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Capítulo I. La primera noche, tengo que secuestrar a mi marido.

Miriam.

Casi no me creía que nos hubiéramos deshecho de todos los invitados, escapando de la fiesta por una puerta lateral, Kevin me agarraba por la cintura, mientras huíamos hacia la habitación que se nos había asignado. Al fin había cumplido lo que, me había prometido.

Lo miré, era como un sueño para toda mujer. Su pelo oscuro, y esos ojos azul cristal, eran para desmayarte y despertar con ese hombre dentro de ti, eso debe de ser lo más cercano al cielo, para una mujer virgen como yo.

Aunque lo de virgen esperaba que fuera un pequeño error de fabrica que, mi queridísimo marido solucionara lo antes posible. Mire mi atuendo y calculé que esto llevara al menos diez minutos desalojarlo de mi cuerpo.

-” ¿Por qué elegí este vestido?, ¡Es qué soy tonta!, da igual voy desnudándome por el camino”- me dije mientras avanzaba de la mano por el pasillo del hotel con el niño de mamá, guiándome.

-” ¿Se puede saber qué hace, señora Powell?”- me preguntó mi marido sonriendo mientras yo atacaba los cordones del corpiño.

-” Pues ponerte las cosas fáciles niño de mamá. Llevo demasiado tiempo esperando esto para que kilos de tela me lo estropeen.”- dije cuando al fin comenzaron a ceder los cordones y note que mis senos podían moverse con libertad.

-” Eres imposible preciosa tendremos una vida muy interesante, me dijo el cogiéndome las dos manos y de un movimiento me alzó en sus brazos. Sólo pude soltar un ligero grito de sorpresa, cuando sus labios tomaron los míos, y el deseo me invadió, dejandome sin argumentos para discutir con él. -” Esta es la única manera de callarte, Arpía, y me encanta dejarte callada, porque así puedo oírte gemir cuando te beso.

-” Pues si ya lo sabes ¿Por qué ahora estoy hablando?”- pregunté provocadora.

El volvió a devorarme los labios, así que casi ni me dí cuenta, cuando abrió la puerta de la suite.

-” Así que aquí es donde estabais, los estaba buscando”- la voz de mi suegra me congeló.

-” ¿Qué hacía esta mujer insoportable en mi suite nupcial?, pero ¿Dónde estaban los de seguridad? ¿ Cómo pudieron permitir que este ser se cuele en mi noche de bodas?”- mi mente era un río de quejas. Aunque yo no era la única afectada, la cara del niño de mamá era un poema, miraba a su madre como si fuera un ser de otro planeta.

-” ¿Se puede saber, madre, que haces aquí?”- le dijo Kevin dejándome en el suelo mientras yo me agarraba el corpiño para que no se abriera y mis senos salieran de su confinamiento, dandole así un espectáculo gratuito a mi suegra, aunque por unos segundos pensé en no hacerlo, para ver si la madre de Kevin se asusta y se iba.

-” Nada vine a darte las buenas noches. Hijo no deberías cargar a tu... digo que no deberías cargarla, no sabes calcular a ojo cuanto pesa y podrías lesionarte la espalda.”!-

-” Señora la acaba de cagar, no hay nada peor para una Arpía como yo, que le agiten un pañuelo delante”- pensé y sin más solté la última tira del corsé y dejé que este callera dejándome sólo con un sujetador sin asillas un liguero con unas tangas a juego, y unos zapatos de tacón no muy altos, pero si los sufientemente altos, para que mis piernas se vieran esbeltas.

El gritó que dio la madre de mi esposo, me dejo claro que había conseguido mi objetivo.

-” Eres tremenda preciosa”- oí que me decía al oído mi dulce tentación. Mientras sus manos acariciaban mi cadera, y sus labios se prendían en mis orejas.

-” Esto es un escándalo Kevin si no fuera por...  deberían darse cuenta de que hay un mayor frente a ustedes”- se quejó la señora Powell tapándose los ojos.

-” Pues si ya es mayor, debería saber querida suegra lo que hace un hombre y una mujer en su noche de bodas, y si no quiere asistir a la clase particular que me va a dar su hijo toda la noche, podría hacer el favor de salir de esta habitación, porque a mí no me importa tener espectadores, tengo tantas ganas, y he esperado tanto, para tener a su hijo den…”- Kevin me besó para que no acabara la frase. Lástima hubiera quedado genial, mi contestación, pero si soy sincera sus besos son aún más geniales. 

Oí un grito de desesperación, y un portazo, pero yo estaba concentrada en que la lengua de mi dios griego entrara aún más dentro de mi boca.

-” Eres muy ansiosa preciosa, me encanta desenvolver mis regalos, y tú ya le has quitado la primera capa”- me dijo recorriendo mis hombros con sus labios, mientras soltaba el sujetador y liberaba mis turgentes senos de su prisión. 

Sentí como que el suelo desaparecía, pero yo aun no podía abrir los ojos, pronto me sentí tumbada sobre una superficie, al abrir los ojos un dios griego había comenzado a desnudarse delaté de mí, mientras me miraba.

Tuve la sensación de ser el cervatillo que el puma va a devorar, sabes que estas en peligro, pero deseas que comience cuanto antes.

-” Te amo preciosa, esta noche intentare ir despacio te existiré hasta que me pidas más, pero si por lo que sea el dolor es muy fuerte, debes decírmelo, y yo pararé, llevo tanto tiempo deseándote que, puedo terminar haciéndote daño.”- 

-” No tengo miedo, siempre puedes repetirlo y mejorar”- le dije, y él con la voz ronca, estalló en carcajada, haciendo que yo me humedeciera al contemplarlo y oírlo reír.

