La actitud de Gael cambió repentinamente: —Ximena, si estás conmigo, puedo darte todo lo que quieras. No tendrás que trabajar duro ni preocuparte por el dinero. Te puedo ofrecer una vida lujosa. ¿Por qué te niegas?—¿Qué ganas casándote con un simple soldadito pobre?Ximena sonrió con desdén: —Gael, mi esposo es muy bravo, ¿no temes que venga tras de ti?—¿Acaso debería temer a un simple militar?Ximena realmente no esperaba que Gael fuese tan insistente y problemático. Había pensado que, un
Ximena no mostró interés en la vida de los demás: —No me interesa, tengo que volver al trabajo.—¿No vas a descansar un rato? El sol del mediodía es intenso —dijo Sofía intentando detenerla—. No deberías esforzarte tanto, aún eres joven. Deberías cuidarte y vivir la vida.—Señorita, solo quienes tienen recursos pueden darse el lujo de vivir así. ¿Qué se supone que haga si no trabajo duro, alimentarme de aire?—¿Me estás tratando mal porque soy rica?—No tengo nada en contra de los ricos. Nue
—Mi hermano tenía una novia en ese momento. Su familia ya lo miraba mal porque él tenía una discapacidad. Si él hubiera obtenido un diploma de una prestigiosa universidad, tal vez habrían aceptado la relación. Pero después de lo que me pasó, argumentaron que nuestra familia tenía malos valores y rompieron con mi hermano.Ximena parecía distante, como si estuviera contando la historia de otra persona, pero el dolor era evidente.—¿Acaso no debería odiarlo después de lo que nos hizo?—Quizás qu
Sofía no sabía por qué Lisandro había colgado el teléfono de repente y miró a Mariana y Ximena, quienes seguían charlando.Les preguntó si querían ir a comer juntas.Ximena ignoró a Sofía; mientras recogía sus cosas, le dijo a Mariana: —¡No lo menciones más, ya ni me acuerdo de cómo se ve!Ximena pidió a dos estudiantes varones que subieran su scooter al maletero de Mariana. De repente, su teléfono sonó.Era una persona que la había agregado antes, pero nunca habían hablado, su nombre de usu
Rebeca abrió el maletero y Antonio comenzó a sacar cosas del Bazar: todo tipo de artículos de uso diario y alimentos, llenando prácticamente todo el maletero.Al ver esto, Mariana se enfureció: —¡Ximena, tu cuñada! ¡El dote de cien mil dólares acaba de llegar y ya le compró un coche de más de cincuenta mil dólares a su hermano! ¿Y ahora también quiere aprovecharse de la casa que van a demoler?—¿Qué es esto? ¿Obsesionada con ayudar a su hermano? ¡Debe pensar que todos ustedes son tontos!Xime
Ximena abrió la mochila y comenzó a sacar la ropa cuidadosamente doblada, pieza por pieza, luego volcó todo el contenido de su bolso.Viendo que no había nada, Rebeca suavizó un poco su tono: —Ximena, ¡no te enojes conmigo! Últimamente, la cámara de seguridad se ha apagado misteriosamente por las noches y las cosas han sido revueltas, no sabemos quién lo hizo.—La persona conoce muy bien la casa, no puedo evitar sospechar que el ladrón es alguien de la familia.Ximena no dijo nada y volvió a
—Aunque no haya vuelto a casa, ¡sé cuánto lío hay en la familia!—¿Quién te dijo eso? —Ximena miraba a Samuel con sospecha.Marcela no le contaría a Samuel sobre los problemas familiares; nadie en la familia querría molestar a Samuel en sus estudios.—¿Papá se comunicó contigo? —también parecía improbable.Su padre, Fernando Castillo, trabajaba fuera y hacía mucho que no regresaba.Ximena le arrebató el celular a Samuel y, sin leer los mensajes, eliminó a una mujer de su WhatsApp.—Sam, ¡n
Lisandro tampoco podía definir bien qué sentía por Ximena ahora.Durante los días en el extranjero, la imagen de Ximena siempre surgía en su mente, y también en sus sueños.Incluso cada momento con Elena le hacía sentir que estaba traicionando a Ximena, como un hombre inquieto en una aventura amorosa.Sabiendo que mañana era el cumpleaños de Ximena, apenas el avión tocó tierra, voló a Nubiazura en su avión privado.Estos días, Jorge había estado en Nubiazura, y fue a recoger a Lisandro en co