Kailey
Dos años después…
«Bip, bip, bip»
La alarma suena, segundos después la melodiosa voz de Adele inunda la habitación con One and only, mi respiración es inestable, el amargo sabor del miedo sigue aún en mi boca, mi frente tiene una pequeña capa perlada de sudor, mis pestañas se agitan una y otra vez intentando regresarme por completo a la realidad. Esa pesadilla aún me sigue, cuando menos lo pienso ahí está, acechando entre las sombras, esperando a que me distraiga para atacarme, me llevo la mano al pecho y puedo sentir como el corazón me palpita a gran velocidad.
— ¡Mierda!
La primera palabra de mi mañana y las imágenes de mi pesadilla se terminan de evaporar, poco a poco mi cuerpo regresa a la normalidad, me vuelvo hacia el lado vacío de la cama donde solía dormir Maximiliano, mi mirada se centra en el portarretrato que adorna su mesa de noche a un lado de su lámpara favorita, la había comprado en un bazar del centro, aún recuerdo ese día. Me quedo con la mirada fija en la imagen, éramos él y yo abrazados entre risas y miradas, esa vez él me había sorprendido juntamente con mi antiguo grupo de baile, la canción Mirrors de Justin Timberlake y una coreografía perfecta, los bailarines estaban por todos lados tal como en la parte final de la película “Amigos con beneficios”, después de acabar la música dejó caer su rodilla en el suelo, extendió su mano con una caja aterciopelada en color negro que contenía un anillo, sus palabras fueron sencillas, únicas y perfectas: «Kai, sé mía… legalmente» fue un momento perfecto, el único momento que siempre conservaría.
«Bip, bip, bip» La alarma me vuelve a recordar que tengo que levantarme de ésta cama, dejar mi pasado a un lado y seguir el día. Mis dedos acariciaron el tatuaje del lado izquierdo de mi vientre, un Atrapasueños, según me dijo Katherine, la madre de Maximiliano, podría quitar mi parasomnia para siempre, pero han pasado dos años y éstas se han vuelto recurrentes no sé a ciencia cierta cómo puedo funcionar con pocas horas de sueño, sin duda el maquillaje oculta a la perfección las ojeras y el café en las mañanas mejora mi mal humor.
Salgo de la cama, me coloco un atuendo deportivo, ato mi cabello en una coleta alta y me marcho a realizar mi rutina de ejercicios, trotar ocho kilómetros hasta Central Park, hacer una pausa de cinco minutos, dar una vista rápida a los alrededores y regresar al departamento. El dolor que me produce hacer ejercicio, me relaja, aleja todo pensamiento que me altera, ¿Cómo superar el hecho que en tus brazos muriera la persona que más amabas en este mundo? Estábamos a dos semanas de casarnos y el destino me lo había arrebatado, así como a mis padres adoptivos. Ahora me encuentro sola en este mundo, en una burbuja donde yo siempre puedo mantener el control, excepto en las noches cuando mis sueño se empeñan en recordarme mi desdicha.
El aire fresco de las cinco y media de la madrugada, golpea mi piel mientras sigo trotando hacia mi meta, mentalmente repaso mi agenda y los detalles de cada evento que tendremos durante los siguientes seis meses, el recuerdo de Morgana, mi mejor y única amiga viene a mi mente, tengo que pasar a visitarla a su estudio de baile, debo de ponerme al día con ella, ya que últimamente nuestras agendas no concuerdan, «Sigue convenciéndote de eso, simplemente te escondes Kailey» Hace tres semanas Max cumplió dos años de fallecido y desde entonces no he visto a mi mejor amiga, evado sus mensajes y sus llamadas. Después de llegar al Central Park, me detengo a beber mi botella de agua, de reojo puedo ver un nuevo grupo de jóvenes ejercitándose y quienes al darse cuenta de mi presencia se concentran en mí.
— ¡Mierda!
Mi segunda palabra de esta mañana, lo que menos me gusta es llamar la atención, camino lejos de ellos y me centro en la naturaleza que el lugar me brinda, el ruido de los pájaros y la gente que trota o simplemente camina por ahí me distraen de mis pensamientos destructivos, miro mi reloj y solo dispongo de un minuto para retomar el regreso a mi departamento, tomo la salida que da a la calle E 106th St y con mis audífonos a todo volumen escucho a Imagine Dragons con la canción Believer animándome a retomar mi regreso para luego ir directo a mi rutina desde hace dos años, Weddings Parker.
