"𝘜𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘥𝘪𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘵𝘢𝘳... 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘺 𝘭𝘢𝘴 𝘪𝘥𝘦𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘦𝘤𝘦𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶é𝘴 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘶𝘴 𝘵𝘦𝘳𝘳𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘩𝘢𝘺𝘢𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘪𝘥𝘰 𝘴𝘰𝘯 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘣𝘢𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘱𝘦𝘰𝘳."
𝘑𝘰𝘩𝘯 𝘒𝘢𝘵𝘻𝘦𝘯𝘣𝘢𝘤𝘩
El entrenador Robert cuidaba a su madre en California, al parecer ella había tenido un accidente casero, lo que la obligaba a estar en reposo al menos durante cuatro semanas, de alguna manera ello se relacionaba con la nota que Kristen había dejado en la puerta. Mi mente no podía hallar una relación entre esas dos cosas, y así se lo hice saber.
-El entrenador me pidió que lo acompañase a la celebración que se realizará en tres semanas; justo después de la obra de teatro. Dijo y cito textualmente, «¿Cómo puedes negarte a ir a una celebración, sí así puedes ganar puntos con los estudian
El lugar lógico para encontrar una voz de otros tiempos es un cementerio de otros tiempos." H.P LovecraftDurante los meses que había estado en Colorado viví dos vidas. Una era la de Thomas, quien se obsesionó con respuestas para saber quién era William. Thomas pensaba que el saber todo y desenmascarar la situación, sería suficiente para darle un giro de tuerca a su vida tan gris y aburrida. La otra vida pertenecía a George, quien era un profesor sustituto que había empezado una obra y había tomado un círculo social nuevo y tenía la compañía de alguien sumamente especial. Era una vida cómoda y estable. Una vida que hubiese podido aceptar, pero en algún momento estas dos vidas iban a chocar, dejando una tragedia. Una tragedia que q
«Antes o después, a todos nos llega en esta vida un demonio propio que nos persigue y atormenta y al final de cuentas hemos de luchar contra él.» Daphne Du MaurierLa detective ya estaba en el lugar esperando, asíque aparqué el auto, me bajé y fui a donde ella se encontraba. A lo lejos hice el ademán de saludarle, ella me devolvió el gesto un poco dubitativa, pero cuando me reconoció, volvió a hacer el gesto de saludo.—Ey, detective...— Jessica.—Detective Jessica... Bueno aquí me tiene.—Señor Thomas, ¿no le trae recuerdos este lugar?
𝘋𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘰, 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘢𝘮𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦𝘍𝘳𝘪𝘦𝘥𝘳𝘪𝘤𝘩 𝘕𝘪𝘦𝘵𝘻𝘴𝘤𝘩𝘦¿Quién masacra a los ancianos a horas de la noche? ¿Qué conexión hay entre los niños a los que les falta un brazo y su amígdala, con las múltiples fotografías de resonancias magnéticas situadas en cada poste de luz? Las calles se tiñen de sangre que rápidamente se esparcen en la acera. Las personas de Denver prefieren no comprometerse más de lo necesario -quizá esto sea por miedo, o por pura indolencia-. Esto me aterroriza más que los propios asesinatos. En todo caso siempre hay un principio y éste es el primero que he decidido tomar personalmente.Primer preludio1992.¡NIÑO ENCONTRADO EN LAS AFUERAS DE DENVER! Así titulaba 𝘛𝘩𝘦 𝘞𝘦𝘦𝘬𝘭𝘺 𝘎𝘢𝘻𝘦𝘵𝘵𝘦 hoy jueves 5 de noviembre de 1992, la víctima del homicidio responde al nombre de Chris Mars
Segundo preludio 1988𝘚𝘪 𝘩𝘢𝘺 𝘢𝘮𝘰𝘳, 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘪𝘤𝘢𝘵𝘳𝘪𝘤𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘳𝘶𝘦𝘭𝘢 𝘴𝘰𝘯 𝘣𝘦𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘩𝘰𝘺𝘶𝘦𝘭𝘰𝘴𝘱𝘳𝘰𝘷𝘦𝘳𝘣𝘪𝘰 𝘫𝘢𝘱𝘰𝘯é𝘴Fue entonces cuando decidí tomar un rumbo diferente lo que consideraba cotidiano. Me embarqué en un viaje sabático para aclarar mi mente y tratar de comprender porque Emily había terminado conmigo. cogí el dinero que teníamos en un tarro, las llaves de mi auto y decidí partir. En mi tercer parada vi una ficha de empleo y como en aquel momento no tenía, decidí tomar la ficha y llamar al número que aparecía en el papel. No tuve respuesta, e imaginé que el empleo lo había tomado alguien más.Al llegar la noche una notificación sonó en mi celular. Era un correo que jamás había visto en mi vida. Uno que dictaba «𝘌𝘭 𝘮𝘰𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘳𝘦𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘴𝘰𝘭𝘪𝘤𝘪𝘵𝘶𝘥 𝘥𝘦 𝘦𝘮𝘱𝘭𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘶?
