Capítulo 81 – Un nuevo comienzoEl día del bautizo de Alejandro llegó como un suspiro, y la mansión Montenegro estaba adornada con flores blancas y azules, el color favorito de Isabela. Una mesa llena de comida delicada estaba dispuesta en el salón, y una atmósfera de celebración envolvía cada rincón de la casa. Había una ligera vibración en el aire, una sensación de alegría genuina que no se sentía en aquellos primeros días que Isabela y Gabriel llegaron a la mansión, como dos extraños, unidos por un contrato que los había condenado a vivir una vida que ninguno de los dos había elegido.Ahora, después de todo lo vivido, la familia estaba junta, fortalecida y más unida que nunca.Isabela caminó por el pasillo, sujetando con cuidado a Alejandro, quien estaba dormido en sus brazos. Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y nostalgia. Nunca pensó que llegarían a este punto, que Gabriel le pediría ser su esposa de nuevo.-Es un día especial -comentó Gabriel, apareciendo detrás de ell
Capítulo 82 – La sombra de la venganzaLa vida parecía finalmente estar tomando un curso más tranquilo para Gabriel, Isabela y su pequeño Alejandro. La mansión se llenaba de risas y momentos tranquilos, los días se sucedían sin grandes sorpresas, y el amor entre ellos crecía cada vez más fuerte. Gabriel había cambiado, había dejado atrás la oscuridad de su pasado, y ahora se dedicaba a su familia con una devoción que sorprendía incluso a los que lo conocían desde antes. Isabela, por su parte, estaba tranquila. La angustia del pasado parecía alejarse poco a poco, y el dolor de las heridas antiguas comenzaba a sanar.Sin embargo, como suele suceder cuando todo parece estar en calma, el destino tiene una manera de recordarte que el pasado no siempre permanece enterrado. Había algo que Gabriel e Isabela no sabían: la sombra de la venganza seguía acechando.El hermano de Ricci, un hombre que nadie había visto antes, había llegado a la ciudad. Su nombre era Vincenzo Ricci. Había pasado años
Capítulo 83 – El Juego de las SombrasEl sonido de los pasos de Gabriel acercándose hizo que el aire en la habitación se volviera denso y pesado. Isabela no sabía si se sentía aliviada o aterrada. Vincenzo, el hombre que tenía frente a ella, representaba la amenaza más peligrosa que había surgido en su vida después de Ricci. Un hombre dispuesto a destruirlo todo por venganza. Y su única esperanza era Gabriel, el hombre que había jurado protegerla de todo mal.Vincenzo se dio cuenta de inmediato de que había poco tiempo. Sabía que Gabriel no estaría lejos, y la oportunidad de vengar a su hermano Ricci podía desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos. Con un movimiento rápido y calculado, dio un paso hacia adelante, colocándose entre Isabela y la puerta, asegurándose de que no pudiera salir. Su mirada era gélida, como si no hubiera ningún vestigio de humanidad en su interior.-No puedo dejar que Gabriel se escape de la justicia -dijo Vincenzo, su voz como un susurro mortal-. Y tú, señora
Capítulo 84 – El RaptoLa tensión en la mansión había alcanzado su punto máximo. Gabriel, Isabela y Vincenzo se encontraban en un tenso enfrentamiento, pero en el instante más inesperado, la situación dio un giro inesperado. Vincenzo, sabiendo que no podía ganar de forma directa, había estado esperando el momento adecuado para actuar, y ese momento finalmente llegó.Gabriel estaba completamente enfocado en las palabras de Vincenzo, tratando de anticipar el siguiente movimiento de este hombre implacable. Isabela, a su lado, sentía el peso de la amenaza en el aire, pero no podía dejar de pensar en Alejandro, en la seguridad de su hijo y en lo que podría pasar si todo salía mal.Vincenzo observó la habitación y, en un movimiento rápido y calculado, sacó un dispositivo del bolsillo de su chaqueta. Era un pequeño dispositivo de control remoto. La puerta trasera de la mansión, que Gabriel había asegurado especialmente para proteger a su familia, se abrió de golpe, y en ese instante, dos hom
