— Entonces cuéntamelo cuando estemos fuera.Se habían pasado las horas en esa pequeña conversación, se le rompió el corazón al escucharle llorar. Vladímir era su maldita kriptonita, su talón de Aquiles, aquello con lo que podrían lastimarlo. Era curioso cómo el hombre que se sentía seguro por el simple hecho de creerse invencible y de no poseer debilidad alguna, la encontrara en nada más menos que el joven nieto de Yuri, el hijo de Alexei, su enemigo.Lo único en lo que pensaba el mafioso Americano era en protegerlo, en ocultar que él era su debilidad, no podía permitir que alguien conociera su secreto. La mañana les dio en medio de palabras dulces, y algun que otro beso, por primera vez no había necesidad de algo más que de los brazos del otro alrededor de sus cuerpos y saber que estaban ahí para ellos.— Russell, tienes visitas.Tras del guardia se encontraba Bradley.— Irá él en mi lugar.Respondió dejando un beso en la frente de su príncipe para señalar a su hombre de confianza.
Se acomodó en la silla y agradeció con un movimiento de cabeza al preso que le trajo la comida para luego indicarle que se marchara y los dejara solos de nuevo.— Serás su hombre de confianza, pero entre tú y yo, está muy claro a quién elegirá él y creo que lo sabes, así que deja que yo me ocupe de mis cosas y no intentes darme lecciones.Después de decir aquello, le tiró el azúcar al café y lo removió con la cucharilla, observando a Bradley con una sonrisa amistosa, como si no acabará de decir lo que acababa de decir.Russell los observó desde la entrada al comedor, dónde, por más que quisiera que su presencia fuera una sorpresa, tanto para Vladímir como para Bradley era imposible, ya que la habitación quedaba completamente en silencio y uno o dos de los presos corrían a buscar su desayuno.No le quedaba otra más que caminar hasta la mesa donde ambos se sentaban— ¿Qué están hablando?—Le preguntó a ambos observando primero a Vladímir y después a Bradley. — ¿Has terminado? — necesitaba
— Encantado de volver a verte, Vladímir.Aquello, sí que era una sorpresa para el joven Ivanov, lo que menos esperaba era encontrarse de frente con Sergey, apoyado en el Rolls-Royce de su abuelo y tirando el cigarrillo que estaba fumando al suelo para recibirlo.— Sergey...— Le costó controlar su sorpresa, escudriñó su rostro en busca de semejanzas, lo sabía todo, tal vez aquello sería lo más difícil de ocultar para él.— Su abuelo entró a tener una conversación con el alcaide, me dijo que me ocupe de recibirlo hasta que él termine, para que nos permita llevarlo de vuelta a casa. ……….Sonrió de medio lado justo antes de abrir la puerta.— ¿Dime qué fue lo que significó todo esto tiempo?— Yuri no se a que te refieres.— Claro que lo sabes, ¿dime qué fue todo este circo por más de un año? El rey americano ya no tenía el traje de recluso, estaba vestido con un traje de sastre hecho a la medida.— ¿Acaso tu nieto no está ya libre?Yuri apretó la mandíbula, estaba
Unos años después…Él sicario iba tras el líder de los Ivanov. El actual cabeza de la familia, matar a Yuri Ivanov era un acto lamentable, una pérdida. Aun así, necesario, era una advertencia, un acto vandálico que ponía en sobre aviso a los tres integrantes de la familia Ivanov, sobre todo al nuevo jefe de la familia que ocuparía el trono del viejo Rey, que pronto sería asesinado.Un recuerdo sobre las deudas que se tenían que saldar.El Rey ruso ya era un hombre mayor, tenía más de ochenta años, por lo que acudía todos los martes a la iglesia, a la misma hora, para su confesión semanal. Que el viejo acudiera con esta religiosidad a ese tipo de actividad era irónico, un hijo de puta tan religioso que había pasado más de la mitad de su vida dirigiendo una de las redes de prostitución más poderosas que conocía.Hideki, ese era el nombre del sicario que llevaría a cabo la ejecución.El hombre llevaba horas en la terraza de esa iglesia, había llegado un poco antes del amanecer. La noche