𝘓𝘢 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪ó𝘯 𝘮á𝘴 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘺 𝘢𝘯𝘵𝘪𝘨𝘶𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰, 𝘺 𝘦𝘭 𝘮á𝘴 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘺 𝘢𝘯𝘵𝘪𝘨𝘶𝘰 𝘵𝘪𝘱𝘰 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘢 𝘭𝘰 𝘥𝘦𝘴𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘪𝘥𝘰.»ʜ.ᴘ ʟᴏᴠᴇᴄʀᴀғᴛDurante un gran tiempo me pregunté si había tomado las decisiones correctas en mi vida. Mi madre murió cuando me encontraba en la universidad; no solía visitarla porque no tenía el tiempo para hacerlo. Sólo era ella y mi padre en una casa sin armonía. Sólo habían recuerdos, que se desvanecían con el pasar de los años. Mi padre no pudo soportar la perdida de mi madre y murió poco tiempo después. Asistí al funeral viendo caras que mostraban una tristeza hipócrita. Gente que ni siquiera conocía se desvanecía en llanto frente al ataúd de mis padres. Y sin saberlo me encontraba rodeado de personas que preguntaban cómo me sentía.Luego perdí a mi mujer. La mujer que había conocido
«𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘦𝘴 𝘴𝘪𝘮𝘱𝘭𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘪𝘯𝘤ó𝘮𝘰𝘥𝘰, 𝘴é 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘥ó𝘯𝘥𝘦 𝘴𝘦 𝘥𝘪𝘳𝘪𝘨𝘦, 𝘦𝘴 𝘮á𝘴 , 𝘤𝘳𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘤ó𝘮𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘢𝘳í𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘴𝘪 𝘯𝘰 𝘮𝘦 𝘴𝘰𝘳𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘦» —GennyliebeLa carretera era relativamente corta. Divisaba los arbustos que se desvanecían. Esos arbustos áridos generaban un viento gélido que se confundían con mi constante ansiedad. Gotas de sudor perlaban mi frente y el recuerdo de la consulta me arrebataba el aire. Conducía rumbo a Mount Massive con un propósito en mente. Descubrir al autor intelectual y escribir un reporte trascendental en base a ello. Siempre estuve caracterizado por ser un remanente para la sociedad. Un remanente para mí familia y un
«𝘌𝘯 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘯𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤í𝘢 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘴𝘪 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘴 𝘭𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘢𝘴 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘦𝘯 𝘢𝘣𝘴𝘶𝘳𝘥𝘢𝘴».𝘚𝘵𝘦𝘱𝘩𝘦𝘯 𝘒𝘪𝘯𝘨Lakewood, Vail y Littleton, eran los lugares a los que debía ir. Eran los nombres que debía encontrar, pero no podía hacer todo de un sólo empujón. Tenía que organizar bien el tiempo y mi propia disposición. Llevaba mes y medio en Colorado, acostumbrándome a la nueva atmósfera. No pasaba mucho tiempo en casa, pero cada vez que salía, los niños de la siguiente casa jugaban en el jardín, cantaban una ronda infantil y me saludaban. Les devolvía el gesto, y más de una vez hice ademán de saludar a la señora que les cuidaba, pero me ganaban los nervios. Ella miraba seriamente unos segundos y luego desviaba su atención hacia los niños. Nunca me saludó, o por lo menos no recuerdo que lo hiciese. En la otra acera había una pareja. Una pareja muy dispar. Solían pelear la mayoría de noches.
«𝘌𝘭 𝘢𝘮𝘰𝘳 𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘳𝘶𝘦𝘭𝘢, 𝘥𝘦𝘫𝘢 𝘩𝘶𝘦𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘪𝘯𝘥𝘦𝘭𝘦𝘣𝘭𝘦𝘴».𝘐𝘴𝘢𝘣𝘦𝘭 𝘈𝘭𝘭𝘦𝘯𝘥𝘦Junio era un horno en Colorado, y a pesar que el ventilador de mi casa daba pelea a esas olas de calor, los treinta y no sé cuántos grados, eran abrasadores.Llegó agosto, me encontraba en mi casa terminando de escribir mi novela negra. Mi mente se dividía en dos partes; una reflexionaba acerca de las visitas que debía hacer, y otra se sumergía en mi vida conveniente y falsa como profesor sustituto. No podía negar que era una agradable vida, y tampoco podía negar lo cómodo que me hacía sentir.Estaba usando pantalones cortos y una camisa hawuayana, cuando el timbre sonó. Fruncí el ceño. Era domingo. Y lo único distintivo de ese día, eran las campanas de la iglesia sonando a horas de la mañana. Tomé la bata que estaba en el sofá, y me dispuse a abrir la puerta, esperando ver a un ávido creyente, in