CAPÍTULO 2

Salí corriendo, no importando dejar a Matt solo. Corría entre los pasillos, bueno trataba de correr, porque creo que en este momento yo parecía un zombi, sabía con seguridad que en estos momentos mi piel estaba tan blanca como papel, sentía que mis pies pesaban, tan solo dar un paso era como tratar de caminar con bolsas llenas de arena por un camino rocoso. 

A lo lejos escuche la voz de Matt que me gritaba, pero en estos momentos lo último que quería hablar. 

La frase debajo del cuerpo de Jennifer, hace dos años yo misma la había escrito en mi diario. Sí mi diario como lo dije no era nada peculiar, en este diario yo había escrito la manera de matar a las diez personas que más daño me habían hecho durante el último año de preparatoria. Nunca había pensado en hacerlo, solo lo había escrito como una manera de desahogarme por el sufrimiento que pasaba en esos momentos. 

Corrí hacia uno de los árboles que se encontraban detrás de mi facultad, quería estar sola y asimilar todo que estaba pasando. Cuando encontré el lugar perfecto me dejé caer en el césped con mis rodillas abrazadas y mi rostro entre ellas. Lágrimas desbordaban mis ojos, mientras que en mi cabeza las imágenes del cuerpo de Jennifer aún se repetían. 

Cuando por fin recobré la compostura levanté mi cabeza y me di cuenta que ya había oscurecido. Salí de mi escondite y me dirigí hacia mi habitación debía de encontrar mi Diario, algo no estaba bien. ¿Por qué esa frase? Nadie sabía de mi diario, ¡Nadie! ¿O sí? Sentía que el camino se hacía cada vez más largo para llegar a mi habitación. Cuando por fin llegué, me dirigí al colchón de mi cama. 

¡No estaba! ¡No estaba! Mi diario no está, retiré el colchón completamente, no sé de dónde saqué las fuerzas para moverlo de un solo. Pero no lo encontraba, mi diario no estaba.  Sentía que cada nervio de mi cuerpo se contraería y en cualquier momento colapsaría, busqué debajo de la cama, en cada uno de los cajones y ¡nada! 

Mi respiración se aceleraba al igual que mi corazón, sintiendo una impotencia en estos momentos de no saber dónde está mi diario. Mi sistema nervioso colapsó y empecé  a tirarme del cabello. Lancé por todos lados mis cosas, saqué la ropa de mis cajones y empecé hacer movimientos que no entendía. Mi mente, mi cordura se habían perdido y lo único que quería  era desaparecer. 

Sentí una mano en mi cintura que me sujetaba mientras me susurraba en el oído — ¡Cálmate Sam! Tranquila ya todo ha pasado. — Era la voz de mi amigo Matt, que al escuchar sus palabras lo único que pude hacer fue llorar. Matt empezó a acariciar mi cabello para que pudiera tranquilizarme. Y lo logró porque mis impulsos de tirar todas las cosas habían cesado. 

— Sé que lo de Jennifer te ha afectado, pero no es para que te pongas así. Tú no tienes la culpa de nada. 

— Y ¿Cómo sabes que no tengo la culpa? — Sentí a mi amigo tensarse, ya que él todavía me tenía abrazada. Tomó mi mentón e hizo que mi rostro se levantara. Su gesto en su cara era completamente de confusión. 

— ¿Qué quieres decir con eso? ¿A qué te refieres? — Yo solo agaché mi cabeza, porque no creía tener la valentía de decirle la verdad. — ¡Sam! — Su grito hizo que levantara mi rostro y me encontré con su rostro. — Tú… tú no eres capaz de hacer algo así. Además, ella se suicidó. 

En esos momentos tenía un gran dilema, no sabía si contarle a Matt la verdad, no sé qué tanto él pueda comprenderme, pero también sé muy bien que no podré enfrentar esto sola. Necesitaba ayuda y sola no podía lograrlo. 

Me pongo de pie, zafándome del agarre de Matt mientras le doy la espalda, suspiré y empecé con mi relato. 

— Cuando mi padre falleció, sentí que mi mundo se derrumbaba, él era una persona muy importante para mí. Creí que al superar su muerte todo estaría bien, pero no fue así. — cerré mis ojos para poder recordar lo que se venía a continuación. — Tú sabes mi historia, sobre todo mi último año de preparatoria, y lo sabes porque lo viste, pero no lo viviste como yo. Fui el blanco perfecto de las burlas y sobre todo de humillaciones por aquellas personas que tenían el poder en la preparatoria y que creyeron que mi padre había estafado a sus padres. Me sentía tan agobiada que no sabía que iba hacer con todo el dolor que tenía. El profesor Dalton me sugirió que escribiera, así podía descargar mis angustias, dolor y enojo al escribir. — Me giré hacia Matt quien me veía expectante. — Así empecé un Diario, en cual escribí como matar a aquellas personas que me hacían daño, era la forma más sencilla para no sentirme tan desdichada. 