***
Una hora después la imagen en el espejo de cuerpo completo me muestra una Kailey Parker seria, profesional e intimidante, mi cabello castaño claro está recogido en un moño perfecto en la parte baja de mi cabeza y el maquillaje discreto va muy bien conmigo, me giro de medio perfil para seguir observando el traje de diseñador de dos piezas que llevo puesto, una falda tipo tubo en color gris oscuro hace resaltar la blusa de seda blanca, mis zapatillas de tacón tipo aguja me hacen ver mis piernas más largas, acomodo mis pendientes discretos y doy un último vistazo antes de salir del departamento.
Clac, clac, clac.
Mis tacones de marca suenan contra el piso de mármol mientras avanzo hacía la recepción donde se encuentra Edwine mi recepcionista, la sonrisa que adorna su rostro se evapora al mirarme, se repone de inmediato y murmura discretamente a la mujer que estaba del otro lado del mueble.
«¡Alerta, viene la tirana!»
Ese es mi sobrenombre en la empresa y no me molesta en absoluto, es algo a lo que no le presto atención, pero lo que me realmente me irrita son las reuniones para chismear en horas de trabajo, miro el reloj que mostraba las 8: 01 am.
—Buenos días, Señorita Parker. Aquí tiene su correspondencia. — Edwine me extiende los sobres.
—Buenos días, Edwine—digo levantando la mirada de la correspondencia— necesito que…
— ¿Qué necesita, Señorita Parker?— me interrumpe ansiosa por saber.
—Tus reuniones…— miro a la pelirroja a mi lado — que sean en tu hora de almuerzo, no quiero distracción en horas laborales.
—Sí, señorita Parker. No volverá a suceder.
—Pero sin duda pasa…último aviso— murmuro mientras me encamino hacia el elevador privado que me llevará directamente a mi oficina en el último piso.
Weddings Parker es una empresa sólida que está en boca de muchas personas a pesar de solo tener tres años de fundada. Maximiliano y yo habíamos empezado desde cero y cada quebrada de cabeza, desveladas, horas de trabajo extra con una taza de café cargado en la mano, peleas entre los dos por algo en lo que no estábamos de acuerdo, había valido la pena, pero hace dos años que la empresa la dirijo yo sola, Maximiliano tenía fe en que sería una de las mejores empresas organizadora de bodas, y así es.
Llego a mi oficina, las paredes de cristal me dan una vista panorámica de todo el piso, hay varios escritorios con gente trabajando en una agenda. Enciendo mi portátil y comencé a revisar mi correo.
—Buenos días, señorita Parker. ¿Puedo entrar?— levanto la mirada hacia la entrada, donde está mi asistente Alice tiene tableta contra su pecho y mira nerviosa en espera de una respuesta.
— ¿Qué pasa?—le hago señas para que entre mientras bajo mi mirada a la pantalla de la portátil.
—Marilyn, ha renunciado.
Levanto la mirada y miro nuevamente a Alice quien está nerviosa, puedo deducirlo por la forma en que aprieta la tableta a su cuerpo.
—Pasa la agenda a otro planeador que haya desocupado un poco de trabajo—dicho esto regreso la mirada hacía la pantalla.
—Tenemos a todos nuestros planeadores con mucho trabajo. ¿Podría mirar la agenda de Marilyn? Creo que le llamará la atención, señorita Parker.
Arrugo mi entrecejo. ¿Qué me va a llamar la atención? Hago una mueca al tiempo que pongo los ojos en blanco, extiendo la mano y me entrega la tableta, suelto el aire y me concentro en el contenido.
Y entonces es cuando leo el nombre del cliente.
— ¡Oh! ¿Ireny Salvatore?—pregunto al mismo tiempo que miro a Alice, quien asiente lentamente.
—Es la modelo de Victoria Secret´s.
