Esa mañana Zoe se levantó muy temprano, dormir con Luisana era todo menos cómodo, aunque no se lo dijera directamente, le encanta cuando puede quedarse sola en su cama y disfrutar abiertamente de su privacidad, pero decide tragarse eso y permitir que se quede a su lado casi todo el tiempo, a pesar de que en la casa hay más habitaciones.Mientras se colocaba el mandil de pintura la veía estirarse y gimotear complacida de estar sola sobre la cama y Zoe llena de inocencia movió la cabeza hacia los lados y sin dejar de sonreír.—Eres una niña— murmuró divertida adorando que su mejor amiga pueda disfrutar de cosas tan sencillas.Ya en el jardín organizó todos sus materiales, pintar siempre le ayuda a liberar las preocupaciones, ya que lo sucedido con Harold no salía de su cabeza y no quería martirizarse al pensar en eso. Sin embargo, en el momento que tomó el pincel y lo acercó al lienzo su mente le jugó una broma de mal gusto porque empezó a recordar los besos apasionados que compartió co
En el calabozo de la manada se encontraba Stuart totalmente debilitado con quemaduras profundas de tanto agarrar los barrotes de plata, puesto que la desesperación del encierro lo estaba aturdiendo y ansiaba que Isaías fuera a verle, pero siempre que pedía ver al alfa los custodio no les prestaban atención.—Stuart…— se asombró cuando Isaías lo nombró.E Isaías jadeó impactado debido a que no pensó que su amigo estaría tan destrozado en poco tiempo, pero ahora verlo así con los labios resecos y con ojeras de cansancio lo hizo sentir más culpa, su abuela ciertamente tenía razón, el encierro es igual que la muerte y peor aún si el lobo es rodeado por plata.—Mi alfa, ¡has venido! —. Stuart sonrió débilmente, pero se notaba que lo esperaba con ansias, aunque con rapidez bajó la mirada, sintiendo el peso de la vergüenza.» Perdóneme, sé que debí de poner el ejemplo y fui el primero en romper las reglas.—Aunque no lo creas, no pretendía que el encierro te hiciera tanto daño. Isaías sinti
Zoe respiró profundamente luego de haber observado la pantalla de su teléfono, quería que Isaías volviera a llamar, porque según ella ansía saber más sobre la conversación que sostuvieron él y Harold, pero muy en el fondo la realidad es que eso solo es una excusa débil que se da a sí misma para no aceptar que le está gustando el juego; escuchar su voz, y la manera en la que le habla descaradamente le crea un tipo de fascinación extraña. «Ese es un pervertido», bufó irritada, porque considera que sentirse de ese modo es solo culpa de Isaías. —Hoy vendrán pocos clientes— manifestó Zulema a medida que veía a todos lados, notando cómo hay pocas personas paseando por ahí. —Tal vez en unas horas todo cambie, y el flujo de personas sea más de lo que imagina— le respondió Zoe mientras recostaba la mitad de su cuerpo del mostrador, simulando que dormiría. —No es así, y lo sabes. Zulema negó con la cabeza. —Mientras desayunábamos Luisana comentó que hoy habrá reunión escolar, por qué no va
«Odio trabajar en estos tipos de lugares, ¿Cómo demonio dejé que esta chiquilla me convenciera?», protestaba Sacha a medida que recordaba cómo le había pedido a Zulema qué le permitiera trabajar en la heladería. Caminaba con pesadez observando la bolsa de playa llena de dibujitos que Zoe la hizo utilizar y se sentía tan tonta, e infantil. Sus gustos son distintos, pero claro, como lo sabría Zoe, si no es el tipo de chicas con las que le gusta compartir, y por esa razón ella sentía que estaba haciéndola de niñera, aunque no es que ella y Zoe se lleven mucha edad, sin embargo, en el fondo, no le parece muy desagradable porque tratar de congeniar con alguien tan distinto es algo nuevo y posiblemente hasta bueno.«Zoe es una mala influencia para mí», rodó los ojos cuando no paraba de pensar en las cosas que extrañamente sintió mientras dialogaba con ella, y que todavía le parecen raras porque nunca quiso dejar de ser lo que era hasta que pensó que cambiando de vida podría estar mejor.A
