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2.- El del don del saber

AMELIE.

Pasadas un par de horas, decidí que ya era el momento de volver a la escuela, ya había logrado calmarme, satisfacer ese deseo desenfrenado de liberar mis poderes, solo eso lograba aliviarme. El atardecer se estaba mostrando, cubriendo el cielo de tonalidades anaranjadas, rosadas y amarillas, de seguro que la mayoría estaría en el comedor para las meriendas o en el salón de estar para convivir. No me sentía con ánimos de compartir con mis amigos ni con nadie, estaba segura de que todos aún estarían hablando de los chismes de las hechiceras y no quería volver a escuchar sobre este tema.

Los Steinfield. La familia maldita.

Caminé por los pasillos de la escuela con normalidad y sigilo, no quería llamar la atención de nadie, solo quería llegar a mi habitación, darme un baño y tirarme en la cama. Subí las escaleras hasta llegar a al pasillo de las habitaciones, me apresuré a llegar a mi puerta, pero una mano en mi muñeca me detuvo de golpe.

–Amelie, ¿estás bien?– preguntó Jackson desde el umbral de su puerta, soltó mi muñeca.

–Sí, estoy bien, Jackson– le sonreí levemente, con la esperanza de que eso fuera todo.

–Tenemos que hablar.

El chico miró hacia ambos lados del pasillo, cerciorándose que no hubiera nadie cerca, después me hizo una seña con la cabeza para que entrara a su habitación.

–Estoy cansada, tal vez mañana– su mano otra vez tomo mi muñeca. – Jackson, hablo ens... –

–Lo sé todo, Amelie– soltó él y mi respiración se cortó.

Mi cuerpo se tensó por completo al escuchar sus palabras.

No es posible, no. ¡No es posible!

Durante años había sido cuidadosa, siempre me he cerciorado de que nadie me vea en mis momentos de debilidad, he tenido especial cuidado con los médiums que he conocido en esta escuela. No puedo creer que Jackson lo sepa.

–No sé de qué hablas.

La naturalidad de mi voz llegaba a ser perturbante, si alguien me escuchara, pensaría que de verdad estaba diciendo la verdad. No debería sentirme orgullosa de ser una buena mentirosa, pero también me ha sacado de varios problemas esta habilidad, sobretodo de mis padres.

–Amelie, por favor, ¿podemos hablar en privado?– Jackson volvió a señalar su habitación.

Definitivamente no tengo escapatoria, y pienso afrontarlo con la frente en alto y actitud serena, después de todo, mi don en las mentiras puede salvarme. Respire profundamente y entre en la habitación del castaño.

La habitación de Jackson estaba pulcramente limpia y ordenada, un gran beneficio para él, pues aún no le asignan un compañero, aunque no veo que Jackson se queje por eso. Note que tenía diversos talismanes y también cuarzos de distintos tamaños, los cuales tienen conexiones con variadas energías. El aura tranquilizante que tenía el lugar me ayudaba ligeramente. Jackson cerró la puerta y escuché el click del seguro, se acercó a mí para sentarse en la orilla de la cama, me hizo un gesto para sentarme a su lado y así lo hice.

Inhalé profundamente.

–Bien, ¿Qué es lo que supuestamente sabes de mí?

–La verdad.

–Una respuesta muy amplia, ¿no lo crees?, Jay-Jay

–Se lo que intentas, Amelie– sonrió de lado. –Pero no puedes negar la realidad que vi.

–¿Y que viste?

Lo sentí suspirar. –A ti y tu familia.

¡Mierda!, mi plan de mentir a fracasado. Luchar contra la visión que Jackson tuvo de mi es igual que negar que el sol es una estrella o que Michael Jackson es el rey del pop. Dioses, ayúdenme.

Nos quedamos en silencio, el médium esperando mi respuesta, pero debía encontrar las palabras correctas. Tal vez Jackson conoce mi secretos desde hace tiempo, pero decidió hablarlo conmigo ahora.

–¿Desde cuándo lo sabes?

–Hace poco– su voz sonaba serena. –desde hace tiempo tuve algunas visiones con respecto a alguien inestablemente poderoso, pero no lograba divisar su rostro, solo sabía que era una chica y que estaba en Silverstone. Creí que el tiempo me revelaría quien era, pero hoy, cuando tomé tu mano, sentí todo tu poder y todas las imágenes en mi mente se aclararon por completo, incluso vi más.

–¿Viste mi pasado?– mordí el interior de mis labios con nerviosismo.

–Ciertas partes.

Respire pesadamente. Posiblemente Jackson conozca algunos de mis mayores secretos en estos momentos.

–¿Y qué piensas hacer?– mire hacia al frente, si los nervios no me dejaban mirarlo antes, ahora menos.

–¿A qué te refieres?, no comprendo.

–Acabas de descubrir un secreto de grandes dimensiones, Jackson– apreté mis manos con fuerza. – en estos momentos, estoy en tus manos.

–¿De verdad crees que voy a decirle a todos quién eres, Amelie?– coloco sus manos sobre las mías. –los médiums no divulgamos lo que sabemos, conservamos los secretos que conocemos hasta que sea necesario sacarlos a la luz.

Lo mire.

–Además, eres mi mejor amiga desde hace tres años – me sonrió – y eso no cambiara por este secreto.

El alivio recorrió mi cuerpo como una ráfaga de viento. Jackson no estaba asustado y no contaría mi secreto. Al fin uno de mis mejores amigos sabe quién soy realmente.

–¿Sabes?, cuando me imaginaba esta situación, nunca pensé que esto pasaría– dije con sinceridad.

–¿y cómo te lo imaginabas?

