“¡Gracias por aceptar, y apoyarnos!” Matt no ocultó la alegría en su rostro, sonriendo cálidamente.

Nathan dejó el cuchillo y el tenedor, tomó la servilleta y se secó la boca con gracia, miró en dirección a Valentina y dijo: "Puedes ir a un hotel".

" Nathan.., sabes que no me gusta ir a ese tipo de lugar". Matt, hizo un puchero luciendo como un niño, "¿O esto le causará incomodidad a Valentina?"

"No, no" Ella hizo un gesto con la mano, "No hay problema ... El presidente es el dueño de la casa, así que el tiene la última palabra".

Después de decir esto, Valentina pareció escuchar un resoplido molesto de Nathan, pero cuando miró, su rostro estaba claro e indiferente.

En el camino de regreso, las luces de la ciudad ya estaban presentes, dando inicio a la vida nocturna, creando escenarios para los amantes.

Valentina se sentó sabiamente en el asiento trasero, nadie tenía objeciones.

Los dos hombres uno al lado del otro, charlaron. Hablaban de fútbol, ​​carreras y el pasado, aparentemente