemos permitir que recargues el pie bajando las escaleras.

Ah, gracias, ella es un pan de Dios, no sé, pero siento una esperanza. Mi madre encontrará esa cura, la ayuda de unos buenos médicos, sí, necesito que este más tiempo con nosotros.

+

No estoy segura de que haya interrumpido la reunión que tenía por medio de videollamada. Solo entre a su despacho, posándome frente a su escritorio con la compañía de mi madre y la madre de Adal.

Hay algo obvio en todo esto y es que él me tiene que escuchar. Al vernos a las tres frente a su escritorio, él no dudó ni un segundo en terminar la reunión con las palabras, “continuamos luego, se me ha presentado un asunto personal”.

—¿Pasa algo?

—Sí, necesito de tu ayuda, mi madre está enferma —mis palabras salieron en un hilo de voz, de solo imaginarme que ella puede morir en cualquier momento se me h
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