Capítulo 40: Promesa

- Por ahora solo abrázame y dime que hicieron hoy – dijo Alina acomodándose entre esos brazos que tanto habia extrañado.

Guillermo sonrió al escuchar esa petición, por lo que comenzó a contarle lo que hizo en el día con Daniel mientras buscaba acomodarse en el suelo para que ambos estuvieran sentados en una posición más cómoda.

Conforme escuchaba la anécdota de su amado, ella empezo a cerrar sus ojos porque se sentía muy cansada, por todo lo que habia vivido en ese día.

- Y se durmió, así como tu amor – susurró el pelinegro moviendo un poco a la castaña para ver su rostro, donde busco inclinarse un poco para darle un beso en la frente a ella.

- Jefe ¿necesita ayuda? – en eso apareció uno de los empleados del hotel de su escondite para ayudar al pelinegro.

- Si por favor – pidió Guillermo, por lo que el empleado con ayuda de uno más logró hacer que su jefe se colocara de pie con cuidado de no despertarla – gracias.

Tras eso y con un paso firme y algo lento camino al elevador para ir a
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