El cura resopló molesto, aun así se acercó al hombre pasando la mano alrededor de su cintura y haciéndole pasar el brazo sobre su hombro para ayudarlo a caminar hasta su casa, que estaba solo a un par de calles de allí, esperando que el hombre no perdiera el sentido ni la vida en sus brazos.El hombre que hasta ese momento había sido la mano derecha de Yuri se encontraba en ese momento muy herido, estaba a punto de aceptar rendirle cuentas al creador cuando apareció un hombre, este se le hacía conocido, pero no lograba su mente pensar el lugar donde lo había visto.Se aferró a la esperanza de que ese hombre le ayudará, se aseguraría después de recompensarlo de alguna u otra manera.— Gracias...Murmuró apenas se apoyó en él tratando de soportar el dolor y no desmayarse en sus brazos.Alik Caminó con el herido hasta su casa y se sacó la llave del bolsillo para abrir la puerta de entrada, luego lo llevó hasta uno de los sillones y lo dejó con cuidado, solo entonces se separó y se incorp
Sergey no dejaba de gruñir o cerrar los ojos cada vez que sentía como aquel hombre buscaba en la herida, la cual seguía sangrando.Aunque, el alcohol en la sangre ya lo tenía más en la oscuridad que en la luz.— Así que eres el párroco de ese sector, claro que he escuchado de ti, debo decir que no cosas buenas, tienes muchos enemigos por meter tus narices en dónde no te llaman. —Aunque ahora que lo recordaba, también era cura de Yuri, de su jefe muerto.Gruñó cuando volvió y lo fulminó con la mirada, debía callarse, se dijo mentalmente, al menos hasta poder recuperarse y poder defenderse si al padre le daba por atacarle.Pensar en eso hizo que otra parte de su cuerpo se tensara a pesar de, tal vez, no tener suficiente sangre para ese tipo de reacción fisiológica de su cuerpo.Alik tomó una aguja y la esterilizó con un poco de alcohol, luego enebro un poco de hilo y se acercó hasta él fulminándolo con la mirada.— No tienes ni idea.Porque ciertamente tenía muchos enemigos, más de los
— Me llamo Sergey, solo llámeme así padre.— Pero Sergey, debe tener algún apellido ¿No? Todos tenemos un apellido.Bebió un trago de su copa y se inclinó hacia la mesita de centro que los separaba para dejar la copa sin apartar la vista de aquel hombre, cuanto más lo miraba más seguro estaba de que no era la primera vez que lo veía.— Soy un hombre de Dios, sé guardar secretos.— ¿No sabe que hay secretos que pueden matar, Padre?Mencionó tomando de la copa y beberla casi de golpe, ahogando con eso el dolor de su herida.Sergey llevó su mano hasta su herida recién suturada y la apretó suavemente.— Aunque creo que, de los dos, usted es él que tiene más secretos, por ejemplo esa sutura que realizó en mi herida es difícil de hacer para manos inexpertas.— Le dije que estudie medicina antes de ser sacerdote. —Se inclinó a tomar la copa de nuevo y bebió todo el contenido de un trago para llenarla otra vez. Le extendió su mano con la copa vacía para que le sirviera más.— Una cosa es estu
— Si y no, supongo que dónde ha dicho que no podría volver a amar, no importaba si era hombre o mujer, era la persona— respondió Sergey sin dejar de perder ningún detalle del hombre al moverse por el pequeño cuarto donde estaban. Además, quién era él para decir sobre los gustos de los demás.Alik llenó nuevamente la copa de su invitado y volvió a dejar la botella en la mesa para tomar su propia copa, mientras lo escuchaba hablar.— ¿Cómo fue que murió? ¿Algún fuego cruzado con algunas de las familiad?— Sergey le volvió a pedir un poco más de vino y así poder seguir bebiendo y mitigando el dolor de su herida y maldiciendo en ruso al ver de nuevo un mensaje de Dorkan en la pantalla.— Algo así…— Alik se perdió por un momento en el color rojo del vino, rojo de sangre que lo transportó a aquel momento en que todo estaba lleno de sangre, la sangre de las dos personas que más le habían importado hasta entonces.— No te preocupes, nadie sabrá que me has ayudado. Por lo que no le diré nada so