Martina se encontraba muy preocupada por la salud de la niña, en verdad no hubiera querido que se enfermara, estaba segura de que en esa clínica había agarrado ese virus y ahora su niña estaba muy inquieta y lloraba por todo. Por ese motivo, ella hubiera deseado llevarla a hacer la prueba a otro lugar, pero no pudo hacer nada, ante la negativa de Vincenzo, por eso ahora, él debía ayudarle a solucionar la situación.No lo pensó más y se acercó a la recepción del conglomerado. Ya era bastante tarde y de seguro ya estaban saliendo los trabajadores. Ella esperaba, que al ser Vincenzo, el más alto mando de la empresa, aún se encontrara ahí, realmente estaba desesperada y necesitaba mucho de su ayuda.— ¿En qué puedo ayudarla señorita? Dígame ¿Qué puedo hacer por usted?Una empleada de la empresa, le preguntó amablemente.— ¿Estoy buscando al señor Vincenzo Leonardi? Es urgente, por favor, necesito verlo ahora mismo. El asunto por el cual lo necesito, es de índole personal, le pido de favor
Ahora el que se encontraba en un apuro, ciertamente era Alonzo, esa mujer había llegado con una intensión, aunque el señor no se encontraba, él como su asistente tenía que atender a Martina, esperaba que los que habían escuchado sus palabras no comenzaran las habladurías.Era algo muy común en esos casos, la gente siempre malentendía las cosas y luego comenzaban las especulaciones y Alonzo no quería que su jefe pasara más penalidades por culpa de esta mujer.— Pase conmigo a la siguiente sala, señorita, por favor, tengo que llamar al pediatra, para que nos pueda atender. Trataré que lo haga en el menor tiempo posible, para que su hija se sienta mejor.Alonzo se iba a esforzar a que la hija de Martina pronto recibiera la atención que necesitaba. Entre más rápido se pudiera arreglar esa situación, mejor sería para todos.— Prefería que llamaras al padre de la niña, es el que tiene que estar al tanto de lo que le está sucediendo. Yo agradezco que quieras ayudarnos, pero el que debe ocupa
A llegar a la consulta, la asistente, del doctor Tribbiani los hizo pasar, Alonzo estaba pensando que el hecho de que esa mujer no haya llevado a la niña desde que la había notado mal era una negligencia de parte de la madre de la pequeña. Era de no creerse lo que había hecho Martina, su hija no estaría en tan delicada condición de salud, si ella se hubiera preocupado por atenderla antes, pero claro, ella estaba más preocupada, en querer chantajear a Vincenzo.En esos casos, cuando hay fiebre, primero hay que bajarle la temperatura y llevarla al doctor. Es bien sabido, para que una persona que se encuentre con fiebre, es necesario bajarla cuanto antes o puede haber consecuencias y más tratándose de una pequeña niña. Martina era sin dudarlo una mala madre.— Buenas tardes, Alonzo. Adelante, pasen por favor. Bienvenidos.El doctor los saludó cordialmente y los invitó a pasar a su consultorio, claramente lo primero que pudo observar a simple vista, era que la pequeña que iba a consulta i
No había nada de que preocuparse, a la niña se le había empezado a bajar la temperatura en cuanto le administraron el antitérmico. El doctor Tribbiani había recomendado tener unos minutos a la niña en el consultorio para ver el avance y así poder darle un último chequeo. Él quería ser muy meticuloso y asegurarse que cuando la niña dejara el consultorio, lo hiciera ya en mejores condiciones que en las que había llegado y se notara cierta mejoría en su estado de salud.— Por el momento eso sería todo, Alonzo, y señora Caetani, si persisten las molestias, podría traer a la niña de nuevo, no hay necesidad de hacer una cita, estoy a sus órdenes. Siga el tratamiento sin dejar pasar un solo día y en cuanto se termine el tiempo del tratamiento, la trae de nuevo, para asegurarnos que ya todo esté bien con ella y que haya recuperado totalmente su salud.— Muchas gracias, doctor, agradezco que nos haya atendido, estaré muy atento a que se lleve el tratamiento al pie de la letra. Cualquier cosa o
