(Atención, este capítulo tiene información de armas para realizar torturas, si es muy sensible, no leer)
Axael no se trauma y eso me gusta mucho, es inocente con cada cosa que ve, pero, es normal de acuerdo con lo poco que la había involucrado hasta ahora en mi mundo de violencia.— Hay láser con los que puedes cortar sin que derrame mucha sangre, hay látigos pero, los chicos seguramente le han hecho muchas cosas con los látigos.— Entonces ya no será divertido. — dice ella desechando los látigos, para tomar un bate.— Los bates pueden romperle costillas y demás, hay con púas, clavos o simples.— ¿Puedo explorar todas las habitaciones?— Esta propiedad también es tuya, querida. Solo ordena ver todo y lo haré realidad. Así que, siéntate en la silla de ruedas y…— No voy a sentarme. — dAxael se levanta de la silla de ruedas y camina con una seguridad que me dan ganas de aplaudir, la mujer que permití que se sentara a mi lado y con quien me casé apenas viéndola levemente porque me parecía interesante, ahora tiene toda mi admiración.— ¿No vienes? — pregunta mi esposa sonriéndome mientras continúa caminando.— Claro que sí, a dónde va mi querida esposa, iré yo. Recuerda que soy tu escolta. — respondo y ella sonríe negando levemente.— Eres todo un caso perdido.— Si estoy perdido, seguramente tú me vas a encontrar. — digo guiñándole el ojo.Ella entra sonriendo y eso hace que Amelia comience a insultarla, se nota que se odian mucho y no puedo ni quiero intentar que se lleven bien, porque Amelia aunque habría sido una buena aliada, solo mostró ser una completa loca.‘Tan buenas conexiones que tenía y pude usar a mi antojo, pero, ella decidió obsesionarse con alguien que no le va a dar lo que desea.’ Me digo mentalmente.— Aquí estás, maldita perra. Libérame de estas es
(Advertencia: hay una escena descrita de violencia) El pánico me recorre al pensar en todo el daño que le puede causar a mi esposa, pero, Axael piensa tan rápido y tiene una puntería tan buena que lanza el martillo golpeando la nariz de Amelia. — ¡Mierda! — grita ella mientras sale sangre de su nariz, pero, el peligro que era para Axael, ha desaparecido porque mi esposa corre hacia mí. — ¡¿Estás bien?! — No sabía que eso podría suceder, pero, me alegra reaccionar rápido. — dice ella mientras los chicos forcejean para inmovilizarla. Pero, la mujer da mucha pelea y los chicos deben pegarle en su estómago para que deje de ser un maldito problema. — Lamento no haberte cuidado como correspondía. Debí estar más atento a ti. — digo angustiado. — Tranquilo, esto no va a romperme. Además, como te disté cuenta supe manejar la situación perfectamente. — No me importa, lo mejor es que no te acerques a ella hasta que esté encadenada, debemos prevenir antes que lamentar. — digo preocupado m
Los gritos y suplicas que Amelia con valentía había callado, ahora se escuchan porque las heridas con el soplete y las cuchillas, hacen que la quemadura de la cera, sea insoportable al punto de no poder mostrarse firme e inquebrantable.— ¡Se los suplico! ¡Deténganse! — grita ella intentando alejarse de la cera que es colocada desde la altura.— Es lo que mereces por intentar asesinar a mi hija. Yo no soy de las que dejan que Dios se encargue de este tipo de ofensas, si no que tomo la justicia por mi mano, mi hija casi muere por tu culpa y yo te voy a demostrar lo que sucede con las personas que se atreven a lastimar a mi pequeña.— Espera un momento…— No voy a ser bondadosa con una serpiente venenosa que no deja a un bebé recién nacido lejos de su venganza, así que, sigue manteniéndote firme, porque nosotros no vamos a ceder. — dice Axael sonrien
