—Sí, claro que sí.Carlos tomó la mano de Sofía y la miró fijamente a los ojos.—Sofía, no importa lo que digan los demás, hagamos como si no escucháramos. No discutas, no te alteres; lo importante es que nos queremos.El resentimiento de Sofía se disolvía lentamente bajo la mirada tierna de Carlos.
—Todo lo que he hecho, lo hice por ti, —dijo Carlos con dolor en su voz.—Hermano, ¿estás reprochándome, estás culpándome? —preguntó, señalándose a sí misma con un mordisco en el labio.—No, no lo estoy, —dijo Carlos, apartando la mirada.—He cometido muchos errores, ¡pero todo fue por nuestra famil
» ¡Abuelo! Incluso después de saber sobre el origen de Mateo, aún ponderaba sus intereses, temeroso de hacerlo público. ¡Despreciaba a la madre biológica de Mateo por su humilde origen!» Pero solo cuando su vida estuvo en peligro, se atrevió a actuar. ¡Así es su amor por su bisnieto!» ¡Las persona
—¿Tú y papá no planeaban actuar contra Lisandro? Aprovecha antes de que se entere del asunto de Ramón, ¡elimínalo! Deja que Lisandro y Ximena se conviertan en una pareja de fantasmas.—¿Eh...tú lo sabías?Carlos miró sorprendido a Elena, cuyo rostro mostraba una feroz determinación. Él nunca le habí
Los invitados se esforzaban por controlar sus expresiones, evitando parecer demasiado tristes o demasiado alegres. Este funeral se convirtió en un evento social para la élite, lleno de presentaciones, brindis y una atmósfera cargada de redes de influencia.Ximena había querido irse desde hacía tiemp
Lisandro frunció los labios, moviéndolos ligeramente. Quería decir «la amo», pero esa palabra simplemente no salía. No era que no quisiera decirla, sino que parecía haber un hechizo en ella, infantil y ridículo, indigno de ser pronunciado. Finalmente, Lisandro solo logró decir entre dientes:—¡Aléja
—¡El chisme de Lisan-loco! —dijo Marcus, misterioso.Los ojos de Ricardo se iluminaron con un brillo de curiosidad.—¿En serio?—¡Cien por ciento real! Sin mentiras.Marcus llevó a Ricardo a un lugar apartado.—¿Sabías por qué Lisan-loco se empeñó en ser soldado en aquel entonces? Nadie podía detene
Iván, igual que antes, no mostraba mucho entusiasmo, pero tampoco se resistía al abrazo, mirando hacia Lisandro.—Quiero ver a mamá, —dijo con una voz tenue y baja, con un dejo de decepción.El corazón de Ximena se sintió atravesado por un cuchillo.—¡Iván, yo soy tu mamá! —dijo Ximena, sosteniendo