No tengo idea de quien es modelo, tal vez lo escuché en alguna parte o leí algún artículo relacionado a ella, es famosa por su cuerpo perfecto, sus fotos muestran toda su belleza natural y por supuesto el legado italiano le precede, BANCOS SALVATORE, es la hija única y heredera, por un momento sopeso si buscar y entregarlo a un planeador o hacerlo yo misma.
Yo soy demasiada meticulosa, perfeccionista, controladora, siempre atenta y lo detallista en exceso. Repaso mi agenda mentalmente y todo está cubierto.
—Lo haré yo, informa a la señorita Salvatore y haz una cita para reunirnos.
Alice asiente repetidamente mostrando una sonrisa de emoción, ella es fan de mis trabajos y muchas veces le he escuchado decirle a los otros planeadores su sueño de tener mi destreza en este negocio y en alguna parte dentro de mí, me siento halagada.
Después de media hora, Alice toca de nuevo la puerta, le hago señas de que puede entrar, mientras sigo concentrada revisando los proyectos actuales de mis planeadores.
—Señorita Parker, envié el correo a la señorita Salvatore y anexé su correo personal para que reciba la respuesta directamente usted.
—Gracias, Alice.
Sigo absorta en los documentos que tengo en mis manos, minutos después se escucha el sonido de correo, desvío la mirada a la larga lista de mensajes de la bandeja de entrada y puedo ver con letras negras el correo nuevo que ha llegado, IRENY SALVATORE.
—Aquí vamos. —Doy clic para abrir el correo:
“Gracias por su correo, el día de ayer llegué a New York, por motivos personales tengo que salir el siguiente fin de semana ¿Podríamos vernos en el hotel donde me hospedo? Es el hotel Four Seasons. ¿En una hora?
Ireny Salvatore.
Miro el reloj minimalista que adorna un costado de las puertas de cristal, falta poco para que sean las diez de la mañana, el hotel queda a unos minutos del estudio de Morgana, podría pasar a saludar, no me desviaré tanto. No, mejor otro día. « ¿A qué le temes, Kai?» Al terminar la cita pasaré a saludar.
Envío una respuesta profesional citándome con ella en el restaurante del hotel, doy una repasada a mi agenda y después le digo a Alice que regresaré en unas horas. Salgo directamente hasta el auto y me dirijo por el tráfico estresante de la ciudad, unos cuantos toques de mi claxon son suficientes para despertar a los conductores perezosos que se atraviesan en mi camino.
Había una fila de autos para llegar hasta la puerta principal del hotel, casi al llegar, por alguna extraña razón él tacón de mi zapatilla se atora en el pedal del acelerador, al intentar de zafarlo doy un pequeño acelerón hacia frente golpeando un BMW color gris plata, siento como la sangre drena mi cuerpo, y dejo caer mi frente sobre el volante.
— ¡Mierda! ¡No de nuevo! ¡Esto no me está pasando!—Es la segunda vez que me sucede algo así en mi vida. ¡Y todo por el tacón mi zapatilla!—Tranquila, aleja el pánico, tienes una cita en diez minutos, respira, soluciónalo rápido Kailey— murmuro para mí misma, al levantar la mirada me percato que un hombre alto está acercándose, es musculoso, de cabello castaño oscuro, lleva puesto unos lentes tipo aviador, mientras se acerca a mi auto puedo notar su mandíbula visiblemente tensa, busco a tientas en mi bolso de mano y encuentro a gran velocidad la tarjeta con los datos del seguro y mi número de móvil.
Bajo del auto con toda la naturalidad del mundo ¿En serio, Kai? Bueno, lo intento, mis piernas están hecha gelatina, -respira, respira, respira-me incorporo al mismo tiempo que el hombre se sitúa frente a mí, se retira los lentes y me mira descaradamente de pies a cabeza.
—Tenía que ser una mujer—dice con un dejo de ironía.
¿Qué mierdas significa eso? ¿Qué todas las mujeres somos unas brutas para conducir? ¡Fue un accidente! Bueno, eso díselo, Kai. « Recuerda cita en diez minutos»
—Disculpe, no fue para tanto, creo que solo hizo un pequeño roce o no fue nada…—me interrumpe poniendo una mano en medio de los dos para que dejara de hablar.
« ¿Esssss en serio?»
Muevo mi mano automáticamente manoteando la suya, da un respingo y sorprendido entorna sus ojos azules.
