—¿Buscar a otra? ¿Qué cosas sin sentido estás pensando?—¿Yo pensando cosas sin sentido? ¿Realmente me lo dices a mí? —Ximena, señalándose a sí misma, agarró una almohada y empezó a golpear a Lisandro—. ¿Estoy pensando cosas sin sentido? ¡Tú lo sabes muy bien en tu corazón!Lisandro, abrumado por lo
Lisandro no volvería a contactar a Lluvia. Si no fuera por su deseo de hundir rápidamente a la Empresa Ramírez, no habría aceptado la propuesta de Lluvia de colaborar, aprovechando la fama de Autem para aislar a la Empresa Ramírez en el mundo de los negocios. Ahora tenía que encontrar otra manera.E
—Se lo merece.Ximena, por su parte, pensó que aunque Agustín había hecho muchas cosas malas, era un buen padre. Su amor paternal por Elena era algo que Ximena siempre había envidiado.Después de esperar un rato en el vestíbulo del hospital, Ximena decidió ir a esperar fuera del laboratorio de análi
«¡Medicamento para subir la presión arterial! ¡Huellas dactilares!»Ximena, con un nudo en la garganta, preguntó con urgencia.—¿Saben de quién son las huellas?—Eso no lo sabemos, —el médico negó con la cabeza—. Solo la policía tiene la autoridad para obtener y comparar las huellas.Ximena guardó t
Ximena se defendía sin cesar, pero nadie le creía.Las preguntas de los periodistas eran incisivas y cada vez más crudas, dejando a Ximena sin posibilidad de respuesta.La situación, agravada por los desgarradores llantos de Elena, rápidamente condenó a Ximena, convirtiéndola en la despreciada amant
Mientras Lisandro se dirigía al lugar, deseaba tener alas para volar al lado de Ximena. Imaginaba que ella, acosada por preguntas incisivas, debía sentirse aterrada, como un cordero rodeado de lobos, temblando de miedo y vulnerabilidad. Durante todo el camino, su corazón se debatía entre la preocupa
Elena, con experiencia en manipular la opinión pública, sabía cómo incitar emociones en línea, especialmente entre aquellos con una tendencia a la simpatía y el drama. La audiencia de su transmisión en vivo crecía rápidamente, y los comentarios llenos de insultos no tardaron en aparecer.—¡Qué desca
Al oír la noticia, las lágrimas brotaron de los ojos de Sofía.—No puedo creerlo, pensé que, aunque Elena había cometido errores, en el fondo no era mala. ¡Y resulta que ella misma mató a nuestro abuelo!Ximena rodeó con sus brazos a Sofía, compartiendo su conmoción.—Nunca imaginamos que realmente