–Pues... gente corriendo despavorida, mis amigos viéndome con miedo y gritándome cosas horribles– sonreí con tristeza, cada vez que lo imaginaba, más real se sentía.

–¿Desde cuando eres tan pesimista, Amelie?– cuestiono él con diversión.

–¿Me vas a negar que si todo el mundo lo supiera no pasaría algo parecido?– él lo pensó unos segundos, su mirada se volvió melancólica. –¿ves?, no es pesimismo, es realidad.

Jackson apretó mis manos con cariño y beso mi cabello con dulzura.

–Solo recuerda que ahora no estás sola– miro directamente a mis ojos, transmitiéndome apoyo y cariño. –cuentas con mi apoyo para todo.

Le sonreí agradecida. –Gracias, de verdad.

Lo abrace fuertemente y el me devolvió en abrazo de la misma forma. Aun no lo podía creer, Jackson conocía mi verdad y no le había importado, no me ha juzgado por las mentiras que he dicho desde que llegue aquí, más bien me ha comprendido y me ha aceptado sin importar que. Sin duda es un gran amigo, y agradezco a los Dioses de tenerlo en mi vida. Después de nuestro emotivo momento, Jackson accedió a dejarme ir a mi habitación (después de contarle todo lo ocurrido al levantarme de la mesa). Al tomar la manilla de la puerta, su voz me detuvo.

–Amelie, ¿puedo preguntarte una última cosa?– dijo él con cautela, lo mire.

–Adelante.

–Ya sé que no eres precisamente una bruja– Jackson sonaba nervioso.

Ya sabía hacia donde se dirigía su pregunta, asumo que cualquiera la habría hecho. –entonces, ¿Qué eres?

Solté un suspiro sonoro.

–Soy... – mi pecho se apretó. – una abominación.

** ** **

Gracias a los Dioses, ninguno de mis amigos me pregunto el porqué de mi super salida del comedor ayer. Ahora nos encontrábamos en la biblioteca, investigando sobre las diversas funciones del acónito.

–Ya no quiero leer más– se quejó Leah mientras dejaba el libro antiguo sobre la mesa.

–¿De verdad estabas leyendo?, pues tus ojos estaban cerrados– soltó Janett provocando la risa de los chicos, mientras yo la aguantaba.

La rubia la miro ofendida.

–Estaba practicando la visión de mi ojo interno.

–Claro, haremos como que te creemos– dijo Cam cerrando el libro que leía mientras reía.

–Solo diré que esa fue una de las mejores frases algunas vez dichas por Leah Montgomery– solté aun sonriendo, ella me miro indignada.

–Deberías apoyarme, Amelie– soltó con las mejillas rosadas. –también eres una bruja.

–Bueno, yo no tengo mi ojo interno tan desarrollado– todos menos Leah soltaron una gran carcajada.

La rubia esta roja como un tomate.

–Son todos igual de insoportables– su mirada lanzaba cuchillos.

–Así nos quieres, rubita– dijo Jackson y le saco la lengua, Leah le enseño en dedo medio.

Cuando logramos dejar de reírnos (y de escuchar los constantes insultos de Leah) seguimos con nuestro trabajo. Algunas hechiceras entraron en la biblioteca avisando a todos los estudiantes que el director y el consejo de profesores nos citaban a todos a una asamblea en el auditorio. Esto no podía ser bueno. Todos nos dirigimos al auditorio, mientras caminábamos entres todos comentaban sobre que querían hablar con nosotros las altas autoridades de la escuela Silverstone, pero todos concordaban en el mismo asunto: la supuesta llegada de la creación de los Steinfield a Golden Valley.

Al entrar al auditorio nos sentamos en las sillas a la espera de las noticias. Jackson, que estaba sentado a mi lado, se inclinó ligeramente hacia mí.

–Hagas lo que hagas, no te opongas– susurró, lo mire sin entender.

¿De qué diablos habla?, ¿a qué no debía oponerme?

El director Warburn apareció, seguido de los profesores de las distintas áreas académicas (tanto normales como sobrenaturales), se colocó delante del podio con la insignia de la escuela.

–Buenos días alumnos– comenzó el hombre. –creo que es momento de transparentar los rumores que han estado corriendo por la escuela últimamente, efectivamente una criatura desconocida atravesó el campo de energía que rodea a Golden Valley hace una semana, nosotros no afirmamos ni descartamos que sea una criatura peligrosa, como también desconocemos si se trata verídicamente de la criatura Steinfield, pero como medio de seguridad para todos nosotros, hemos acordado que todos los alumnos de grados menores hasta décimo grado, tienen prohibido estar fuera del campus escolar después de las ocho de la noche. Los alumnos de onceavo y doceavo grado, les pedimos que nos colaboren con hacer cumplir estas normas. También queremos solicitar la ayuda de los y las brujas y hechiceros para hacer los hechizos de protección junto a los profesores.

–De verdad se tomaron en serio el tema de la seguridad– susurró Leah hacia nosotros.

–Y, por último, una buena noticia, queremos darle la bienvenida al nuevo profesor de historia y ciencia oculta, el profesor Dante Russell.

Uno hombre de cabello negro y pálido levanto la mano dándonos un saludo cordial.

–Pueden retirarse alumnos, gracias por su atención y cuídense– finalizó el director. – recuerden que la escuela Silverstone es una familia.

Todos comenzamos a retirarnos del auditorio cuando la voz de Warburn volvió a sonar por el lugar.

–Los estudiantes Amelie Fields, Jackson West, Leah Montgomery, Cameron Gray, Janett Donovan y Joshua Miller, por favor diríjanse a mi oficina.

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