POV de CarmenEl susurro del viento entre los árboles era la única compañía que tenía mientras caminaba por el oscuro bosque. El cielo, cubierto de nubes amenazadoras, apenas dejaba filtrar un rayo de luz. Estaba sola, con el eco de mis propios pasos como la única señal de vida en un mundo que parecía haberse detenido.Mi mente aún estaba atrapada en lo que había sucedido la noche anterior. Los recuerdos de las palabras de mi abuela resonaban en mi cabeza como una melodía inquietante, una que no podía dejar de tararear. Había algo en su voz, una advertencia velada, que no podía sacudir.“Recuerda, Carmen,” me había dicho, “el silencio a veces habla más fuerte que las palabras.”No entendía completamente lo que quería decir, pero no podía sacudir la sensación de que había algo que no estaba viendo, algo que se escondía en las sombras del bosque.Finalmente, llegué a la pequeña cabaña que estaba buscando. La puerta estaba entreabierta, y una suave luz dorada se filtraba desde el interio
POV de CarmenEl aire fresco de la mañana me golpeó en la cara cuando salí de la cabaña de Elias. Mi corazón aún latía con fuerza, y mis pensamientos eran un caos. Caminé rápidamente por el sendero que me llevaba de vuelta al pueblo, tratando de ordenar mis emociones. Todo lo que había sucedido en los últimos días me había dejado confundida, vulnerable, y eso no me gustaba. Había aprendido a mantenerme fuerte, a no dejar que las emociones me dominaran, pero Elias estaba rompiendo esas defensas, sin siquiera intentarlo.Las palabras de Elias seguían resonando en mi cabeza: “No solo porque la necesito, sino porque eres tú.” ¿Qué significaba eso realmente? ¿Estaba simplemente agradecido o había algo más detrás de esas palabras? Me mordí el labio, intentando no dejarme llevar por ilusiones. Sabía que no debía alimentar esperanzas; después de todo, Elias seguía siendo un extraño para mí, un hombre herido, vulnerable por su propia situación.Sin embargo, algo en su mirada, en la forma en qu
POV de AlejandroEl sol se alzaba lentamente en el horizonte, y yo, aún en bata de baño, me encontraba de pie junto a la ventana, mirando hacia el jardín de mi casa. La escena era pacífica, un contraste perturbador con el caos que se había desatado en mi vida. Había pasado la noche en vela, intentando encontrar una manera de reparar el daño que había causado a Reynold. La culpa me consumía, y la desesperación me empujaba a buscar una solución que pareciera alcanzable.El incidente con Reynold había sido un error monumental. No solo había desatado mi furia en un momento de debilidad, sino que la gravedad de mis acciones me había dejado en un estado de ansiedad constante. Aunque Luvita había ofrecido ayudarme a borrar la memoria de Reynold sobre el ataque, la idea de manipular sus recuerdos me resultaba repulsiva. No estaba seguro de cómo manejar la situación sin traicionar mis propios principios.En mi confusión, decidí ir a buscar a Luvita. La había llamado en un estado de pánico, y a
POV de CarmenSalí del café con una sensación extraña en el pecho. Las palabras de Alejandro me habían reconfortado, pero había algo más que no podía sacudirme. La tormenta que había caído parecía reflejar el caos que sentía por dentro. Las gotas de lluvia aún brillaban en las calles bajo la tenue luz de las farolas, y el aire fresco parecía calmar mis nervios a medida que caminaba de regreso.No podía dejar de pensar en lo que Elias me había dicho. Esa confesión inesperada, de que mi rostro le recordaba a su mate fallecida, me había desconcertado. Había algo en la forma en que lo dijo, en la mirada que me lanzó, que hizo que mi corazón se encogiera. No sabía qué pensar, pero no podía ignorar el peso de sus palabras.Al llegar a la casa de Elias, me detuve en la puerta, respirando hondo antes de entrar. Sabía que tenía que mantenerme fuerte por él, que dependía de mí para su recuperación, pero algo dentro de mí me hacía sentir que la situación se estaba volviendo cada vez más complica