—¡No vuelva a callarme, sea un poco más educado!—tomo aire y levanto mi barbilla altivamente—Fue un pequeño accidente con mi tacón—le hago entrega de mi tarjeta, de repente siento como si fuese un deja vú, recuerdo que el día del funeral de Max, me sucedió lo mismo—El seguro se encargará de todo, así que…—levanta la mirada, ladea su rostro y me mira de pie a cabeza de nuevo, como si intentara recordar algo « ¿Qué? ¿Se te perdió una igual?» Calma, Kai, calma. Le regreso el mismo gesto y hago un mohín. —Bueno, tengo prisa—rodeo el auto, abro la puerta del copiloto y tomo mi maletín, el hombre sigue cada uno de mis movimientos y mientras le entrego las llaves al joven del valet parking quien está entretenido observando la escena, le guiño el ojo y entro al hotel. Por un momento temo que el corazón fuera a salirse de mi pecho, no entiendo porque mis manos tiemblan, el suceso fue muy parecido al ocurrido hace dos años, con la excepción de que aquél era un día lluvioso. «Basta Kailey Parker, no vayas a ese día, concéntrate»
No puedo continuar con mis pensamientos, entro a la sección donde se encuentran las puertas que me llevarán al interior del restaurante, miro alrededor y a lo lejos puedo divisar una mujer rubia, podría decir que resalta entre todos los comensales, es hermosa y está sentada en una mesa en la esquina del lugar, da pequeños sorbos a su taza mientras hojea una revista de moda.
Sin duda debe ser Ireny Salvatore.
Aliso mi traje, inhalo profundamente y camino a paso seguro hasta donde se encuentra ella, me acerco a su mesa segundos después, ella sigue inmersa en la revista que sostiene en sus manos, al levantar su mirada puedo ver la sorpresa en sus ojos.
— ¿Señorita Salvatore?—ella asiente arrugando su entrecejo.
— ¿Si?
—Soy de Weddings Parker—hace un gesto de emoción con sus manos en el aire.
— ¡Oh, sí, disculpa! Toma asiento, aún tengo las secuelas del Jet Lag.
Sonrío amablemente mientras dejo mi portafolio en la silla al lado y tomo asiento en el lugar que me señala.
—Soy Ireny Salvatore, ¿Eres Marilyn?—muevo la cabeza en negativa.
—Marilyn ha renunciado, le pido disculpas por eso y por tener que regresar al principio del tema de la boda, necesito tomar nota de todo nuevamente.
Arquea una ceja y cruza los brazos al mismo tiempo que se recarga sobre el respaldo de la silla, pensando lo que acabo de decir. Realmente es una mujer hermosa, piel de porcelana, ojos color miel, ¡demasiado perfecta! Debe de tener alrededor de unos veinticuatro años.
—Realmente no era mucho, a mi regreso después del próximo fin de semana retomaríamos todo con respecto a los preparativos. ¿Y tú eres…?—Preguntó curiosa.
—Mi nombre es Kailey Parker, soy la dueña de la empresa—Su mandíbula casi cae sobre la superficie de la mesa producto de la impresión mientras agita las manos cerca de su rostro como si necesitara aire.
«Estoy empezando a asustarme»
— ¡No lo puedo creer! ¡Eres Kailey Parker!—sus ojos brillan por las lágrimas que comienzan a formarse en sus ojos, ¡realmente esto es escalofriante!
—Yo…— estoy sin palabras. Frunzo el ceño y de reojo miro a mi alrededor y las personas que se encuentran desayunando en el lugar tienen su atención puesta en nosotras.
—No digas nada, he seguido tu trabajo de muy cerca, todas mis amigas han acudido a tu empresa, todas y cuando digo todas: ¡ME REFIERO A TODAS!
Hemos ido a cada boda y realmente estamos impresionados, son eventos únicos, hacen que nuestras pieles se ericen. Simplemente eres excepcional en cuanto a bodas se refiere dentro de nuestros círculos de amistades, todo mundo habla de Weddings Parker— se limpia la orilla de su ojo discretamente, ¿Es una lágrima?
—No se preocupe— tomo una servilleta y se la ofrezco, ella da las gracias articulando con sus labios en silencio. —Gracias por sus palabras.
