La mujer de ojos verdes como el mar, no supo que hacer ni que decir por el detalle de Donovan, él nunca antes le había llevado flores a casa, tampoco le había enviado ningún arreglo, cosas que ella había deseado que hiciera, pero ahora ya no era la misma de antes, dejó el bello ramo por un lado y se volvió a dormir Donovan la observaba de reojo, pudo ver qué había algo de tristeza en la mirada de la mujer, a Adriana, no le había alegrado su gesto, más bien le recordaba lo hijo de puta que había sido con ella en su corto matrimonio — Ahhh... ¿Cómo pude lastimarte tanto? — El empresario se quedó trabajando por un par de horas más en su computadora, Francoi, subió para llevarle a firmar unos documentos que debían presentarse al día siguiente, era para que los embarques hacía sudamérica fueron enviados, Donovan, era un CEO, muy responsable, había hecho crecer la ya de por sí exitosa compañía en un sesenta por ciento en tan solo tres años desde que él estaba al frente, un mérito que
Al día siguiente, el médico especialista pasó a revisar a la mujer que decía sentirse mejor, más no podían tomarse las cosas a la ligera ella seguía necesitando reposo — Señora Lombardi, su condición no es no tomarla a consciencia, necesita cuidados, necesita reposo, debe estar consciente de eso — Lo entiendo, pero aún así quisiera que me diera el alta, mis hijos son pequeños, los estoy amamantando, seguro que me extrañan mucho y me necesitan, por favor déjeme salir, prometo que voy a tener cuidado — Ahh... ¿Usted que opina, señor Lombardi? si le damos el alta a su esposa usted será responsable de cualquier cosa que suceda con ella, usted tiene la última palabra — Donovan, por favor — Aceptaré, si accedes a pasar toda tu recuperación en la mansión Lombardi, si me das tu palabra de que no intentarás marcharte, de que no aceptarás ninguna propuesta de Villaseñor, ni ningún plan de sus amigos para escapar de mi lado con mis hijos, solo de esa manera firmaré el alta para p
cuando el abuelo despertó, no vió a nadie en la habitación, las niñeras aprovecharon que los padres estaban en casa para bajar a comer algo, no querían interrumpir su momento familiar, les estaban dando privacidad a sus patrones, Donatello, se asustó y de inmediato llamó a su nieto — ¿Qué sucede abuelo? creí que estabas descansando, muchas gracias de cuidar a los mellizos... — !Donovan, me he dormida por un rato, solo fué una hora y cuando desperté los mellizos ya no están, no los encuentro, ni a las niñeras, creo que me los han robado, dios mío, he perdido a mis bisnietos, tan bonitos que son, como pude ser descuidado, tú confiaste en mi para que no les pasara nada, ven pronto a ayudarme, tienes que encontrarlos¡ - El hombre estaba bastante angustiado, removía todo el cuarto con la esperanza de hallarlos El ceo decidió jugarle una broma a su bisabuelo, aunque ahora las cosas eran diferentes y le agradecía el que lo presionara con desheredarlo si no se casaba con Adriana, en s
El CEO, no se marchó a la oficina, quería estar pendiente de su mujer y sus mellizos, pero como tenía trabajo, pidió un café y se encerró en su despacho a revisar contratos que Francoi, le había enviado por correo, eran bastantes y a todos el les debía dar el visto bueno, si se equivocaba en alguna cláusula que no le conviniera a la compañía, eso los perjudicaría por eso se concentró por completo y no se dió cuenta que la persona que envío el hospital para cuidar de su esposa ya habia llegado — Señora Lombardi, ya estoy aquí, espero ser de mucha utilidad para usted, mi nombre es Francisco Blanco, seré su enfermero personal, estaré pendiente de que tome sus medicamentos, de sus curaciones, y de injectarle antibióticos, bajo mis cuidados usted se va a poner bien muy pronto — Que amable eres Francisco, hablando de medicina, podrías darme algo para el dolor, me siento un poco incómoda — Claro, deme dos minutos y tendrá lo que necesita, voy a anotar los horarios para que no se n
