Dante

No veía la hora de salir de una buena vez de ese restaurante para ir a la reservación de hotel que tenía hecha para nosotros, si con el restaurante se quedó sin palabras con la habitación de hotel es más seguro que se desmaya.

Le puse una venda en los ojos y la guío despacio hasta que estamos en la entrada de nuestra habitación, saco la venda y ella se congela, creo que no respira, solo se tapa la boca con ambas manos, antes de chillar como hace ella cada vez que algo le gusta.

—¡Dante esto es hermoso!, ¿Quién eres y qué hiciste con mi esposo?, me gusta me gusta mucho creo que me vas a malcriar si sigues así—me dice una risueña Allecra, honestamente contraté a gente para esto, me siento enfermo de ver tanta cosa en color rosa, pero por ella acepto todo eso y más, con tal de verla reír y no llorar o sufrir, es lo que mi amada esposa merece.

La habitación tiene globos de decoración, la cama está con más pétalos de rosas blancas y rosadas formando la palabra te amo y corazones, ¡Jo