Mariam.Al final, nuestros maridos no se tomaron tan mal la notificación a la junta de accionistas de Powell Holding, que las herederas mayoritarias del grupo, estuviera de incognito recorriendo todos los departamentos de las diferentes empresas como secretarias de los jefes de departamento, para conocer el funcionamiento de las empresas que iban a heredar.También era porque estaban tan agotados, que ni el eficaz Keanu Powell puso objeción. Aunque creo que eso fue más mérito de su esposa, Ariana, que del gran CEO. Lo peor era ver la sonrisa de triunfó que había en la cara del Presidente Powell, al saberse ganador sobre sus esquivos y alborotadores nietos.En cierta forma, los entendía su abuelo había conseguido lo que quería de ellos controlándolos por el único órgano de su cuerpo que él no controlaba, su corazón, desde el minuto uno que hizo que los herederos Powell fueran tras sus presas para poder heredar la empresa que por derecho de nacimiento les tocaba, habíamos jugado todos al
Mariam.-” ¿Se puede saber, Mariam, cuando te he criado yo tan egoísta?”- la frase de mi alma gemela, ósea mi padre, me dejo totalmente descolocada, tras contarle lo que había pasado, porque me había ido de la oficina de Kevin, sin hablar con él, la forma como me había comportado, a mi entender era correcta y pensé que mi padre así lo entendería. Lo miré extrañada ante su pregunta, a lo mejor mi padre no me había entendido lo que yo quería decir.-” ¿Qué dijiste? No entiendo. ¿Egoísta, yo?”- le pregunté. Mi padre me miró muy serio a los ojos.-” Si tu madre en vez de hablar conmigo sobre nuestro futuro y vida juntos, ósea sobre lo de tener hijos, sobre donde trabajaría, o si yo no podía reclamarla como mi mujer en el trabajo, sino tratarla como una desconocida, una empleada más, lo hubiera hablado con tu abuelo antes de conmigo, tú ahora mismo, Miriam Lugo García, esposa de Kevin junior Powell, no estarías aquí. Ni nos hubiéramos casado.”- la frase de mi padre me dejo descolocada, pens
Mariam.- “¿Está segura de lo que quieres hacer, Dogos?”- me dijo la sensata Elena, ósea Aramis.- “Déjala no vez que prácticamente tiene ya la maleta hecha, ya solicitó al personal el puesto de secretaria de dirección en Seattle, va a trabajar con el número dos de la empresa que dirige su marido.”- le respondió por mí, antes de que yo pudiera hacerlo, nuestra pequeña gran líder Pontos, ósea Arianna.- “¿y vosotras que vais a hacer para recuperar a vuestros maridos?”- pregunté abrazándolas mientras Emily nos miraba seria sin decir nada.- “Yo tengo que acompañar al jefe del departamento de logística internacional al evento que se realiza en las empresas de Nueva York. Los chicos se quedan con el abuelo Powell.”- nos dijo Arianna sería, como si nosotras no supiéramos que el serio, e infranqueable Keanu Powell no estuviera en esa ciudad en este momento y, además, tenía que dirigir ese evento y hacer de anfitrión. Las tres no pudimos evitar sonreír ante el descaro de Arianna.- “Pues
Mariam.Varias secretarias de nueva contratación y yo, estábamos esperando para incorporarnos a nuestro puesto de trabajo, cuando se nos notificó la nueva normativa que la empresa, como empresa contratante, había asignado para poder obtener la clasificación relacionado con el puesto que cada una debíamos desempeñar, ya que se le atribuía el puesto, a pasar la prueba del instituto Lauren. Unas pruebas que Arianna y yo ya habíamos pasado en varias ocasiones en otros puestos de trabajo, ya que servía para saber el grado responsabilidad que podía asumir, en la escala empresarial, una secretaria en todos los departamentos de la empresa.No me parecía mal pasar dicha prueba, ya que así, la asunción del puesto era más justa, de cuerdo a tus habilidades y capacidades.Mientras escuchábamos por parte del representante de personal, la nueva política de contratación impuesta por la Dirección de la empresa, me imaginé que había sido mi marido quien encargado de hacerlo.-“Bueno quizás era hora qu