—Gracias por ser quien organice mi boda, cuando se entere mi prometido…—comienza a reír discretamente para sí misma—Aunque él prefiere mantenerse al margen de todo, quiere que todo sea a mi propio gusto, ¿No es un amor?—asiento en silencio y regalándole una sonrisa e intento no recordar en este momento a Maximiliano.
«No vayas ahí, Kai»
Cambio el tema inmediatamente y nos concentramos específicamente en sus gustos, sus alergias, los colores para la decoración y el tipo de comida. Congeniamos enseguida, lo que facilitó que nos sumergiéramos en la conversación, es muy accesible a mis sugerencias y puedo notar su emoción y disponibilidad por hacer de este un evento único, quiere una boda estilo parisina, está ella enamorada hasta los huesos y no hace más que imaginar cómo será ese momento tan anhelado, le recomiendo lugares donde puede elegir un vestido al igual que el nombre de algunos diseñadores.
—Será dentro de seis meses—asiento mientras continuo digitando, he anotado hasta los más mínimos detalles, solo tendremos unas cuantas reuniones con la posibilidad existente de tener todo en menos tiempo del que me había propuesto inicialmente.
Siento mi móvil vibrar, lo saco de mi chaqueta mientras Ireny llama a un mesero para pedir más café— «Número privado»
Frunzo el ceño, intrigada, no creo que sea de la oficina, así que opto por ignorar la llamada.
—Entonces esto es todo, ¿la siguiente reunión será el día viernes de la próxima semana?
—Sí, este fin de semana tengo que viajar a California por lo de la mudanza.
— ¿Eres de California?—asiente con una sonrisa mostrando sus dientes perfectos.
—Sí, mi prometido es de aquí, de New York. Nos conocimos hace dos años en un evento de moda, estaba lloviendo y llegó casi al terminar el evento porque tuvo un percance en la carretera, él es un abogado muy respetado. Hace un mes nos comprometimos —me muestra el anillo de compromiso—y tengo que mudarme aquí, de hecho llegamos anoche de Los Ángeles, ganó un caso muy importante—dice aplaudiendo emocionada.
— ¡Oh, felicidades!—me agradeció sonriendo. El mesero le entrega dos menús, me extiende uno pero niego.
—No, usted va a desayunar conmigo, ya tratamos negocios, ahora desayunemos y no acepto un «No» por respuesta. Puede que sé me ocurra una nueva idea para la boda.
Sonrío ante sus palabras, podría ser posible, así que acepto el desayuno, mi visita al estudio de baile se demorará un poco. Tomo el menú y para ordenar lo más sencillo y rápido, el mesero se retira con nuestros pedidos y de nuevo Ireny centra su atención en mí, colocando sus codos sobre la mesa, deja caer su barbilla entre sus manos.
—Bueno, eres demasiado hermosa, sin duda debes tener un novio, ¿No es así?— mi corazón se agita al deducir por donde se dirige esta conversación.
«No Kai, sé fuerte. Corto y preciso, sin detalles»
—Um, no. Estoy casada con mi trabajo. No tengo tiempo para una relación en estos momentos—Tomo rápidamente mi copa de agua y doy un sorbo mientras pienso en algo para desviar el tema, pero la mujer se ha empeñado en saber más de mí. Nunca hablo de mi vida privada, soy demasiado reservada, solo Morgana, mi mejor amiga, tiene acceso a ello, aunque la he estado evitando desde hace semanas. No quiero escuchar sus sermones de la soledad, el constante «Tienes que avanzar», «Es hora de que conozcas a un tipo» «Deberías regresar al baile» o el más escuchado «Debes de salir de tu propia burbuja»
—Pero hubo alguien…—dice aferrándose a su curiosidad.
—Sí, lo hubo. ¿Podemos cambiar de tema? Es algo de lo que no quisiera hablar en estos momentos, ¿Por qué no me cuentas lo que haces o cómo fueron tus comienzos en el modelaje?
El solo escuchar mi pregunta la llena de emoción y es cuando comienza a contar sus inicios en el modelaje aún en contra de lo que querían sus padres, de la casa donde creció en Italia, sus mascotas, las revistas que compraba a escondidas de sus padres, de lo estrictos que eran, pero que al final accedieron a apoyarla incondicionalmente, ya que es su única hija y heredera.
