Luciano
—¿Por qué, Clarita no me vio durante la reunión con su papá? La sentí como que estaba enojada —voy pensando desde que salí de la empresa del señor Urrutia, tomo mi teléfono y marco el número de Zully. —Te estuve esperando y no llegaste, —le digo molesto, —deja lo que estés haciendo y te veo en mi oficina, llego en cinco minutos —le repito y cuelgo la llamada. Llegó a la importadora, le doy los buenos días al guardia y a las chicas de recepción, me dirijo al elevador, al llegar a la oficina ya se encontraba Zully caminando de un lado a otro, cerré la puerta fuerte que ella dio un brinco, después de eso me dejé caer en mi asiento. —No sé que fue lo que te puso de malas, pero no es mi culpa, si no estuve en la reunión contigo fue porque yo también estaba ocupada con mi examen o ¿sé te olvidó que te dije que no podía acompañarte y que le pidieras a papá o a tía Sara? —me dice muy alterada —no es la forma de hablarme y d—¿Estás bien? —pregunta Zully y le sonrío —ahora, explícame ¿quién es esa mujer?, porque claro está tu novia no es o ¿si? —me interroga sentándose muy agitada, me siento a su lado y cruzo mi pierna la cual bajo y me levanto —siéntate, discúlpame nano no que quiera ponerte inquieto. —No es eso, ella es Marissa, nos conocimos en la universidad, es como cualquier mujer arrogante, se burlaba de mí en la escuela por ser como soy, ella junto a su grupo de amigos hicieron una apuesta de que según me llevaría a la cama, no se a que —le cuento a Zully y ella aprieta sus manos en un puño —pero Mine se enteró y la confrontó, nunca cruce palabras con ella por qué como es, una mujer superficial y no sé cómo dio conmigo —me quedé en silencio un rato tratando de recordar o saber cómo ella sabe dónde vivo y que lugares frecuento por qué de casualidad la encontré en el café de don Lupe. —Si la vuelvo a ver por acá, ahora no me va a importar, pero le daré su merecido, no
—A ver mi Principito ¿quién es esa mujercita que viene a dar órdenes? —me pregunta mi tía Sara en cuanto cierro la puerta. —Tía no es nadie, no sé que pretende, ya Tadeo está en eso, la conocí en la universidad y es una de tantas personas que se burlaban de mí —le digo tranquilo, es la verdad no me interesa quien sea —no le tomes importancia, ya mismo daré la orden de no dejarla entrar ni aquí ni en la importadora, —le aclaro y mi tía asiente. —Solo una cosa, si vuelve a venir yo misma la echo, si no lo hice fue porque quería saber que tan cierto era lo que decía —me contesta sentándose en la silla y yo atrás de mi escritorio. —Ya no le demos importancia, el viernes me voy a México con los Urrutia, quiero que vengas conmigo si puedes tía, Zully no puede, se tiene que quedar al frente de la importadora con Josué ¿podrías acompañarme? —le pregunto y mi tía sonríe. —Ya habíamos platicado con tu mamá, claro que te vamos a acomp
—¿En la mañana? —le pregunto y ella asiente aún viéndome y me pongo a pensar en dónde me habrá visto —¿de casualidad fuiste al café de don Lupe? De seguro ahí me viste, déjame explicarte, esa mujer que dices no es nadie, es una conocida que llegó hace días, pero no tienes que preocuparte no es nada mío —le digo y ella da un suspiro, toma un poco de agua —Clarita créeme yo quiero ser tu amigo, solo mine es mi amiga y ahora tú si así tú lo quieres —le digo, veo una sonrisa en sus labios y se ve muy bonita sonriendo. —Yo también quiero ser tu amiga, te pido una disculpa, no sé que me pasó, todo el día estuve enojada por lo que vi por eso no te hablé en la reunión y si voy a ir a México a ver el terreno donde se va a construir el hotel —me dice cosa que me agrada, hasta sonrío en eso vienen llegando Mine con Zully. —¿De qué nos perdimos? Cuenten en chiste —pregunta Mine y nosotros borramos la sonrisa —ya no están enojados por lo que veo, fue buena idea deja
—Me gusta verlos sonreír —habla don Lupe trayendo consigo nuestros cafés —¿qué les preparo para desayunar? —nos pregunta dejando la carta, dejamos de reír para pedir nuestro desayuno, le decimos lo qué queremos y don Lupe nos deja y volvemos a reír. —Ya en serio, creo que tú hermana tiene razón, son tan buenos que deberías publicarlos, solo es de buscar un buen editor —le digo llevándome mi taza de café a la boca. —¿Tú crees? —me pregunta y asiento confirmando lo que dije —lo pensaré, mis pinturas se han vendido bien, por cierto el próximo mes hay una exposición, ¿te gustaría acompañarme? —me pregunta y casi me ahogo con el café, son Lupe me salva dando una palmadita en mi espalda en lo que nos ponen nuestros desayunos. —Claro, solo me dices la fecha —le digo limpiándome con la servilleta, no esperaba que ella me pidiera acompañarla. Desayunamos entre plática, risas, me sentí a gusto con ella, no quería que el tiempo corrie
