Capítulo103
—Cuando te calmes, habla con mi hermano. Si él está de acuerdo, entonces yo también te apoyaré sin ninguna condición.

Ella no dijo nada al respecto, solo se quedó en el auto, dejando que las lágrimas cayeran en silencio.

La verdad nunca la había visto tan desanimada.

Sentía que el corazón se me partía.

Me acerqué al asiento del copiloto, abrí la puerta y la besé con fuerza.

No sabía en realidad cómo consolarla, así que solo podía hacerlo de esa manera.

Y después de recibir mi consuelo, su ánimo realmente empezó a calmarse poco a poco.

—Óscar, gracias por todo.

—Estuve a punto de cometer un error.

—Menos mal que no seguiste adelante.

Con ternura, le limpié las lágrimas de las mejillas y le sonreí con ternura, —Porque no quiero que hagas algo de lo que después te arrepientas, cuñada.

Ella hizo un puchero, como una niña que ha sido regañada.

—Óscar, ¿por qué tienes que ser tan bueno?

—Si no tuvieras nada que ver con Raúl, seguro estaría contigo.

Esa frase me llenó de alegría y de tristeza
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