El mesero regresa con nuestra comida y desayunamos entre pláticas, todo en relación a ella. Al finalizar me despido agradeciendo el desayuno y quedamos en vernos al cabo de una semana exactamente.
Durante el camino hacia el estudio de baile de Morgana, estudio las posibles respuestas a su interrogatorio. Estaciono mi auto en un espacio disponible frente al edificio de ladrillos rustico, inhalo y exhalo drásticamente. Tenemos casi alrededor de cuatro semanas sin vernos, cuando nos veíamos casi todos los días durante los dos años que han pasado luego de la muerte de Max. Empujo la puerta para entrar, a unos pasos está la recepción donde Nimelly, la recepcionista le está dando información a un grupo de jóvenes. Cuando dirige su mirada hacia mí, sus ojos amenazan con salir de sus órbitas debido a la sorpresa que le causa mi presencia, pide disculpa a los jóvenes y literalmente corre a abrazarme.
— ¡Bienvenida de nuevo, Kailey! Me da muchísimo gusto volver a verte por estos lados—corta el abrazo efusivo y me mira detenidamente—Estás muy… profesional y seria.
Nimelly es uno de los pilares del estudio, ella se encarga de hacer eventos, organizar recaudaciones de fondos y de apoyar a Morgana en todo. Ella me había conocido después de que mi prometido falleciera y desde entonces labora aquí.
—Gracias, tengo algo de prisa, ¿Dónde está Morgana?—ella me regala una cálida sonrisa y me hace señas para que la siga, Nimelly se acerca al grupo de jóvenes y les comenta que en un regresará en breves instantes. Me guía hasta un salón al final del edificio, el sonido de la música incremente conforme avanzamos por el lugar, nos detenemos frente a una puerta de cristal, me asomo por encima de su hombro y puedo ver la mata de cabellos rizados de Morgana moviéndose de un lado a otro.
No puedo evitar sonreír y por extraño que parezca, siento esa calidez en el centro de mi estómago, es como haber llegado a casa después de un largo tiempo de ausencia. Nimelly me hace señas para que entre, le agradezco con un gesto y entro con mi espalda contra la pared, intentando no distraer a Morgana quien está concentrada en los pasos de baile junto con su grupo, pero por una fracción de segundo ella mira más allá del espejo y nuestras miradas se encuentran, un minuto después los jóvenes salen entre pláticas del salón. Morgana agarra una botella de agua y me la lanza en el aire tomándome por sorpresa, la atrapo a tiempo antes de que se estrellara contra mi cara, luego ella toma una para sí, la abre sin dejar de mirarme, no puedo saber a ciencia cierta si está molesta, irritada por mi presencia, o preparándose para el sermón de amigas.
—Hola, ¿Cómo has estado?— pregunto nerviosa mientras mis dedos juegan con la tapa de mi agua embotellada.
—He estado mejor, ¿Y tú? No he sabido de ti desde hace casi cuatro semanas, no respondes mis mensajes, ya hasta hice una amistad con tu contestadora y tu asistente Alice.
—Disculpa, he tenido demasiado trabajo…—me interrumpe alzando su mano.
—Kai, te conozco como la palma de mi mano, ¿Por trabajo? Maldita sea, ¿Crees que no recuerdo que hace tres semanas Maximiliano cumplió dos años de fallecido? Incluso te busqué pero supiste escabullirte en el momento preciso, entendí que no necesitabas a una amiga—Siento como el corazón se me estruja ante el tono de sus palabras.
—Morgana, no es eso.
— ¿Entonces? Es la primera vez que huyes de mí. ¡Nunca te alejabas! incluso en los peores momentos pedías mi mano.
—Lo sé— me siento en el banquillo mientras miro la botella que está entre mis manos —He estado teniendo… pesadillas—Levanto la mirada hacia Morgana, quien ya ha suavizado un poco su rostro. Se acerca a mí y sentándose sobre sus talones toma mis manos decidida a hablar.
— ¿Sabes qué es lo que tienes que hacer? ¿Verdad?—asiento en silencio—Entonces tienes que ir al psicólogo, tienes que hablar de lo que te pasa Kailey Parker, si no sacas lo que te atormenta empeorarán esas pesadillas. ¿Quieres seguir así?—niego moviendo la cabeza mientras las lágrimas amenazan con salir.