Con papá nos hicimos cargo de su funeral, todo fue rápido, no es que no sienta nada, es mi madre lo sé, no se merecía una muerte así también lo sé, no sé que pasó y dónde está el supuesto novio si se supone que iba con ella, bueno eso es cosa que no me interesa saber, le dimos cristiana sepultura en dónde solo mi familia me acompañó y regresamos a casa. En mi habitación me quedé pensando, como fue su vida, que hizo con ella que la haya llevado a derrochar todo el dinero que el abuelo le dejó, como fue que dejó que ese hombre la manipulara porque eso pienso que la manipuló a tal grado de dejarla en la calle, acabar con todo lo que tenía, me di un baño, no baje a cenar estaba tan cansado que me quedé dormido. —¿Dónde estás? No te escondas, sal de ahí, —grito corriendo por la arena y buscando por las rocas que hay en ella, —¡aquí estás, te encontré! —la tomo por la cintura dando vueltas con ella riendo a carcajadas. —Está bien me rindo, bája
—¡Ah! Se me olvidaba, ahí está la ubicación, está todo listo como lo pediste, en cuanto llegues los van a atender como reyes —me dice Zully enviando mensaje de su teléfono y hacer vibrar el mío —no digas nada, después me das las gracias, —dice dándome un beso y subiendo a su habitación, mamá me mira y sonríe también caminando y subiendo las escaleras.Abro el mensaje que me envió Zully, sonrió al ver la ubicación del lugar y sé que a Clarita le va a gustar, cierro el mensaje y abro el contacto de ella.—Hola buenas noches no sé si estás despierta, pero me gustaría invitarte a un paseo mañana ¿puedes? —lo mando y guardo mi celular en el bolsillo de mi pantalón, subo a mi habitación a descansar.Entrando a mi habitación escucho el sonido del teléfono y lo tomo con emoción de saber si es ella la que me contestó, me desilusione al ver que es un mensaje de Tadeo, lo veo cuál me dice que me envió información a mi correo, abro mi laptop inmediatamente para ver lo
—¡Qué hermoso lugar, me encanta! —emocionada me dice y le doy la mano para ayudarla a bajar del auto —¿Allá está la hacienda de tus abuelos, cierto? —me pregunta sorprendida al alcanzar a ver la hacienda de los abuelos.—Así es, Pero no iremos a la hacienda, sí que iremos hasta allá —le señalo la loma a la cual vamos a subir, —¿lista? —le pregunto y le tomo la mano para empezar a caminar.—Estoy lista para caminar —dice con una sonrisa y acomodando su mochila en su hombro —respirar aire puro es lo mejor —vamos platicando por todo el camino, subimos la colina y al llegar corrió dando vueltas, me quedé parado viéndola lo contenta que se veía.—Joven Luciano, todo está listo, su abuela envío unos aperitivos —me habla la señora Soledad señalando la mesa decorada con mucha comida y frutas.—Gracias señora Soledad, es muy amable —le digo y ella se despide antes de retirarse con las otras dos personas que le ayudaron.Fui hacia donde
Estamos en el aeropuerto juntos con mis papás y mis tíos esperando a los Urrutia que venían en camino, Clarita al verme ahí parado se acercó a mí y me abrazo, su papá nos quedó viendo al igual que mi familia.—Si ya estamos todos, vamos subiendo al avión, un viaje nos espera —dice la mamá de Clarita al ver mi incomodidad —hija tú vienes conmigo —le dice tomando su brazo y haciéndola caminar.—Pero, mamá —refuta Clarita y voltea a verme con cara de súplica —está bien —dice resignada al ver que no dije nada.—Buenas tardes, joven Luciano —me dice su papá sacándome de la incomodidad que sentía —espero ayer se hayan divertido, aunque ya me contó mi hija quiero escucharlo de usted mismo —habla y le asiento con la cabeza, mis padres no saben de qué habla y mi tía Sara sonríe y mueve la cabeza.—Porque no subimos y llegando hablamos, —le digo con una sonrisa nerviosa —solo le digo una cosa señor Urrutia que esto no va a hacer que lo que siento cambie —le