Habían pasado dos semanas más y a Adriana, no se le pasaba el efecto de la champaña, ella incluso no había regresado a la escuela porque seguía indispuesta y en cama, su bello rostro estaba algo pálido, había perdido peso en los últimos días Desde el cuarto de baño llegaba el sonido de Adriana que de nuevo volvía el estómago, el CEO Lombardi, estaba afuera, su esposa le había puesto seguro a la puerta, a ella no le gustaba que la viera así — Adriana, ábreme la puerta, tú no estás nada bien, es el peor caso de alergia a la champaña que he visto nunca, no te has podido reponer de esa resaca, ábreme cariño, sé que no te gusta que te vea vomitar, pero soy tu esposo, debes dejarme estar a tu lado cuando te sientas mal — Déjame sola Donovan, no entres aquí, cuando me sienta mejor saldré — ¿Creés que me voy a quedar aquí cruzado de brazos mientras te escucho volver el estómago otra vez? — El hombre salió de su habitación de prisa y bajó al despacho por el conjunto de llaves y así
Adriana, no se quería dejar sacar sangre, decía que le tenía miedo a las agujas, pero el doctor la supo calmar, era un profesional y por supuesto que sabía que hacer en estos casos — Señora Lombardi, no quiere seguir con estos malestares sin saber de dónde vienen, ¿Cierto? Además una vez que tengamos el diagnóstico sabremos que recetarle para que mejore, seguro que usted no quiere seguir en cama con náuseas, dolor de cabeza y cansancio — No, no quiero... está bien, háganlo, pero que sea rápido — La mujer se volteó a otra parte para no ver, sacaron la sangre y de inmediato la llevaron al laboratorio — Bueno, podemos seguir una vez que nos traigan los resultados, mientras tanto pueden esperar en la cafetería o en la sala de espera como ustedes prefieran — Bien, estaremos por aquí, vamos querida, quisiera tomar un café — El esposo tomó de la cintura a su mujer y salió con ella, Adri, llevaba el brazo doblado, la enfermera habia dejado un algodón en dónde metió la aguja para qu
Parecía que el oxígeno se había escapado de la habitación, ahora no solamente Adriana estaba pálida, si no que el empresario habia perdido el color del rostro, este permanecía inexpresivo pero en su interior una tormenta azotaba sus pensamientos Adriana, seguía en shock, estaba aturdida, miraba al médico como esperando que dijera que había sido una broma, que no estaba embarazada y que lo que tenia era anemia o alguna baja de plaquetas El médico estaba confundido, ninguno de los dos esposos Lombardi, decía una palabra, estaban como noqueados por un mazo, así que se atrevió a preguntar — ¿Sucede algo? No estaba planeado este embarazo, ¿Cierto? Ahhh... mantendremos la calma, le haré una receta para calmar los malestares de la madre, irán a casa a pensar con calma las cosas, si necesitan tomar una decisión háganlo en pareja, pensando en lo que es mejor, aquí nadie va a juzgarlos El CEO, solo asintió, si era verdad que por primera vez en mucho tiempo se sentía abrumado, pero Adr
Adriana, fijó su verde mirada en la fría mirada de su esposo, el viento le helaba la piel, estaba asustada, en el pasado Donovan, había sido tan cruel, quizás él había decidido que ya no que ya no la quería a su lado, y que quería regresar a su antigua vida — No... no voy a permitir que me quites a mis hijos, estuve mal estos días porque llevo un bebé en mi vientre, pero Doménico y Dominic, son mi vida entera, sé que contigo no les faltaría nada materialmente hablando, pero ellos necesitan el amor de su madre, no puedes der tan cruel como para quitarles la oportunidad de ser amados por mí, solo... solo déjanos ir El empresario escuchaba hablar a la mujer, el viento mecia sus negros cabellos, ella no era consiente de lo hermosa que se veía pero él sí — Ya detente, no sigas más, yo jamás he dicho que voy a dejarte ir, ¿Parece que no lo has entendido aún, cierto? Doménico y Dominic, también lo son todo para mí, ellos son sangre de mi sangre, mis herederos, los cuido por qué mi i