Vincenzo había dejado a Kaia en la sala en lo que fue a hacerle la llamada a Alonzo, no iba a molestar a su esposa con esos asuntos. Su esposa ya bastantes problemas había tenido con la aparición primero de Fiorella y ahora de Martina, ella ya no estaba para estar teniendo disgustos, pues cada día estaba más cerca el nacimiento de su pequeña y él no quería, que por ningún motivo su esposa estuviera alterada, por cosas que no debía de estarse preocupando. Y estuvo bien porque estuvo a punto de llamar a Martina por lo que era. Estaba seguro de que antes de que salieran los resultados ella iba a hacer un escándalo o ya no había propiciado.— Alonzo, necesito que estemos preparados, Renato debe darse prisa en encontrar el paradero del padre de la niña, si Martina pretende hacer un circo de esto, nosotros también tendremos como ayudarla. Esto será una gran lección para ella y se le olvidará, por completo, cómo manipular a cualquier persona. Conmigo no se juega y si pretendía que su teatro
A la mañana siguiente los dos despertaron de muy buen humor, desayunaron y pronto llegaron al conglomerado, aunque en el trayecto que caminaron en el estacionamiento, algunos empleados que llegaban también a esa hora, no pudieron evitar mirarlos mientras caminaban al ascensor. Era lógico que después de la situación, que se había dado con Martina, la gente iba a empezar con habladurías y con especulaciones, lo que era más común siempre en esos casos.No pasó desapercibido ese momento para la pareja, pero ellos no tenían nada que temer y nada a lo que se enfrentaran iba a disminuir o empañar su felicidad. Ellos ya sabían todo como habían sido las cosas, por lo que Alonzo le informó a Vincenzo y les daba totalmente igual, lo que pensara la gente. Decidieron ignorar a esas personas y empezar el día con un buen pie, después de todo, ellos tenían motivos de sobra, para estar felices. Alonzo los estaba esperando, como ya era su costumbre, llegaba antes que sus jefes.— Buenos días, señores L
Afortunadamente, Kaia y Vincenzo estaban preparados para esa conversación, en definitiva, ese episodio lo querían borrar de sus mentes, no iban a hacer leña del árbol caído y por lo que había pasado Chantal, ya era suficiente castigo. A pesar de que fue muy difícil para ambos, llegar a la decisión, de no tomar acción legal contra ella, finalmente acordaron no hacerlo. Ella ya había sufrido suficiente la pérdida de su bebé y eran conscientes de eso, del luto que Chantal llevaba por dentro.Tocaron a la puerta después de haber pasado esos cinco minutos que a Hermes le habían parecido eternos, Alonzo abrió la puerta después de haber escuchado la voz de su jefe dando el permiso. Él sabía que lo que iba a ocurrir ahí dentro de la oficina de su jefe, no iba a hacer nada agradable.— Gracias Alonzo, dile a Hermes que puede pasar. Y por favor te pido, que en estos momentos, mientras dure nuestra plática con él, no me pases llamadas y no estoy para nadie, por favor.— En un momento lo paso y t
Hermes estaba agradecido por la decisión que ellos habían tomado en no hacer nada en contra de su esposa, y aunque había pensado que iba a tener que dejar a un lado toda su dignidad, se dio cuenta de que no fue necesario, ahora se sentía muchísimo peor, de ver la actitud tan tranquila y madura, que habían tomado tanto su primo, como su esposa, él sinceramente, no esperaba un recibimiento así.Vincenzo y Kaia eran unas personas de muy buenos sentimientos, les estaban dando una oportunidad a Chantal de que enderezara su forma de actuar para el futuro. Ahora dependía de su esposa, poder rectificar su vida y su camino y actuar, de una forma más madura y más sensata ante los problemas de la vida, esto era una dura lección que si la aprovechaba bien, podía rendirle buenas consecuencias en un futuro.— Les prometo que mi esposa no volverá a cometer un acto de este tipo, no sé por qué hizo algo así y lo he pensado mucho, tendré que evitar algún encuentro entre ella y ustedes en el futuro. No