Miriam. Sabía que no debía caer tan rápido, debía hacerme la difícil, arreglar las cosas entre nosotros antes de ceder a nuestros instintos, deberíamos arreglar nuestras desavenencias. Pero al final, mis necesidades se impusieron a mi cabeza, a la razón y porque no, siempre había sido la impulsiva, la salvaje, porque iba a ir en contra de mi naturaleza, y mas cuando todo mi cuerpo me pedía que me agarrara a este hombre, al hombre que amo, y que no lo soltara nunca. Sus besos eran adición, sus caricias me hacían temblar, lo oí gruñir cuando tocaba aquellas partes que sabía donde él era más sensible, pronto me encontré alzada y llevada hasta el primer mueble donde podía apoyarme, la gran mesa del salón. - “Quiero llegar a la cama, pero lo pones difícil, arpía.”- me dijo al oído mientras yo besaba su cuello, oí como un profundo gruñido salía de sus labios, cuando puse mis labios en esa zona de su cuello que yo sabía que mi marido, era más sensible. - “No creo que lleguemos, pero pued
Miriam.Me desperté a la hora de siempre, aunque mi cuerpo no se sentía lo mismo, tras largas horas haciendo el amor con mi marido, me habían dejado huella. Kevin aún estaba dormido, así que con cuidado y sigilo. Salí de la habitación recogiendo lo que quedaba de mi ropa. Desde luego que mis preciosos tangas ya no se salvaban, le deje una nota donde el exigía no sólo que me tenía que comprar unas tangas nuevas, sino que se levantara que, en unas horas, tenía que conocer a su nueva secretaria.Mientras bajaba por el ascensor me llegó la confirmación al móvil, de lo que yo ya sabía, era la nueva secretaria personal del CEO. Debía presentarme en dos horas en mi puesto de trabajo.Cuando llegué a mi piso alquilado, corrí para ducharme, aun me dolía todos los músculos interiores de mi cuerpo, así que la ducha de agua caliente me vino genial, un mensaje del grupo de mosqueteras me llamó la atención.- “¿Como vais chicas? se os echa de menos”- decía Dartacan, ósea Emy.- “Bien si se pue
Mariam. Tras arreglar la documentación y obtener la acreditación de secretaria de presidencia, me dirigía a mi puesto de trabajo, nada mas llegar a mi despacho que se encontraba en el ultimo piso, junto al gran despacho del Presidente, donde se encontraba ahora mismo mi jefe junto a su asistente, y una visita, tras encender el ordenador, tomé, mi libreta y me dirigí a presentarme a mi jefe, toqué en la puerta con toda mi profesionalidad, un seco y muy serio, “Adelante” me hizo que yo abriera la puerta, para encontrarme todo un espectáculo ante mí, como si fuera una película de esas antiguas, al estilo hermanos Marx, había más gente en el despacho de mi jefe, de la que yo esperaba. Mi suegra estaba sentada en el gran sillón del despacho, con una sonrisa hipócrita en sus labios. Junto a ella, de pie, se encontraba el jefe de seguridad encargado de la protección de la viuda Powell, junto a la mesa de del gran despacho estaba con la misma cara de siempre sin expresar ninguna emoción el
Miriam. - “¡Repítemelo otra vez!”- Casi grité cuando la llamada de las mosqueteras llegó mientras estábamos trabajando. - “Fuimos engañadas otra vez, por el maldito abuelo, no sé qué le pasan a los Powell, pero se pasan la vida manipulando, mis queridas diosas mosqueteras, el implante que nos pusimos tiene un pequeño, bueno un jodido fallo, si tenemos fiebre, o los mesclamos con otros medicamentos que contengan hormonas, dejan de tener efecto. Así que por desgracia yo Dogos, ósea Arianna estoy embarazada de un mes y medio, después de coger un puto resfriado hace dos meses.”- dijo mi amiga media llorosa. - “Espera, ¿pero no te habías dado cuenta de que no te había venido el periodo?”- pregunto Elena. - “Claro que me di cuenta, pero como tenía el maldito implante pues…”- en ese momento yo grité nerviosa - “Yo también tengo retraso de tres días, m****a, m****a, m****a…”- esperaba que por culpa de los complementos dietéticos que estaba tomando no estuviera embarazada o cierto abuelo P
