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Se encontraban impotentes viendo al pobre chico conectado en una máquina que lleva el seguimiento de sus signos vitales, y una bolsa de suero para mantenerlo hidratado. Por su cabeza solo pasaban situaciones parecidas solo que, con sus hijos, cada uno recapacitaba por las veces que dejaron a sus hijos solos durante varias semanas incluso hasta un mes completo. En cambio, los padres de este chico no tenían corazón al haberlo dejado solo a su suerte, y puede que viva en una mansión y tener un gran auto, pero dejar a su hijo solo es dejarlo a su suerte.

Grace Weys toma su teléfono y marca un número, con tan solo dos tonos toman el teléfono.

- Hola Grace, ¿cómo estás? - se escuchaba muy animada, en el fondo se podía escuchar las risas de dos pequeñas. Grace

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