—Lo sé.
— ¿Entonces? Hoy es viernes y estoy libre ¿Vamos por unas copas ésta noche? Te sueltas ese cabello y te vistes informal. Puede que eso te relaje.
—Puede…—murmuro mientras le sonrío.
***
Media hora después salgo del estudio de baile de Morgana, podría decir que me siento mucho mejor, mi terquedad por mantenerla alejada es algo que debo de evitar.
Estaciono el auto en el garaje del edificio de la empresa y antes de entrar al elevador mi móvil suena una vez más, veo la pantalla y en esta sigue apareciendo: «Número privado» deslizo el botón verde para contestar.
—Kailey Pa…— soy interrumpida por una voz masculina al otro lado de la línea.
—Entonces si eres tú—Arrugo mi entrecejo, miro la pantalla nuevamente y lo vuelvo a colocar en mí oído.
— ¿Perdón? ¿Quién es?
—El hombre que al que has chocado el auto afuera del hotel. ¿Recuerdas?
— ¡Cómo olvidar al tipo que se ha enojado solo porque una mujer le ha rozado la parte trasera del auto! O lo peor, un machista ¿Qué es lo que quiere?
—No soy un machista, creo en la igualdad de género. Solo quiero confirmar que es su móvil, no sea que resulte ser una estafadora y me haya dado una tarjeta con datos falsos.
— ¡Já! ¿Pues con quién cree que trata? Soy una persona seria y profesional—suelto haciéndole notar mi irritación, mi dedo presiona sin cesar el botón del elevador casi al punto de romperlo—Soy una…
De nuevo me interrumpe.
—En estos días, nunca se sabe, he revisado mi auto detenidamente y no le ha sucedido nada, solo quería informarle para que no se asuste o lo que hacen las mujeres después de chocar. No levantaré cargos, así que…
Ahora es mi turno de interrumpirle.
— ¡Oh, gracias a Dios! ¡En serio que iba a dejar de comer y de dormir por eso! ¡De verdad muchas gracias por su amabilidad!
— ¿Está siendo sarcástica? En caso de ser así puede que no continúe siendo amable con usted.
—Mire, no sé con qué tipo de gente cree que trata, pero le diré algo, si al final del día, decide levantar cargos por un simple «empujón» ¡Hágalo! hay cámaras en el hotel, tengo un seguro y lo más importante: ¡No soy una estafadora! Este es mi número y estoy en la más…
—Ya, ya, entendí. Solo quería decirle que no levantaré cargos. Le daré un consejo, señorita Kailey Parker, debería ir a tomar unas copas para que se relaje. Y me quedaré con: «Gracias, por no levantar cargos» Qué tenga buen día, señorita—Y cuelga.
Miro la pantalla, realmente me ha colgado, bueno, puede que haya sido un tanto pesada, lo bueno es que no levantará cargos. Luego de tanta espera al fin llega el elevador, ahora debo terminar de agendar lo pautado con Ireny Salvatore para así poder irme de copas con mi amiga después de tanto tiempo sin poder hacerlo.
Kailey—Gracias— digo al hombre a mi lado que nos ha ayudado con los tres tipos, él baja su mirada azulada hacia mí y apenas muestra una media sonrisa. Siento de nuevo esa electricidad corriendo por mi cuerpo, por más que intento encontrarle lógica concluyo que debe ser la estática o algo del lugar. Me remuevo en mi asiento.—De nada—murmura inclinándose un poco hacia mí.— ¿Podemos acompañarlas? — dice el hombre que está a lado de Morgana. Es un tipo muy atractivo, alto, musculoso y con un porte demasiado elegante, tiene un parecido a Channing Tatum en Magic Mike. Morgana lo mira de reojo y sonríe. ¿Acaso…? ¿Le gusta? Entre
Matthew— ¿Antifaces? —pregunta Taylor al ver la caja que le ha entregado William, él asiente con un breve movimiento de cabeza.— ¿Algún problema? ¿Te da miedo usar algo así? No es que tenga rosas alrededor con brillantina y luces de neón. Además les cuento que escogí las mejores— William me guiña el ojo y una sonrisa de orgullo aparece en sus labios.—Bueno, combina con mi ropa interior—William sorprendido mira a Taylor quien permanece serio, pero sé que está a punto de estallar en risas —Bueno no creo que combine ya que no cargo con ella—Taylor ríe al ver el rostro de William cuando hace un mohín de asco.