Miriam. Sabía que no debía caer tan rápido, debía hacerme la difícil, arreglar las cosas entre nosotros antes de ceder a nuestros instintos, deberíamos arreglar nuestras desavenencias. Pero al final, mis necesidades se impusieron a mi cabeza, a la razón y porque no, siempre había sido la impulsiva, la salvaje, porque iba a ir en contra de mi naturaleza, y mas cuando todo mi cuerpo me pedía que me agarrara a este hombre, al hombre que amo, y que no lo soltara nunca. Sus besos eran adición, sus caricias me hacían temblar, lo oí gruñir cuando tocaba aquellas partes que sabía donde él era más sensible, pronto me encontré alzada y llevada hasta el primer mueble donde podía apoyarme, la gran mesa del salón. - “Quiero llegar a la cama, pero lo pones difícil, arpía.”- me dijo al oído mientras yo besaba su cuello, oí como un profundo gruñido salía de sus labios, cuando puse mis labios en esa zona de su cuello que yo sabía que mi marido, era más sensible. - “No creo que lleguemos, pero pued
Miriam.Me desperté a la hora de siempre, aunque mi cuerpo no se sentía lo mismo, tras largas horas haciendo el amor con mi marido, me habían dejado huella. Kevin aún estaba dormido, así que con cuidado y sigilo. Salí de la habitación recogiendo lo que quedaba de mi ropa. Desde luego que mis preciosos tangas ya no se salvaban, le deje una nota donde el exigía no sólo que me tenía que comprar unas tangas nuevas, sino que se levantara que, en unas horas, tenía que conocer a su nueva secretaria.Mientras bajaba por el ascensor me llegó la confirmación al móvil, de lo que yo ya sabía, era la nueva secretaria personal del CEO. Debía presentarme en dos horas en mi puesto de trabajo.Cuando llegué a mi piso alquilado, corrí para ducharme, aun me dolía todos los músculos interiores de mi cuerpo, así que la ducha de agua caliente me vino genial, un mensaje del grupo de mosqueteras me llamó la atención.- “¿Como vais chicas? se os echa de menos”- decía Dartacan, ósea Emy.- “Bien si se pue
Mariam. Tras arreglar la documentación y obtener la acreditación de secretaria de presidencia, me dirigía a mi puesto de trabajo, nada mas llegar a mi despacho que se encontraba en el ultimo piso, junto al gran despacho del Presidente, donde se encontraba ahora mismo mi jefe junto a su asistente, y una visita, tras encender el ordenador, tomé, mi libreta y me dirigí a presentarme a mi jefe, toqué en la puerta con toda mi profesionalidad, un seco y muy serio, “Adelante” me hizo que yo abriera la puerta, para encontrarme todo un espectáculo ante mí, como si fuera una película de esas antiguas, al estilo hermanos Marx, había más gente en el despacho de mi jefe, de la que yo esperaba. Mi suegra estaba sentada en el gran sillón del despacho, con una sonrisa hipócrita en sus labios. Junto a ella, de pie, se encontraba el jefe de seguridad encargado de la protección de la viuda Powell, junto a la mesa de del gran despacho estaba con la misma cara de siempre sin expresar ninguna emoción el
Miriam. - “¡Repítemelo otra vez!”- Casi grité cuando la llamada de las mosqueteras llegó mientras estábamos trabajando. - “Fuimos engañadas otra vez, por el maldito abuelo, no sé qué le pasan a los Powell, pero se pasan la vida manipulando, mis queridas diosas mosqueteras, el implante que nos pusimos tiene un pequeño, bueno un jodido fallo, si tenemos fiebre, o los mesclamos con otros medicamentos que contengan hormonas, dejan de tener efecto. Así que por desgracia yo Dogos, ósea Arianna estoy embarazada de un mes y medio, después de coger un puto resfriado hace dos meses.”- dijo mi amiga media llorosa. - “Espera, ¿pero no te habías dado cuenta de que no te había venido el periodo?”- pregunto Elena. - “Claro que me di cuenta, pero como tenía el maldito implante pues…”- en ese momento yo grité nerviosa - “Yo también tengo retraso de tres días, m****a, m****a, m****a…”- esperaba que por culpa de los complementos dietéticos que estaba tomando no estuviera embarazada o cierto abuelo P