Capítulo 4

En la empresa McGregor

Humberto: el día de ayer me fue notificado tu rompimiento con la señorita Silverman. Recuerdo perfectamente que tu madre no quería casarse conmigo, nada más que yo no la deje ir y como tú nunca la aceptaste ella se tenías que cansar de que la rechazaras.

Dastan: porque siempre nos contaban una historia completamente a mis hermanos y a mí. Solamente que me hubiera gustado conocer la verdadera historia de ustedes, pero se perfectamente que tuve la culpa de que ella me dejara.

Humberto: no era una historia que podíamos contarles. Además, estamos hablando de ti, eso quiere decir que la perdiste y no vas a soportar verla casada con alguien más por el simple hecho de que ella era tu destino. El único problema es el acuerdo que existe en nuestras familias y ese ya no es valió por su rompimiento.

Dastan: no quiero que me pidas que me case con su hermana. Porque eso jamás pasara y la única mujer que me interesa ahora es Mariana.

Humberto: ella es una mujer libre y tiene el derecho de hacer su vida. Pero Mariana nos terminó agradeciendo a tu madre y a mí de haber aceptado su rompimiento, ella definitivamente era una persona con demasiado carácter.

Dastan: como quisiera que ella no lo hubiera hecho nunca. Estoy seguro de que ella volverá a mi lado y Mariana será mi mujer aunque no quiera.

Humberto: pienso que te estas obsesionando con ella. Eso sería demasiado peligroso y al final te vas a volver como nosotros que hemos sido demasiado celosos y posesivos con los que nos pertenece. Entonces que pasó con el amor que sentías por la señorita Jade.

Dastan: por supuesto que no lo estoy, padre. Además, no sé cómo llamar a lo que estoy pensado a sentir por Mariana y este tiempo sin verla me servirá para aclarar mis sentimientos.

Él se despide de Dastan para levantarse de su asiento y de esa manera sale de su oficina. Humberto estaba seguro de que su hijo se había obsesionado con ella y eso solo pasa cuando su amor no es correspondido, además el nunca hizo para demostrarle que la quería a su lado, pero el hombre que estuviera a su lado iba a pagar las consecuencia de haberse fijado en su mujer

En la casa de la familia Silverman

Mariana: no era necesario que me vinieran a despedir y eso me demuestra que quiere que me vaya de sus vidas para siempre. Ahora quiero pedirles que se olviden de que alguna vez pertenecí a su familia y si el señor McGregor pregunta donde estoy no quiero que se lo digan.

Jade: teniéndome a mí a su lado no lo hará. Además, no tenemos pensado decírselo y en verdad espero que nunca vuelvas a nuestras vidas.

Mariana: espero exactamente lo mismo. Solamente llevo conmigo lo que compre gracias a mi trabajo, porque nunca he necesitado riquezas y lujos, pero sobre todo el dinero no da la felicidad.

Amelia: siempre espere que fueras perfecta y me lleve una gran desilusión contigo. Si hubiera heredado nuestra apariencia física otra historia seria.

Mariana: no tengo la culpa de haber nacido fea. El hombre que me quiera me va a querer como soy y no deben de olvidar que la belleza se marchita con el tiempo.

Jade: eso dilo por ti, hermana. Nosotros no tenemos la culpa de que estés resentida con la vida, porque yo si soy una mujer perfecta ante los ojos de mi futuro esposo.

Mariana: nunca he sido una persona rencorosa y la prueba de eso es que te deseo que seas feliz con él. Además, el señor McGregor solo fue una simple ilusión para mí, pero jamás fue amor lo que sentí por él, así que no tengo ninguna necesidad de seguir con esta conversación.

Jade: no te quiero cerca de nosotros. Eso significa que yo seré la única hija de nuestros padres de la cual se sentirá siempre orgullosos de tener.

Mariana: es triste darme cuenta de que nunca me quisieron. Solamente les prometo que seré feliz en mi nueva vida donde ustedes no lo estarán.

Amelia: nunca pude aceptarte y me daba mucha vergüenza presentarte antes nuestras amistades que se burlaban de nosotros por tener una hija fea.  

Nicolás: no quiero que continúen con esta conversación. Debemos dejar que se vayan y espero no arrepentirte de lo que estamos haciendo con Mariana.

Mariana: muchas gracias, padre. Llego el momento de retirarme y en verdad espero que sean felices sin mí, porque yo si lo seré y sobre todo encontrare un amor correspondido.

Ella sale de su casa con su maleta, pero esta sería la última vez que iba a llorar. Porque a partir de este día se acabó todo el sufrimiento que tenía al lado de su familia, nada más que antes de salir le mando la carta a Lucas explicándole que se iba a vivir a la casa de su tía y esperaba que la recibiera en sus propias manos

En la casa de la familia Hamilton

Lucas: esto es extraño mi bonita me dice en su carta que se va a vivir con su tía. Seguramente su familia le siguió dando el mismo trato de siempre y ahora mismo iré a verla.

Sebastián: no debe de ir a visitarla sin ningún presente, señor Hamilton. Además, usted más que nadie conoce perfectamente cuáles son sus gustos.

Lucas: le llevare un hermoso ramo de flores rosas ya que son sus favoritas y de postres un flan napolitano. Pero tampoco debo olvidar su anillo de compromiso.

Sebastián: es muy pronto para que haga su propuesta de matrimonio. Necesitará esperar tan siquiera una semana y después la señorita Silverman decidirá si aceptara ser su esposa.  

Lucas: mi corazón me dice que me ama. Porque soy su primer amor y cuando nos volvamos a ver nuestras almas se reconocerán y van a querer amarse.

Sebastián: tal vez piense que usted está confundido y debería también darle tiempo. Solamente que su amistad fue verdadera y la señorita se veía que lo apreciaba.

Lucas: lo único que quiero es su amor y no descansare hasta que acepte sus sentimientos por mí por más que lo niegue y un beso de amor puede aclarar tantas cosas que seguramente se va a negar a ver.

El sale de su casa y de camino a su destino el compro su hermoso ramo de flores y el postre de Mariana. Lucas se sentía nervioso de volver a verla  y este día sería especial para ellos

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