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Lazos Oscuros [Libro 1]
Lazos Oscuros [Libro 1]
Por: Fer
1.- Inquietud en la sangre

AMELIE.

Durante años hemos existido en esta tierra, hemos compartido esta dimensión durante siglos y eso no va a cambiar, no mientras nuestros Dioses asi lo quieran. Mi mundo nunca ha sido fácil, y tampoco es muy normal que digamos, es más bien tan fantástico, mítico y fascinante que pareciera ser una creación de la imaginación, la mayoría de los humanos lo cree así, pero esa no es la realidad, ni siquiera una pizca. Año tras año la especia humana han convivido con otras especies, solo que ellos no se han enterado, y los pocos que si supieron, se convirtieron en seres como nosotros o se convirtieron en guardianes de los secretos, o peor, nuestros enemigos.

Mi vida siempre ha estado rodeada de magia, de criaturas extraordinarias y misteriosas leyendas sobre nuestros dioses y creadores. En mi entorno escuchar las palabras vampiros, brujas, licántropos, druidas, hechiceros y otras especies es totalmente normal, inclusive familiar. A medida que el tiempo ha pasado, han ido creciendo las especies, al igual que sus tradiciones, ceremonias y, sobre todo, las popularidades de ciertas familias.

Muchas leyendas cuentas que las primeras familias de las diversas especies existentes son las más poderosas, pues fueron elegidos por los dioses para esparcir los dones que les fueron concedidos. Una de esas familias es conocida como la familia original pues en ella fueron puestas dos dones excepcionales: la brujería y el vampirismo, eso la vuelve la familia más peligrosa de nuestro mundo, la más letal de todos los linajes. Es bien sabido por cada sobrenatural que uno de los integrantes de esa familia es una rareza de nuestro mundo, un hibrido, un ser que rompe las creencias del orden natural. Muchos dicen que su poder es tan grande que creo a una criatura fuera de nuestros conocimientos, un ser tan poderoso y letal que podría destruir todo lo que conocemos, un monstruo.

–Amelie, Amelie– susurro una voz para después sentir el impacto de un codo en mi brazo, mire a mi compañera de puesto con enojo.

–¿Qué demonios?– susurre sobándome la zona golpeada, la rubia me apunto el pizarrón con su lápiz de pasta rosa.

Mire hacia adelante, donde la maestra Pitts aún estaba explicando la gran historia del mundo sobrenatural. Mire a la rubia, estaba anotando todo en su pequeña libreta de notas.

Quisiera sentirme como ella por aprender esto.

Solté un suave suspiro y de mala gana comencé a escribir apuntes en mi cuaderno, así mis compañeros no sospecharían nada. El timbre de fin de clases sonó, guardé mis cosas en la mochila y salí de salón mientras acomodaba mi cabello.

–¿Me explicarás que te pasa hoy?, estas muy distraída del mundo– habló la rubia llegando a mi lado.

–No es nada, Leah– respondí, aunque era obvio que ella no me creía ni una palabra.

Leah es el tipo de chica que no se rinde cuando le das respuestas burdas o poco convincentes, según ella, su don de bruja nunca falla cuando alguien no es completamente sincero. Si tan solo supiera que su don ha fallado varias veces conmigo.

–Escúpelo ya, Amelie, no necesito ser una bruja o médium para saber que te pasa algo– la chica se puso delante de mí, bloqueando mi paso.

–No es nada, solo me siento algo inquieta.

–¿Inquieta?, ¿Por qué?, ni que fueras licántropo en luna llena.

Leah se quitó y caminamos. –No lo sé, creo que mi mente me está jugando en contra– suspire. – Además, tengo trabajos pendientes y no quiero desaprobar por estar desconcentrada en clases

–No te preocupes antes de tiempo, chica– intentó darme tranquilidad. – Además, eres la bruja más inteligente de esta escuela, y tal vez de todas las escuelas del continente, no tienes que preocuparte.

Me dedicó una dulce sonrisa para después seguir nuestro camino hacia el comedor.

Hay veces en las que deseo decirle la verdad a Leah, contarle lo que me atormenta constantemente y poder contar con su apoyo. Es difícil mentir, sobre todo a las personas que quieres, pero yo no tengo alternativas, y creo que nunca las tendré.

Al llegar al comedor había varios alumnos sentado en las mesas con sus grupos de amigos hablando y riendo. Leah se tomó de mi gancho y nos llevó a la mesa donde estaban nuestros amigos.

–Al fin llegan, chicas– dijo el chico de cabello negro mientras se llevaba una uva a la boca – tardaron horas.

–¿De qué te quejas, Cameron?, tu acabas de llegar hace unos segundos– replico la chica pelinegra mientras se quitaba los lentes de aviador multicolor.

–Mejor preparen palomitas, esta discusión será larga– comentó el chico castaño sentado en la cabecera de la mesa, puso los brazos detrás de su cabeza con gesto relajado.

–¿De verdad tuviste una visión de ellos peleando?, podrías habernos advertido antes Jackson– Leah miro al chico mientras se debatía si sentarse a la mesa o no.

–Tal vez no lo recuerdes, bruja rubia, pero los médiums no debemos compartir nuestras visiones con terceros, nosotros solo guiamos, no cambiamos el curso del destino.

–Acabas de hacerlo, genio. Nos acabas de revelar que Cam y Janett van a discutir– sentenció mi mejor amiga con seguridad.

Jackson sonrió con diversión. –Yo nunca afirmé que tuve la visión, rubita– su tono burlón me causó gracia –, así que no rompí ninguna regla.