Lo que Isaías estaba experimentando no era egoísmo, era algo mucho más fuerte, podría simplemente retirarse y dejar que su beta que si tiene buenos planes con Zoe la conquiste, pero, le es imposible, la quiere para él y no puede desistir, incluso le provoca celos ver como ella le sonríe.—Entiendo, somos amigos y ya estoy cansada de que me vean la cara—. De un momento a otro Zoe se llenó de amargura.—¿Vamos a pasar el tiempo presentándonos?, o vamos a disfrutar de este hermosísimo yate— intervino Sacha cuando sintió que el ambiente estaba denso y que los ánimos estaban elevados.—Sí, tienes razón, ven amigo, he traído mis materiales, hoy te haré mi modelo— manifestó Zoe al mismo tiempo que intentó agarrar a Ronald por el brazo, pero Isaías lo impidió a la vez que de su garganta se escapó un gruñido.—Haces sonidos parecidos al de un animal—. Zoe volvió a manotearle para que la dejara tranquila e Isaías tuvo que respirar profundo para no cargarla y llevarla sobre su hombro.—Zoe, ¿ent
Lo siguiente que sintió Zoe, fue; ser arrojada sobre un colchón, que hizo rebotar su cuerpo con suma suavidad. Espantada observó a todas partes con recelo, sintiendo como el corazón se le aceleró cuando fue capaz de darse cuenta de que estaba dentro de una recámara a solas con el producto de sus alucinaciones más calientes.Los ojos azules que la veían extrañamente pasaban de manera momentánea a tener tonalidades grises como el acero, que centellean con diversión irónica, e iban haciendo un recorrido lento a su pequeño cuerpo. «¡Dios que deje de mirarme de ese modo, me siento desnuda aun conservando mi ropa!», pensó locamente, porque cuando Isaías está cerca la inmadurez en ella se hace más intensa, a pesar de fingir lo contrario.—¡Pervertido Sharman!, no creas que obtendrás lo que buscas— le gritó furiosa señalando con el dedo índice mientras reculaba de espalda hasta que chocó con el respaldo e Isaías la veía con gesto de diversión.—Tú me darás lo que busco en el momento que meno
Había caído la noche, y Zoe no quiso ser llevada a casa, al menos no por Isaías y Ronald no se atrevió a ofrecerse, pues no quería tensar más la situación entre Isaías y él, por lo que le pidió a Sacha que no la dejara sola.—¡Oye!, si quieres puedes pasar — le sugirió Zoe a Sacha cuando la dejó frente a la puerta de su casa.—No, Zoe, te agradezco el gesto, pero ya ha sido demasiado por hoy, mejor otro día. Sacha miró desde su carro lo hermoso y simple que es ese hogar, uno que ella nunca había añorado tener, pero que ahora le parece bonito sentir lo que es una familia. Muy profundo en su corazón anheló tener una casa que más que un espacio para regresar a dormir fuera el lugar donde quiere estar porque se imaginó lo bien que debe sentirse ser recibida por personas que le demuestren que la aman; sin embargo, esa ilusión se desvaneció al recordar que no tiene nadie que espere su llegada.«Ya veo porque Luisana siente tanta envidia, Zoe eres afortunada», pensó con tristeza, pero a dif
Zulema que había salido en cuanto escuchó una discusión se extrañó porque Zoe no suele discutir con Luisana y a medida que se acercaba para ponerle un alto a eso pudo oír absolutamente todo. De modo que dejando a Luisana con la boca abierta respondió a la amenaza:—Mi hija ya te ha pedido que te largues.—Tía…— dijo Luisana con voz débil porque una cosa era utilizar a Zoe, pero otra muy distinta era que Zulema supiera que es así de maliciosa.«Esto no es bueno», se lamentó cuando debía enfrentarse al reproche silencioso de Zulema.—Yo-yo hablé manejada por el enfado, de verdad le confieso que considero a Zoe como a una hermana, y por eso siento celos, ella no debe andar con mi prima, porque su mala reputación no le hace bien. — Siempre tuve mis sospechas de ti pero no quería hacer sentir mal a mi hija, por eso no dije nada, y ahora lo confirmo eres maliciosa, muchachita.Luisana abrió los ojos como dos esferas gigantes al darse cuenta de que ya no había ninguna excusa que la pudiera