WilliamMmmm, ¿Acaso era una maldita broma del destino? ¿Ahora crees en el destino y esas cosas William?¡Claro que no! debe ser producto de mi imaginación. Solo he quedado impresionado por la belleza natural de Morgana. ¡Si debe ser eso!La barra está llena con muchos invitados esperando ser atendidos, creo que Franco debió contratar más personal para este tipo de evento, sin duda se lo haré saber al final. Luego de esperar alrededor de cinco minutos más, el grito de una mujer con melodiosa voz muy familiar alza su mano para señalar la cantidad de bebidas y dice algo sobre unos shots de tequila, desvío un poco mi mirada pero solo alcanzo a ver un brazo femenino hacia el frente de la barra.
KaileyMorgana junto con el resto del equipo de bailarinas esperan ansiosas tras bambalinas para entrar a escena. Coloco ambas manos en mis caderas mientras empiezo un ejercicio de respiración, mi amiga solo sonríe al ver que puede ser el primer paso para dejar mis fantasmas en el pasado y empezar a vivir mi pasión de nuevo, pero no me imagino seguir después de esto.Observo a Morgana quien hacía lo mismo que yo, niega sonriendo al mismo tiempo que baja la mirada al suelo y después mira a las chicas.—Todo va a salir bien chicas. Nadie nos conoce, a excepción del tipo que nos contrató. Cuando salgamos a escena recuerden esto: ¡Venimos a divertirnos! —exclama emocionada y aprovechando para
El telón se levanta y ante ellos diez mujeres entran al escenario bajo unas luces tenues y vestidas en un conjunto de encaje y zapatillas tacón de aguja que combina con el resto del diminuto atuendo, sus cabellos sueltos en ondas a excepción de una morena que lo tenía rizado y se mueve en todas direcciones. La voz de Sía con la canción Chandelier la reconoce Matthew inmediato, la multitud empieza a vitorear cuando las mujeres se mueven al ritmo de la música impecablemente, Matthew está de nuevo embelesado con tal acto.— ¡Cierra la boca! —le grita Tay a Matthew, pero éste lo ignora levantando el dedo del medio a su amigo y Taylor se lo regresa entre risas.La mujer que ha llamado su atención se mueve extremad
Kailey Estoy de pie mirando el gran espejo que está frente a mí, estoy sorprendida por la imagen que me muestra, una Kailey con vida. El color en mis mejillas, la sonrisa que se está formando en mis labios, el cabello suelto y ese semblante que hace mucho no miraba, ha regresado. Estoy realmente viva, puedo sentir, puedo escuchar como mi corazón late de emoción, ¿Acaso esto es posible? Dos años ausentes y ahora…miro a otra Kailey Parker frente a mí. Morgana nos espera para desayunar antes de marcharnos al aeropuerto, ya tenía mi maleta lista, la dejé en la cama y salí hacia el restaurante, tenía mis pantalones ajustados, unas sandalias altas y una blusa color gris con escote V, sujeto mi cabello en una coleta alta. Justo cuando el elevador se detiene en mi piso las pue
Matthew Ha pasado un mes desde el viaje a Las Vegas, un maldito mes que no puedo dejar de pensar en Kailey, la mujer del tatuaje de ATRAPASueños, la bailarina apasionada. Muy bien lo dijo William: “No digas que de ésta agua no beberás” Aun no entiendo por qué no siento culpa por lo sucedido, ¿Será por qué lo deseaba tanto? ¿Por qué el momento fue genuino? he intentado buscar una respuesta a esto, ¿Cómo puedes pensar tanto en una mujer que no es tu prometida, Matt? ¿Dónde quedaba el hombre que la fidelidad era un punto muy importante en una relación? ¡Por Dios, me voy a casar en cinco meses con Ireny! ¿Qué es lo que me pasa? —Calma, Matt. —me dije a mi mismo e intento borr