Juan Miguel

El imbécil me agarró desprevenido y logró darme un puñetazo en la nariz, por supuesto, le devolví el golpe en el labio, pero él logró lanzarme al suelo.

—Nunca debiste meterte con Maia—Me advierte

—Maia fue mía y siempre lo será aunque te duela.— Reí fuerte

—¡Si la vuelves a tocar te mataré!— Me advierte antes de darme un último puñetazo.

—¡Juan Pablo suelta a mi hijo!— Él se detiene cuando escucha los gritos de mi madre quien viene acompañada de Carlos.

Juan Pablo se levantó y en ese instante yo también me levanté.

—¡Son primos no puedo creer que se lastimen de esta forma! ¡Desde niños han sido muy amigos!

—Disculpa tía, pero tu hijo no es nada mío.Este idiota intento abusar de Maia.

—¿Tienes pruebas de lo que afirmas? Como abogado debes saber que es un delito muy grave acusar a alguien sin pruebas.

—Con la palabra de mi mujer me basta.

—¡Ella es mia no tuya!— Le grite molesto e intente acercarme a él, pero Carlos se interpuso.

—No te acerques a ella— Es todo lo que dic