— Tu ¿escribiste un diario en el cual describías cómo matar a los demás? — solo asentí — Pero eso qué tiene que ver con Jenn…. ¡oh no! tu escribiste la muerte de Jennifer. Pero no pueden acusarte de nada porque no hiciste nada ¿No lo hiciste? 

— Sí yo la escribí, pero te juro que nunca hice nada de eso. Pero eso no es lo peor de todo, mi diario desapareció. — Parecía que los ojos de Matt saldrían de sus órbitas por la sorpresa. — He quedado en shock no solo la muerte de Jennifer, si no por hecho que fue de la misma forma en que yo lo escribí en el Diario y eso lo comprobé por la frase que estaba escrita con su sangre debajo de su cuerpo. 

— ¡En serio Sam! En qué lío te has metido. 

— ¡Porque crees que me encuentro así! ¡Si logran descubrir que yo lo escribí me echarán la culpa de todo! ¡Yo no quería matar ni mucho menos que alguien la matara, solo escribí para sacar mi frustración en esos momentos! — Dije nuevamente con lágrimas en los ojos. 

Matt se acercó y me abrazó nuevamente. — Perdona, si, solucionaremos esto, pero necesito que me digas que más anotaste en ese diario y vamos a encontrarlo te lo prometo. — Las palabras de mi amigo eran las más reconfortantes en este momento y no creo que haya algo mejor. — Tienes que saber algo más — Soltó Matt, lo vi hacia sus ojos y no era buena señal — Scott fue trasladado en esta Universidad, estará hasta finalizar su carrera. 

¡Lo que me faltaba! Esta era la peor noticia, no se comparaba al hecho de saber que mi diario había desaparecido y la muerte de Jennifer. 

— ¡¿Qué?! ¿Scott estará en esta universidad? — Matt asintió y yo me separe de sus brazos —¿Por qué no me lo dijiste antes? 

— Tenía pensado decírtelo, pero no sabía cómo, y creo que después de todo esto era necesario que lo supieras. Créeme tenía mucho miedo que te lo encontrarás por los pasillos. 

 Sé que se preguntarán ¿Quién rayos es Scott?, pues es el hermano de Matt. Si, así es los hermanos Carter, Mathew y Scott. Él es dos años mayor que nosotros y estaba en la universidad de New York. Lo importante aquí es que en el verano antes que él fuera a la universidad (eso hace más de dos años) y mi vida se convirtiera en un desastre, él y yo tuvimos una pequeña historia de amor. Bueno que digo solo fue una noche, estuvimos juntos y fue lo más maravilloso, pero al siguiente día él solo se fue y me dejo en mi soledad y un corazón roto. Él había sido mi amor platónico, mi crush y esa noche creí que él sentía algo parecido a mis sentimientos, pero no fue así. Y todo se fue al desagüe junto con mis ilusiones y mi amor, desde ese día ya no lo vi y mi odio aumentó cuando él ni siquiera asistió al funeral de mi padre. 

Ahora él estaba aquí y no sabía cómo iba a enfrentarlo. Esto era lo único que me faltaba para que mis nervios estuvieran a punto de estallar. 

Una semana después de la muerte de Jennifer, todo regreso por así decirlo a la normalidad, Matt me ayudaba a recordar qué era lo que yo había escrito en diario. En mi caso yo no tenía claro que había escrito y trataba la manera de recordar a la segunda persona escrita en mi diario, aunque tenía la esperanza que ya no sucediera nada más. No me había topado con Scott y lo agradecía inmensamente, no sabía cómo iba a reaccionar ante su presencia. 

Abrí mi casillero y una nota llamó mi atención. La desdoble y las palabras escritas volvieron a dejarme en Shock

El dolor ocasionado por el fuego no es nada comparado al dolor que se produce en el alma, las palabras pueden llegar hasta carcomer tu espíritu y no dejar nada de ti. Lo mejor que puede suceder es morir entre llamas de fuego, ya que no sentirás más dolor cuando todo esto termine, lo peor es que quemen tu alma y sigas viva ya que el dolor nunca va a desaparecer. 

Hoy te doy la opción más fácil de morir en las llamas del fuego. 

¡Jason Monrrow, será el siguiente! 

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