Escuché gruñir a la rubia y reí por su actuar, Leah odia perder las discusiones, por simples que sean, pero Jackson siempre lograba dejarla sin respuestas. Médiums y sus manejos de las palabras. Siempre he considerado que mi estadía en esta escuela es mejor gracias a estos chicos, de verdad los adoro y no sé qué sería de mi sin mis amigos. Me senté al lado de Jackson, y Leah frente a Cam, lo bueno es que la mini discusión de la rubia y el castaño logro apaciguar la discusión de Cam y Janett.

Volví a sentir el vacío en mi mente y una ligera inquietud recorriéndome las venas, igual que en las clases, pero más fuerte y constante que hace tres días. Jackson notó mi cambio y me dio la mano por debajo de la mesa, se lo agradecí con la mirada y él solo asintió, pero su ceño estaba extraño.

Una bandeja llena de comida apareció en mi campo de visión acompañada de un chico de cabello rubio brillante y sonrisa de comercial.

–Su comida, señorita– dijo él para después sentarse frente a mí.

–Gracias, Josh, pero no era necesario.

–No es problema, Amelie– sonrió.

Leah y Janett compartieron una mirada, la pelinegra parecía enternecida mientras que la rubia irritada, mientras que Cam y Jackson no se inmutaban mucho. Joshua Miller siempre ha tenido detalles conmigo y de verdad se los agradezco, pero al mismo tiempo me siento mal por no corresponderle, no es mal chico ni nada pero solo me llevo estar una semana en esta escuela para conocer toda la vida del rubio, la cual es larga pues es un vampiro de 90 años. Pero esta no es la verdadera razón por la que no puedo corresponderle.

Si ellos supieran la verdad, las cosas serían muy diferentes.

Me dispuse a comer, pero mi estomago se negaba a cualquier tipo de bocado. Algo estaba pasando, mis instintos me están advirtiendo sobre algo, pero ¿Qué es lo que pasa?, ¿mis padres están en problemas? Quiero, necesito saber que está pasando.

Un gran grupo de hechiceras entro en la cafetería y cada una se acercó a una mesa.

–¿Se han enterado?– pregunto la chica de con el cabello teñido de purpura.

–No, ¿de qué?– dijo Janett rápidamente, la hechicera se acercó un poco más a nosotros.

–Al parecer hace una semana una nueva criatura atravesó la barrera que rodea a Golden Valley– todos contuvieron la respiración. –Algunos creen que es la criatura de la familia Steinfield, y también creen que ellos también vendrán aquí dentro de poco.

–Eso es imposible, Golden Valley está prohibido para esa familia– dijo Joshua con seguridad.

Y no mentía, Golden Valley tiene una barrera que lo rodea por un viejo hechizo de un aquelarre para evitar las malas presencias, pero con los años este se fue debilitando, quedando como una simple barrera que te dice cuando seres sobrenaturales entran en la ciudad.

–No hay nada que impida realmente que ellos entren aquí– sus palabras parecían veneno, expandiéndose para crear temor. –Si la criatura logro entrar, los Steinfield también lo harán– la hechicera se fue a reunir con sus amigas una vez que todas compartieron la información que poseían.

–No es posible, ¿los Steinfield es Golden Valley?, se suponía que esta cuidad era el lugar más seguro de esa familia– dijo Cameron mientras volvía a su silla, aun asimilando la información recibida.

–No existe lugar seguro en la tierra cuando se habla de esa familia– sentencio el vampiro.

–A mí me preocupa más que la criatura esa este aquí– el temblor en la voz de Leah no pasó desapercibido. –Nadie sabe lo que es y tampoco cuan letal puede ser.

–Si viene de esa familia, lo más seguro es que sea despiadada y fatal, incluso peor que toda la familia esa junta– comento Joshua.

–¿Creen que los Steinfield vengan a cobrar venganza por lo ocurrido con los cazadores hace años?–Janett, quien se había puesto pálida, nos miró a todos. – Después de todo, los desterraron de una ciudad que ellos forjaron.

Recuerdo haber visto esa historia en clases. Por la década de los 60, los Steinfield vinieron a Golden Valley para hablar con las familias jefes, pero las cosas no salieron como se planearon, se sabe que corrió sangre ese día y que las garras del hibrido, o mejor conocido como el Gran Lobo Steinfield, hicieron de las suyas. Los Steinfield fueron desterrados de estas tierras por los jefes cazadores bajo la amenaza de no volver por aquí.

–Los Steinfield son, prácticamente, los dueños de toda Louisiana, sobretodo el hibrido con su pareja, son los reyes de estas tierras, eso no es ningún secreto– comento Jackson, quien se había mantenido callado durante todo este tiempo.

Se veía bastante pensativo mientras miraba a todos con cautela, excepto a mí. Su actitud me extrañó.

–Lo único que es seguro de todo esto, es que Golden Valley se verá vuelto en tinieblas, sangre y oscuridad si es verdad todo lo que dicen los rumores de las hechiceras– sentenció Joshua posando su mirada azulada en cada uno de nosotros.

Ya no lo soporto más, simplemente no puedo.

Me levante bruscamente de la mesa, bajo la mirada de mis amigos y otros alumnos, pero no me importó.

–¿Amelie? – pregunto Janett pero la ignore.

Caminé hacia las puertas de comedor para después atravesar todo el patio de la escuela hasta llegar a los inicios del bosque, corrí entre las piedras, arbustos y árboles, con el fuego ardiente corriendo por mis venas y las lágrimas mojando mis mejillas. Cuando me aseguré de estar lo suficientemente lejos de la escuela grité, grité con todas mis fuerzas, mientras sentía los cosquilleos de mis poderes en cada célula de mi cuerpo.

Solo Libérate, Amelie. Libérate de la presión que cargas día a día.

Y simplemente exploté.

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