POV de AlejandroCaminaba por el pasillo del hospital, mis pasos resonando en el suelo de mármol, mientras mi mente se agitaba en un torbellino de pensamientos. La última llamada con Luvita me había dejado en un estado de confusión. La posibilidad de borrar los recuerdos de Reynold era una solución tentadora, pero ¿era realmente lo correcto? ¿Acaso debía jugar con la mente de alguien, borrar una parte de su vida, solo para salvarme del desastre que había provocado?No podía evitar sentir el peso de la culpa sobre mis hombros. Reynold estaba en esa cama del hospital por mi culpa. Si no hubiera perdido el control de mis poderes, no estaríamos en esta situación. Me encontraba dividido entre hacer lo que era moralmente correcto y lo que era conveniente para proteger mi reputación y mi vida.Mientras avanzaba por el pasillo, mi mirada se detuvo en la puerta de la habitación de Reynold. A través de la pequeña ventana, pude verlo. Estaba acostado, con el rostro pálido, tubos conectados a su
POV de CarmenDespués de colgar el teléfono con Alejandro, me senté al borde de la cama, mis manos todavía temblaban un poco. La situación con Reynold, el caos que había creado Alejandro y su decisión de no borrar la memoria de Reynold... todo eso daba vueltas en mi mente, haciendo que mi pecho se sintiera apretado. Sabía que Alejandro había tomado la decisión correcta, pero la preocupación en mi interior no desaparecía.Me froté la cara, intentando calmarme, pero mientras lo hacía, una extraña oleada de mareo me golpeó. No era el tipo habitual de mareo. Esto era más intenso, casi desorientador, como si el suelo se moviera bajo mis pies. Cerré los ojos, esperando que pasara, pero la sensación persistía, más fuerte que antes.“Tal vez he estado pensando demasiado en todo,” murmuré para mí misma, intentando sacudir esa sensación. Apenas había comido en los últimos días, el estrés me mantenía despierta por las noches y, con todo lo que estaba pasando, tenía sentido que no me sintiera bie
No podía dejar de mirar el teléfono después de escuchar la noticia. Carmen me había llamado, su voz temblorosa, y me había soltado esa bomba que me dejó en shock: estaba embarazada. Mis pensamientos se atropellaban en mi cabeza, chocando unos contra otros sin poder llegar a una conclusión clara."¿Cómo ha pasado esto?" Me pregunté a mí mismo, aunque la respuesta era obvia. Habíamos pasado por tantas cosas últimamente, y entre el estrés, las decisiones apresuradas, y todo lo demás, no me había detenido a pensar en las consecuencias de nuestras acciones.Por un momento, intenté calmarme. Esto no era algo que pudiera tomar a la ligera. Carmen estaba esperando un hijo, y ese hijo era mío. Lo sabía, lo sentía en lo más profundo de mí. Pero, en vez de sentir esa alegría que se supone debería haberme invadido, lo único que sentía era confusión, y, sobre todo, una inmensa duda que no dejaba de retumbar en mi pecho.Me levanté del sillón en el que estaba sentado, empezando a caminar de un lado
POV de CarmenMe senté al borde de la cama, mirando las paredes de color amarillo pálido de mi habitación, con la mente dando vueltas en mil direcciones a la vez. La noticia que acababa de compartir con Alejandro colgaba en el aire, pesada, como un peso que me aplastaba el pecho. Estaba embarazada. Y el hombre en quien había esperado encontrar mi apoyo, mi compañero en este nuevo capítulo de nuestras vidas, no estaba presente emocionalmente.La llamada telefónica había sido breve, demasiado breve para algo tan monumental. Esperaba algo diferente, algo más. No estaba segura de si esperaba una avalancha de emociones o al menos un atisbo de alegría de su parte, pero en lugar de eso, recibí silencio. Un silencio frío, cortante. Cuando Alejandro finalmente habló, sus palabras sonaban distantes, casi mecánicas, como si no estuviera completamente presente. Murmuró algo sobre necesitar tiempo para procesarlo, y luego se fue.Respiré hondo, apoyando una mano en mi estómago, preguntándome cómo