El abuelo había salido de su habitación para ir a echarles un vistazo a los mellizos, había jugado unos momentos con ellos, recién los habían bañado y estaban de muy buen humor El hombre maduro pero no tan viejo, bajaba las escaleras para dirigirse al despachó, fue cuando vió entrar a su nieto y la esposa de este, más ella tenía los ojos hinchados, era evidente que había estado llorando — Querida, ¿Pero que fue lo que te pasó? Donovan, pequeño bastardo, ¿Le hiciste algo a la madre de mis bisnietos? ¡Querida, cualquier cosa puedes contarme, yo me encargaré de este granuja! — Abuelo, ¿Por qué tienes que pensar lo peor de mí? No le he hecho nada a mi esposa, bueno... si le hice algo, pero no fue intencional, más así se dió y ahora venimos a decirte — ¿Decirme que? ¿Qué le hiciste? Dónde me digas que te quieres divorciar y así dejar sin hogar a Doménico y Dominic, te juro Donovan que voy a renegar de ti hasta el último día de mi vida, además le voy a presentar CEOS respetables
La pregunta había quedado en el aire, que secreto de la familia Lombardi, guardaba el empresario y por que no se lo habia comentado a su esposa, ¿Acaso no quería que lo supiera? ¿Acaso temía algo y se lo estaba guardando? El abuelo, se dió cuenta de inmediato que su nieto se había callado ese pequeño gran detalle, ese nieto suyo, ¿Qué razones tenía? — Oh, ¿Entonces no se lo has dicho? Donovan, ?Acaso temes que la madre de tus hijos te abandone por el terrible carácter que tienes y se lleve a los bebés? habla que te vamos a escuchar — Abuelo, ese es un tema que yo iba a tocar con Adriana, en el momento oportuno, lo estas haciendo ver cómo que me lo callé a propósito — ¿De que habla el abuelo, Donovan? ¿Qué es lo que no me has querido decir? — Adriana, fijó su verde mirada en su marido — El abuelo habla de una cláusula que mi bisabuelo puso en su testamento, habla sobre los herederos Lombardi, y sus madres, por cada bebé Lombardi, que una mujer de a la familia, ella será re
Habían pasado ya tres meses desde que les habían dado la noticia del embarazo a los CEOS y sus esposas, después de que les prescribieron la medicina para mejorar los síntomas del embarazo, Adriana y Candice, estaban mucho mejor, pero había hombres que no se olvidaban de ellas, tanto para bien como para mal El CEO Lombardi, se encontraba en su oficina cuando su amigo Dallán, llegó, él venía bastante molesto cuando el empresario lo vió entrar como un huracán — ¿Pero que es lo que te sucede? pareces un toro furioso — ¡Es esa mujercita, ya le he enviado flores, chocolates, docenas de mensajes y ni siquiera se digna en contestar? ¿Quién se ha creído? ¡Pero te juro que está vez si va a saber quién soy yo! — Si, aja, así dijiste la última vez, y sigues en la misma situación, sin lograr que te escuché y rechazado, ya deberías dejar esa causa perdida de una buena vez y buscarte a otra chica, Dallán, la jovén Ferreti, no quiere nada contigo, quizás... quizás ella se haya enamorado d
Justo a la hora de la comida el CEO Lombardi, bajaba de su coche con portafolio en mano para entrar a la mansión, como siempre su mayordomo lo recibía de la mejor manera — Buenas tardes señor Lombardi, permítame llevarme el maletín al despacho — Gracias, Carlos, ¿Mi mujer está en la habitación? ¿Los mellizos están también en su cuarto? — Exactamente así, señor, los niños fueron bañados y alimentados por sus niñeras, y la señora Adriana, se encuentra descansando en su recámara — Bien, subiré a verlos, pídele a las cocineras que en diez minutos sirvan la comida, hoy tenemos que salir y no quiero demorarme En la habitación, Adriana, estaba recostada sobre la cama y unas almohadas, ella se veía tan linda embarazada, el hombre caminó hasta ella y le dió un beso en los labios que la hizo despertar — Hola mi amor, ¿Qué haces en casa tan temprano? — Preguntó la bella ojiverde apenas abrió los ojos, tenía muy cerca a su atractivo esposo, ella lo miró de forma especial — Sé