Se subió sobre mi y comenzó a besarme los labios, mientas sus manos recorrían mi cuerpo, acariciando cada zona que reclamaba su atención, en especial mis pechos y mis muslos.

Era tanto el placer que sentía que, sería más que imposible que esto mejorara, hasta que sus labios tomaron posesión de mis aureolas, ahí perdí totalmente el control, si en algún momento tuve miedo o dudas por esa noche se borraron inmediatamente.

La mentirosa de Emy nos había descrito que se sentía, pero ni se acercaba a la realidad de lo que mi marido le estaba haciendo a mi cuerpo.

Pronto sus manos bajaron a mi entre piernas y mis gemidos se intensificaron cuando, como buen explorador y aventurero, Kevin Junior Powell, encontró el tesoro, y se dedicó a cuidarlo agasajarlo y sacarle brillo, mientras yo me retorcía de placer, y vi como oleadas y oleadas de deseo se acumulaban en ese punto mientras recorrían mi cuerpo, hasta que como una presa cuando se rompe, mis gritos de éxtasis se liberaron, dejándome totalmente flotando en la inmensidad.

Cuando creí que todo había acabado el continuó, acariciándome y como si de un intruso se tratara unos de sus dedos entró en mi interior, pero en vez de sentirlo incomodo, o dolorosos, una nueva sensación de placer comenzó a crecer en mi interior.

-” Tranquila pequeña. Pronto te adaptaras, te estoy excitado, para que sea lo menos doloroso posible”- me dijo al oído antes de morderme la oreja con suavidad, mientras continuaban moviendo sus dedos en mi interior y su boca succionaba mis pezones.

Cuando ya no pude más, rogué que me hiciera suya. Mi cuerpo era como un reactor atómico, que había acumulada tanta energía que tenía que liberarla.

-” ¿Estás segura, preciosa?”- me preguntó, pero yo sólo pude asentir, había perdido lo único que nunca perdía, mi capacidad de hablar, ya que era mi arma más peligrosa. Pero ahora esa arma se había quedado sin balas.

Se coloco sobre mí y me abrió las piernas.

-” Voy a entrar despacio, y …”- no lo deje terminar lo bese para que entrara en mí, de una vez. Lo sentí entrando, era grande, y de un rápido empujó, entró dentro de mí. Sentí, un dolor agudo atravesarme, me mordí el labio para no gritar y aguantarlo. Él se quedó quieto para que yo me adaptar a él.

Me miró preocupado. -” ¿Te encuentras bien? Si quieres yo...”- el dolor paso enseguida y al fin recupere el habla.

-” Señor Powell ahora somos unos, sólo te queda enseñarme a disfrutar, ¿A qué estás esperando?”- le dije él me sonrió

-” Si señora Powell ahora eres definitivamente mía, solo me queda enseñarle la magia que creamos juntos.”- y comenzó a moverse, fue como si me subieran en una montaña rusa que subía, subía, subía, y cada vez estaba más alto, mi cuerpo no se controlaba, mis gemidos se mesclaban con los gruñidos de mi amante, y de repente, cuando creí que había llegado la cima, una la sensación que no había sentido nunca me recorrió entera, haciéndome estremecer de placer.

Fue aquí donde supe que era un orgasmo, lo demás sólo fueron meras pantomimas, al lado de lo que este hombre, me hacía sentir.

Pronto sus gruñidos se intensificaron, como sus movimientos, y me vi de nuevo subiendo en la vagoneta de la montaña rusa. Sólo pensaba que, si la caída era igual que al anterior no sobreviviría a esa noche, pero mi cuerpo me mando a callar, sólo sintió, y lo sintió todo, hasta que un lánguido y exhausto sueño me invadió, y me dejó dormir en los brazos de ese hombre.

Mi primer amante, el hombre que amo, y el único hombre que tocara mi cuerpo el resto de mi vida, pero, no porque lo exija él, es porque, la marca que ha dejado en mi es tan profunda, que nadie podrá borrarla, nunca, ni yo quiero. Cuando me dormí no me di cuenta de que Kevin se había quedado despierto abrazándome. 

Kevin J.

Esta mujer me vuelve loco, me he vuelto adicto a su cuerpo, a sus gemidos, a su olor, a la sensación tan maravillosa de estar dentro de ella.

Había imaginado miles de veces nuestra primera vez, pero nada me había preparado para esto, para su virginidad picara, para la fuerza de su espíritu, para el olor de su piel, y la maravillosa sensación de estar dentro de ella, de oírla gemir. De sentirla retorcerse bajo mí, mientas disfrutaba de sus orgasmos, mi mujer lo tiene todo para acabar con mi tranquilidad mental, pero también está para llevarme al mayor de los placeres, a las puertas del paraíso.

Deseaba despertar para volver hacerla mía otra vez, pero sabía que esto sería demasiado para su cuerpo, cuando se estaba empezando a adaptar a mí.

Le acaricié la cara y le dibujé el contorno mientras me deleitaba con el olor de su pelo, acaricié sus caderas, y la atraje a mi cuerpo para sentir su calor, mientras mis manos inquietas recorrían su cuerpo dormido haciéndole una foto dactilar de él.

Me detuve para dejarla dormir, aunque en cierta parte de mi cuerpo aun la reclamaba, yo debía respetar su cansancio y su sueño.

-” No vas a continuar, ya que me despertaste, lo suyo es que sigas sin dejarme dormir a cambio de volver a hacerme disfrutar, no crees esposo.”- no pude evitar reírme.

-” Lo se señora Powell como siempre ese cuerpo y su lengua de arpía, siempre tienen razón.”- y el resto de la noche se hizo mucho el amor, menos se durmió, más bien poco, espero que mañana estemos vivos, pero si no gracias, señor por esta noche.

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