Amelia está completamente loca, por eso grita toda serie de insultos y se ríe como una loca, por eso, me coloco frente a Axael y cubro sus oídos para que no se angustie ni crea en sus palabras, pero, ella me sonríe y niega.— No es necesario, yo estoy bien, puedo lidiar con sus locuras. — dice Axael sonriéndome.— Pero…— Yo no soy así de débil.— Ha dicho cosas terribles, unas que no son verdad, pero, Axael, realmente no estoy contigo por lastima. Yo te quiero Axael, te quiero de verdad.— Lo sé, no hay manera de que mientas en eso cuando hemos pasado por tanto y teniendo muchos motivos para dejarme, permaneciste conmigo. — dice ella acariciando mi mejilla.De inmediato la abrazo, no quiero perderla, si pudiera la guardaría en mi corazón y la protegería incluso de mis malos sentimientos, pero, la verdad es que no es posible, por
El pánico me hace enloquecer, mientras siento que voy a morir en cualquier momento porque mi esposa yace en el suelo inconsciente. Desesperado, tomo a mi esposa y corro con ella en brazos rumbo al auto donde mis escoltas ya me esperan.— Por favor, no me digas que vas a marcharte, te lo pido. — digo con mi cuerpo temblando completamente.— Jefe…— Ella se encuentra bien, mi esposa está bien, solo se encuentra cansada. — digo con mi corazón muriéndose porque esto es mi culpa.Los chicos conducen y nos escoltan como los profesionales que son ante este tipo de situaciones mientras yo llamo a mi esposa sin obtener una respuesta.— Esposa, por favor, dime que te encuentras bien. — digo desesperado por no saber cómo ayudarla.— Jefe, debería revisar si hay latidos en su corazón.— ¡Claro que lo hay! Mi esposa no ha muerto. — digo llor
Como un niño pequeño lloro al ver a mi esposa más débil que antes, mi corazón se encoge mientras hay puños golpeándolo por ser un idiota. Quiero herirme por permitir que mi esposa llegara a esto, pero, no lo hago porque eso lastimaría más a mi esposa.— No seas un pequeño llorón, Eloise se burlaría de ti si te ves así.— ¿Eres consciente de estás horas de mierda donde pensé que moriría en cualquier momento? — pregunto angustiado.— Lo siento, no he sido una buena esposa. — susurra ella y yo niego de inmediato.— ¡No! ¡Tú eres lo mejor que me ha pasado mi querida esposa! ¡Eres lo mejor para mi vida! ¡Nadie es tan perfecta como tú, mi querida esposa!— Creo que ese elogio sea suficiente para calmar esos pensamientos negativos, ¿verdad?Ni siquiera puedo
Ella baja la mirada, no se atreve a decirme algo, solo espera que me calme mientras me observa con tristeza. No nos hablamos, tenemos muchos sentimientos entre nosotros que no podemos lidiar con tanto.— Tienes razón, amor. Fui imprudente, no lo volveré a hacer.— No me llames así. — pido herido.— ¿Qué?— Tú no puedes decirme amor y dañarme como si me odiaras.— Maxi…— ¿Por qué no comprendes que tú y la bebé lo son todo para mí y que si descuidas tu salud me estás matando? — pregunto con enojo.Axael llora y yo quiero golpearme porque estoy causando su sufrimiento, pero, no la consuelo, no puedo evitar todo sufrimiento cuando ella debe entender que lo que hizo no estuvo bien.— Me regañaste por no pensar en la salud de la bebé y solo irme por el camino corto acabando con su vida
Estamos locos, poco o mucho pero cada uno de nosotros tiene un grado de locura. Por fortuna, esas locuras pueden mezclarse y no atacarme. Es por eso, que ya hemos calmado las angustias y ahora aunque sigo molesto con ella, al menos puedo lidiar con sus tonterías.— Si supieras cuanto me importas, no serias tan imprudente. — digo apretando sus mejillas.— Ya hemos terminado con Amelia, ahora volvamos a casa, por favor. Te prometo que en casa no seré imprudente. — dice ella y yo sé que me miente, pero, al diablo, quiero creerle.— Todo dependerá de lo que digan los doctores. Me has dado un susto de muerte, así que, a partir de ahora solo haremos lo que ellos digan, ¿de acuerdo?Ella asiente como la niña obediente que no es, pero debo dejar en claro esto o tendré que criar a Eloise y mi esposa, y la verdad, no quiero saber quién será más traviesa.&m