Mariam.Cuando llegué a la casa de mis abuelos ya estaban allí las chicas, nos abrazamos llorosas. Yo aun no me había hecho mi test de embarazo, y en cierta forma tenía miedo de hacerlo, por su lado Aramis, ósea Elena, no lo podría hacer hasta dentro de dos días, ya que era cuando supuestamente tenía que venirle la regla.En cambio, mi querida Ariana estaba más que embarazada, los hermanos de Ariana se habían quedado en casa de Emily, tras discutir ellos mucho, ya que no querían faltar a clase, su guardaespaldas se comprometió a llevarlos a clase y protegerlo, y Emily se comprometió en mimarlos hasta la saciedad.Marcus, según nos dijo Ariana no estaba muy contento, no sabía lo que tenía su hermana, sólo sabía que algo le habían hecho a su hermana, no había parado de llorar. Miki por el contrario no paraba de preguntar que le pasaba, y por qué se tenían que ir, que le gustaba vivir en su casa, en su habitación. Todo fue un despropósito, así que la solución que le dio Emily, que conocía
Kevin J. No podía dejarla, si ella despertaba y yo no estaba su lado, tendría miedo. Llevaba dos días a los pies de la cama de mi esposa. Según le habían dicho los médicos, los asaltantes que se llevaron a mi esposa pertenecían a la mafia rusa, habían sido contratados por mi madre, para hacer desaparecer a mi esposa, una vez que mi madre la golpeara cuando ya estuviera en sus manos. La rabia y el odio hacia la mujer que te dio la vida es algo muy horrible de vivir para cualquier ser humano, pero saberse castigada con perder lo único que siempre quiso, era el castigo más adecuado para mi madre. Ordene a los abogados que la fueron a detener que le dijeran que había perdido a su nieto, ya nunca sería la madre de CEO. Las órdenes de arresto fueron solicitadas por el abuelo, debido la abrumante cantidad de pruebas que aportaron los esbirros cuando los atrapamos en el piso donde estaban escondido en la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife, Cuando llegamos allí descubrimos que, Maria
Mariam.-“Dímelo ya que estoy muy nerviosa, llevamos esperando aquí fuera en la sala de maternidad más de una hora, y todo porque estas histéricas por que tu playboy no se entere de los resultados. Se va a entrar, no tardaras ni un minuto en verlo entrar por la puerta y se lo vas a contar estúpida.”- le dije a Aramis, mientras llorosa salía de la consulta del ginecólogo.Mi amiga sin apenas hablar sólo asintió, Emily, Arianna y yo, estallamos de alegría.- “Pero ¿qué le pasa a estos Powell?, tres de tres, ¡Qué máquinas! ¿no?”- dijo Emily bromeando.- “¡Oh cállate Dartacan!, que son tres de cuatro, lo mío son gemelos”- dijo Aramis llorosa.No pudimos evitar partirnos de la risa.- “¡No me fastidies! al final lo de playboy, lo tiene por algo, de una vez te deja preñada dos veces. ¡Ese sí que es una máquina!”- dijo una embarazadísima Emily.- “¡Emily!, cada día te pareces más la deslenguada de Miriam, el embarazo, te ha soltado la lengua, desvergonzada.”- le dijo la imperturbable Elena.-
Kevin J. - “Esta mujer es capaz volver loco al Santo Jo, como le gusta llevarme la contraria.”- Miré la hora de nuevo, sólo había pasado cinco minutos desde la última vez que la había mirado. Me llegó un mensaje al móvil de los escoltas de mi mujer. -“ Señor, su esposa ha estado en la prisión, ha ido a visitar a la señora Powell”- una mescla de sentimientos, me atravesaron, de miedo, por si le pasaba algo, de rabia porque esa mujer hacia siempre lo que quiere sin pensar en su estado, de decepción porque lo hizo a mis espaldas, y por ultimo de total desasosiego y tristeza, en pensar en la mujer que allí se encontraba, una mujer que había decidido borra de mi vida, pero que sabía que pese a todo lo que nos hizo, era el ser que me dio la vida, y que a su manera, me quiso más a mí, que a nadie en este mundo. Cuando mi esposa entró no hizo falta que le dijera nada lo leyó en mi cara. - “Lo sabes verdad.”- me dijo. No respondí, en ese momento no podía, me iba a ir a mi despacho, pero re