Capitulo 66

Micaela Stevens

Mi cuerpo se remueve con un par de brazos tomando mi cintura, pero no me molesta, me acomodo pegándome más hacia el cuerpo dueño de estás extremidades, está calentito y se siente delicioso.

Se escuchan el canto de los pajaritos fuera y la luz solar entra por las pequeñas rendijas de entre la madera.

Es esa sensación de paz, de tranquilidad, de tenerlo todo, es una plenitud indescriptible, que hace no quiera abrir los ojos.

Solo quedarme allí, feliz.

—Deberíamos levantarnos, hay muchas cosas por hacer...

Esa voz ronca y sexy solo hace que me remueva buscando más su calorcito.

—No quiero, anoche no me dejaste dormir bien, necesito hacerlo un poco más para que mi cuerpo resista las horas del día.

Siento su sonrisa en mi cuello — Podría ir solo...

Niego con la cabeza, por su puesto que no, me gusta hacer los recorridos por la manada en la mañana, saludar a los niños, desayunar con ellos, verificar los campos magnéticos encargados de mantenernos ocultos en la natur
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