Francisco, hacia su trabajo lo mejor que podía, era cierto que era un poco incómodo sentir los ojos de ese aterrador CEO sobre su nuca, el entrajado hombre vigilaba cada paso que daba A la hora del almuerzo, Donovan pidió que les llevaran dos charolas a la habitación, el comería con su esposa, se disculpó con su abuelo y le dijo que estaría en su habitación haciendo méritos — Querida, ya que no puedes ponerte de pié, he venido a acompañarte a comer — ¿Por qué? no era necesario, Francisco, puede ayudarme con eso, el señor Donatello, no puede comer solo — El abuelo está bien acompañado por las cocineras, ellas son antiguas empleadas de la mansión y el abuelo les tiene alta estima, le gusta platicarles de sus viajes y ellas lo disfrutan, además no debemos escatimar en tus cuidados — Hmmm.... acercarme la mesa yo comeré por mi misma — Por supuesto que no, tu debes moverte lo menos posible, solo quédate quiera voy a soplar la sopa para ti — Donovan, no soy una niña —
La pregunta quedó en el aire, el CEO, miraba fijamente a los ojos a Adriana, ella no iba a responder, había llorado ya bastante por los desprecios de ese hombre, por su desamor e indiferencia, ya no podía más Desde el día de la boda solo había fingido por un momento que eran una pareja durante la recepción, pero después ya a solas fue tan despiadado, estaba tan enfadado y parecía odiarla tanto que cuando la tomó, le rompió el hermoso vestido blanco, la besó de forma salvaje, la desnudó con avidez pero a la vez de forma brusca, ella no tenía idea de lo que era tener intimidad con un hombre, esa era su primera vez, primera vez que tomó el CEO de forma dominante — No quiero hablar de eso, no quiero traer el pasado aquí, no te entiendo, me despreciaste cada vez que tuviste oportunidad, dejaste en claro que no solamente no sentías nada por mí, si no que me odiabas con todo tu ser, me odiabas por qué por mi culpa te habías tenido que separar de la mujer que amabas, siendo que yo tampoco
Mientras tanto en un exclusivo restaurante del sur de la ciudad, Sebastian Villaseñor y Daniel Alejandro Black, se reunían para comer, la elegancia de los dos hombres vestidos en trajes hechos a medida y costosos relojes en sus muñecas, llamaba la atención del personal y comenzales, ambos extraordinarios e impresionantemente atractivos — Se te está haciendo costumbre venir a este lugar, Daniel Alejandro, al principio decías que no estaba dentro de tus estándares, que debía mejorar bastante Una bella jovén de bellos ojos verdes mar, estaba esperando que los platillos que ordenaron los importantes CEOS, estuvieran listos, ella estaba bastante adolorida, incluso los analgésicos que había tomado no le fueron suficientes, sus costillas dolían como el infierno, tenía el cuerpo lleno de golpes, las muñecas magulladas, ella trataba de cubrirlas con el saco negro de manga larga del uniforme, su padrastro le había dado una paliza por no querer darle su sueldo El solo llevar la charola
Poco a poco pero muy despacio, la ojiverde fue soltando la camisa del CEO, ella lo miraba y se preguntaba por que ese hombre tan elegante y atractivo estaba ahí y por que la había llevado personalmente al hospital, solo esperaba que no le cobraran tanto por honorarios, ella solo tenía su sueldo del restauran, si tenía que pagarlo todo, como iba a cubrir la mensualidad de la escuela, las comidas y los pasajes, definitivamente quedaría en banca rota Afuera Sebastian, esperaba sentado en uno de los sillones de la pulcra sala de estar, estaba muy intrigado, su amigo siempre solía ser indiferente a todo, él tenía una novia que era arrogante y bastante engreída, era hija de uno de los socios de la compañía Black, él todavía no comprendía por que salía con esa mujer tan insoportable, creía que era por el estatus de ella, de Daniel Alejandro, se esperaban cosas grandes, era heredero de un enorme y millonario imperio, no podía emparejarse con cualquier mujer, vio venir a su amigo y ensegui