Rosa…

Cuando vi a mis amigos de pie detrás de nosotros, me levanté inmediatamente y corrí hacia ellos. Les di un abrazo grupal. “¡Los eché tanto de menos!”, grité, abrazándolos a los tres.

“Nosotros también te extrañamos. Dos semanas es mucho tiempo sin tus amigos”, susurró Brigitta. Me di cuenta de que estaba llorando.

Los solté y miré a cada uno. Sí, Brigitta y Darana estaban llorando. Se me llenaron los ojos de lágrimas al mirarlas. Pensé que no las vería en mucho tiempo y, sin embargo, aquí estaban, de pie en casa de los abuelos de Ashton.

“¿Cuándo llegaron? ¿Por qué no me lo dijeron?”.

Adam se rió. “Sabes que eres demasiado entrometida para tu propio bien. Llegamos esta tarde y Ashton nos dijo que lo mantuviéramos como una sorpresa”.

Me giré para mirar a mi prometido, quien estaba de pie sonriéndome. “Tonto, gracias por esto”. Sonreí.

“De nada. Me imaginé que querías verlos”.

Los arrastré hasta mi familia y les presenté a mamá y papá. “Estamos encantados de conoceros por f