Ashley.

Un dolor en el pecho se hace presente, sin embargo, no le creo. No puede ser posible, los lobos... Yo investigué y los lobos son reales a su pareja. Nosotros estamos casados, no puede ser posible. No, claro que no.

¿Y una gemela? Me río mentalmente, porque esto no es posible. Mi vida no es una película de Disney, no me voy a encontrar con una copia de mí, en definitiva no.

-Cree en mí. Él ya no es tu lobo.- respiro profundo y me enfoco nuevamente en mi conciencia mal intensionada.

-Yo soy la que tiene el poder en esta situación, estamos en mi cabeza... No me vas a manipular, no señor.- niego con las manos y él suspira.

-Es hora de que abras los ojos.

- ¡Están abiertos! Y tú cierra la boca, Uzziel no está con ninguna gemela mía porque no existe tal gemela.- mueve sus cejas y me ofrece su mano.

Yo solo doy cinco pasos más hacia atrás.

Necesito salir de aquí.

-Dame tu mano y te lo mostraré.- niego.

-No... Tú, tu puedes ser un brujo, estás tratando de manipularme. -