Capítulo 85 – El rescateGabriel no podía dejar de pensar en la imagen de Isabela siendo arrastrada por los hombres de Vincenzo, su cuerpo luchando en vano para liberarse. La impotencia lo devoraba por dentro, y sabía que no tenía tiempo que perder. Tenía que actuar rápido y de forma calculada si quería salvar a su esposa antes de que fuera demasiado tarde. Sin embargo, algo le decía que lo que Vincenzo tenía planeado era aún peor de lo que imaginaba.Cuando Gabriel llegó a la puerta principal de la mansión, se detuvo un momento. ¿A dónde iría primero? Sabía que el club de Ricci era el único lugar donde podría encontrarla, pero no podía ir solo. Necesitaba ayuda, alguien que pudiera entender la magnitud de la situación, alguien que compartiera su desesperación. Su mente rápidamente fue hacia una persona: Daniel.Era una decisión que no podía tomar a la ligera, pero no tenía opciones. Aunque Daniel había sido una fuente de conflicto en el pasado, también sabía que era un hombre de pala
Capítulo 86 – La justicia de la leyEl sonido de los grilletes resonó en la fría habitación del club de Ricci, mientras Gabriel sostenía a Isabela con fuerza, como si el mundo entero pudiera desmoronarse en cualquier momento. Isabela, aún temblorosa, se aferraba a su esposo con la esperanza de que todo lo que acababa de suceder fuera solo una pesadilla. Pero no lo era. Vincenzo estaba en el suelo, inmovilizado, sus ojos llenos de furia y odio. Gabriel lo miraba con una mezcla de desprecio y alivio.-Esto no ha terminado, Gabriel. No lo olvides -dijo Vincenzo, con una sonrisa tensa, como si aún creyera que tenía algo de poder.Gabriel se agachó, se acercó a su rostro y lo miró fijamente, con la ira quemándole por dentro.-No me importa lo que digas, Vincenzo. Ya no tienes poder. Has cruzado la línea -le respondió con firmeza. -Este es el final de tu reinado.Pero fue Daniel quien dio el siguiente paso, quien, con calma, se acercó a Vincenzo. A pesar de la violencia de la situación, él
Capítulo 87 – Redescubriendo el amorLa noche en la mansión estaba tranquila. El sonido de la lluvia golpeando suavemente las ventanas y el crujir de la madera bajo el peso de la noche creaban una atmósfera que, en otro tiempo, habría sido inquietante. Pero no en ese momento. Isabela estaba en su habitación, su mirada fija en la cuna donde Alejandro dormía plácidamente. Había vivido tantas tragedias, tantos momentos de incertidumbre, que la quietud de esa noche le parecía casi irreal. El miedo de haber perdido a Gabriel, de perder a su familia, seguía rondando su mente.Después de todo lo que había sucedido, después de las traiciones y las amenazas, había llegado a pensar que quizás nunca encontrarían la paz. Pero Gabriel, aunque marcado por su pasado, había sido el ancla que la mantenía firme. Y ahora, frente a ella, la imagen de su hijo dormido, la paz que lo rodeaba, le dio fuerzas.Gabriel había estado tan distante en los últimos días, su mente atrapada en las secuelas de la venga
Capítulo 88 – Reclamándola de nuevoLa noche en la mansión Montenegro transcurría en un silencio casi sagrado. La lluvia seguía golpeando los ventanales, su sonido hipnótico marcando el ritmo de la calma que se había instalado en la casa. Pero dentro de la habitación de Gabriel, no había calma. Solo una tensión latente, un deseo contenido demasiado tiempo.Isabela estaba frente a él, con la piel aún cálida por el abrazo que habían compartido momentos antes. La mirada de Gabriel la recorría con la intensidad de un depredador, oscura, cargada de emociones que no necesitaban palabras. Sabía lo que venía. Sabía que él la reclamaría una vez más, con la misma posesividad con la que siempre lo había hecho. Y, ella lo necesitaba con desesperación.Gabriel no esperó más. Se acercó con pasos seguros, sujetándola por la cintura y pegándola a su cuerpo en un solo movimiento. Su boca descendió con fiereza sobre la suya, besándola con hambre, con la necesidad de recordarle que era suya, que siempre